viernes, 4 de octubre de 2024

Sirvamos de vínculo entre la misericordia divina y la necesidad humana

 


Sirvamos de vínculo entre la misericordia divina y la necesidad humana

“Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová el Señor; y Jehová no había hablado. El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y al extranjero oprimía sin derecho. Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”. Ezequiel 22:28-30

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12:21

Estamos viviendo tiempos donde el mal ha aumentado en este mundo, recordemos que esto lo profetizó el Señor Jesús en Mateo 24:12: “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”; independientemente de que se esté cumpliendo esta profecía, el Señor nos anima a orar y permanecer en sus caminos y a vencer el mal haciendo el bien.

La confrontación nunca es fácil, pero a veces es necesaria; a Ezequiel se le dice que enfrente el mal, en Ezequiel 22:2 dice: “Tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones?”. Fue llamado a predicar y a profetizar, pero no era una tarea sencilla, su mensaje era difícil, era contracultural, pero él no se dio por vencido e hizo lo que Dios le pidió. El pueblo de Israel se había olvidado de Dios, reinaba la injusticia social, la violencia y la corrupción aun en los líderes y sacerdotes.

Igual que con el pueblo de Israel nosotros vivimos en un mundo que se ha olvidado de Dios y el mal se ha extendido por todas partes. Sin embargo, paradójicamente la Palabra de Dios nos muestra cuánto cuida Dios de nosotros, Él se preocupa por la injusticia humana, el sufrimiento y está tan enojado con aquellos que oprimen a los demás; por eso, está buscando hombres y mujeres que se paren en la brecha delante de Él e intercedan en favor de la tierra; el intercesor tiene una doble responsabilidad: no sólo hace “vallado”, lo cual sugiere que no solamente restaura la brecha causada por el enemigo, sino que se “pone” en la brecha, es decir, detiene su avance.

Nuestra preocupación no es solo oponernos a la injusticia sino también traer a la gente a Dios, porque ante el arrepentimiento Él actuará en gracia y dará segundas oportunidades para salvar la humanidad. Recordemos Romanos 5:20 que dice: “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”.

No nos dejemos aplastar por el mal, venzamos con el bien y que el Señor nos capacite por su Espíritu de manera que sea ese su sentir y actuar. El vallado protector alrededor de las familias, las iglesias y las naciones, está en una desastrosa condición, por eso Dios busca todavía intercesores que puedan vigilar “en la brecha” y ayudar a repararla mediante la oración. Unamos esfuerzos para resistir el mal, buscando la reconstrucción espiritual de esta humanidad.  Oración.

«Amado Padre celestial, hoy entiendo que las brechas o grietas deben ser reparadas con oración, ante toda la ruina física y espiritual de nuestro mundo que está yendo a la perdición; quiero ser parte de esos fieles que se paran en la brecha entre Tú y esta humanidad para interceder por la salvación de sus almas. Sé que es la guerra de la fe contra toda fortaleza que se ha levantado en contra de tu poderoso Nombre, y que buscas quién interceda a favor de la tierra, para que, abundando el pecado, sobreabunde tu gracia y muchos sean alcanzados, amén.

miércoles, 2 de octubre de 2024

Corran para ganar

 


Corran para ganar

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”. 1 Corintios 9:24-25

La vida cristiana se compara con una maratón, no es una carrera contra nuestros vecinos, amigos, compañeros de trabajo, familia, hermanos en la fe, sino más bien, una carrera contra nosotros mismos y contra el enemigo de los cristianos.

Pablo que vivía en un mundo de cultura greco – romana, donde nacieron las primeras olimpiadas, usa esta figura del atletismo para ilustrar una verdad espiritual; y es que los hijos de Dios, debemos correr la carrera que Él ha preparado para nuestras vidas de manera que la ganemos.

Nos dice que en este mundo todos corren en una carrera, pero solo una persona se lleva el premio, mientras que nosotros debemos correr para ganar; hace el paralelo con los atletas que entrenan con disciplina y lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno.

Nuestra motivación para entrenar en la carrera de la fe en nuestra vida cristiana, debe ser correr para ganar ese premio eterno. Sabiendo cual es la meta final y conociendo el propósito específico que Dios tiene para nosotros, podemos cruzar la meta; por eso, debemos buscar su dirección y la encontramos en su Palabra. Allí nos mostrará lo que Él quiere que hagamos con la totalidad de nuestra vida.

Jesús es la meta final. Él nos creó a propósito y con un propósito. Nuestro éxito depende de que hagamos la voluntad de Dios para correr y terminar bien la carrera de nuestra vida y cruzar la meta a la eternidad.

También tenemos una gran batalla espiritual, por eso debemos prepararnos para vencer. Pablo nos insta a entrenarnos para ganar: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire” 1 Corintios 9:26. No debemos pelear como quien da golpes al aire, tenemos que aterrizar, nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra Satanás y sus demonios. Debemos pelear legítimamente, con oración, ayuno y conocimiento de la Palabra, para no perder (2 Timoteo 2:5). Recordemos que las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas (2 Corintios 10:4).   Oración.

«Amado Dios y Padre Santo todas nuestras coronas caerán a tus pies, junto con mis hermanos en la fe, quiero decirte que esta iglesia no se va a rendir, no va a negar la fe, no va a negociar sus principios ante la apostasía de este mundo, porque tú triunfaste victorioso en la cruz y por eso somos más que vencedores, nuestra meta eres tú y correremos la carrera de la fe para obtener el premio eterno. Amén.

martes, 1 de octubre de 2024

Aprende a perseverar

 


Aprende a perseverar

“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Hebreos 10: 23-25

Millones de creyentes del mundo siguen siendo perseguidos por su fe, el autor de Hebreos dirige su carta a todos aquellos cristianos que están sufriendo por causa del evangelio y uno de los propósitos principales de este libro es alentarnos a perseverar. Para ello debemos tener certeza de nuestra fe y un corazón que demuestre plena confianza y devoción. Recordemos que la sangre de Jesús fue derramada para un nuevo pacto que se aplica a nosotros y nos lleva a limpiar nuestras conciencias de pecado cuando creemos en lo que Él hizo por nosotros en la cruz y a poner nuestra confianza en Él (Hebreos 10: 19-22).

Este es un llamado a perseverar por lo que Cristo hizo y hace por nosotros. Tenemos una nueva libertad y confianza porque somos bienvenidos a su Presencia por medio de su sacrificio. Nos tenemos los unos a los otros para ayudarnos mutuamente, por eso dice: “mantengamos firme la esperanza que profesamos”; debemos congregarnos y preocuparnos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y las buenas acciones. Tenemos la responsabilidad de ministrarnos los unos a los otros en amor.

Es una advertencia para la apostasía de estos últimos tiempos, que ya estamos viviendo, cuando como iglesia permanecemos unidos, podemos perseverar en nuestra fe, pues vendrá el juicio sobre aquellos que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre. Hay personas que han recibido el conocimiento de la verdad y luego dan la espalda a esa verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado. No hay un camino alternativo para el perdón y la aceptación de Dios fuera de la muerte de su Hijo (Hebreos 10:26-30).

Permanecer fieles tiene su recompensa, por eso, seamos pacientes, persistentes en hacer la voluntad de Dios, entonces recibiremos todo lo que el Señor nos ha prometido (Hebreos 10:36). La urgencia de permanecer juntos es subrayada por la proximidad del retorno de Cristo, “y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.   Oración.

«Amado Señor, ayúdame a permanecer firme en tus caminos, que nada en este mundo me aparte de ti, enséñame a confiar, a tener la seguridad de que estas siempre a mi lado, a alejarme del pecado y a ser fiel a ti aun en los momentos más difíciles. Quiero animar a otros a continuar, a estimularnos al amor y a las buenas acciones; y a estar juntos como hermanos manteniendo vivo el fuego del Espíritu Santo hasta que tú vuelvas, amén.

domingo, 29 de septiembre de 2024

La corrección aumenta nuestro saber

 


La corrección aumenta nuestro saber

“No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; Enseña al justo, y aumentará su saber.” Proverbios 9:8-9

¿A cuántos de nosotros nos gusta que nos corrijan? Quizás a la mayoría de nosotros no nos agrada, pero ¿te has preguntado por qué? Yo sí, y cuando reflexionaba en ésto, el Señor por medio de su palabra, me llevaba a comprender que la corrección la tomamos de mala manera porque el concepto que tenemos no es el correcto. Lastimosamente la corrección la percibimos como un ataque, pero ¿un ataque a quién? A nuestro orgullo, ese que nos dice que: “todo el tiempo tenemos la razón y que son los demás quienes están equivocados” ¿te ha pasado? Al Rey Saúl le sucedió, en su pensamiento había “obedecido el mandato de Dios”, había hecho lo correcto (1 Samuel 15:13), sin embargo, la realidad era otra, pues no había destruido por completo a Amalec tal como Dios lo había ordenado (1 Samuel 15:2-3). Es tanto el orgullo de Saúl que aún cuando Samuel le pregunta por todo el balido de ovejas y bramido de vacas que estaba escuchando, Saúl sigue justificando su comportamiento, creyendo (en su orgullo) que tiene la razón, y ¿qué es lo que pasa cuando es corregido? Miremos lo que dice 1 Samuel 15:19-20 “¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.” como vemos Saúl persiste en su error, se ensaña en que tiene la razón y no recibe la corrección de parte de Dios. Qué triste ver que incluso nosotros, al igual que Saúl, no aceptamos la corrección del Señor, pero todo esto es por el concepto errado que tenemos de ella.

Cuando comprendía lo anterior, el Señor también me llevaba a meditar en el pasaje principal del día de hoy, y me hacía entender que la clave de la corrección está en: recibirla de manera correcta; pero, ¿Cuál es la manera correcta? El libro de Proverbios dice: “Da al sabio y será más sabio”, en pocas palabras lo que las Escrituras nos quieren decir es que si entendiéramos la corrección, no como un ataque a nuestro ego, sino como la oportunidad de aumentar nuestro saber, las cosas serían diferentes en nuestras vidas pues terminaríamos (como dice la Palabra) aumentando nuestro saber. Ésto mismo hubiese experimentado el rey Saúl, si tan solo en humildad, hubiese recibido la corrección y se hubiera arrepentido de haber desobedecido a Dios, seguramente Dios le habría perdonado y dado una nueva oportunidad.

Hermanos, es tiempo de desechar el orgullo y aprender a recibir la corrección con toda humildad para así aumentar nuestro saber.   Oración.

«Padre, gracias por enseñarme el verdadero significado de la corrección pues ¿qué sería de mi vida sin ella? Gracias porque siempre que me corriges lo haces con amor, amén.

sábado, 28 de septiembre de 2024

Cristo nuestro ejemplo de obediencia

 


Cristo nuestro ejemplo de obediencia

“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” Hebreos 5:8-9

Jesucristo lleva al creyente a un estado de obediencia mejor que el del diseño original en el jardín del edén, porque a diferencia de Adán, Jesús en su condición de hijo por lo que padeció, aprendió a obedecer en todo al Padre, y habiendo sido perfeccionado vino a ser autor de eterna salvación, para todos los que le obedecen como dice: Hebreos 5:8-9

¿Y quiénes son los que obedecen a Cristo?, los que creemos en Él, pues la obediencia viene por la fe, y la fe por el oír la palabra de Dios. Así que si Dios dice que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses 4:13, entonces debo creer que puedo obedecer en todo, pues ahora que Cristo vive en mí, él mismo por medio de su Santo Espíritu nos perfecciona, como dice 1 Pedro 5:10 “10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” Y como declara 2 Corintios 3:18 “18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

Y esta obediencia que es producida gracias al amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones como dice Romanos 5:5 “5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, nos lleva a rendir nuestra voluntad a la voluntad de Dios cumpliéndose lo que dice Juan 14:21 “21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Así que hermanos, escuchemos la exhortación que se nos hace en Filipenses 2:5-8 “5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”, y pidamos a Dios que nos lleve por medio de su Espíritu a esa vida de obediencia.   Oración.

«Padre Dios, gracias por tu Hijo Jesús, mi mayor referente en cuanto a la obediencia, gracias porque por medio de tu Espíritu ahora puedo llevar una vida de obediencia en amor, amén.

La obediencia a Dios perfecciona el carácter

 

La obediencia a Dios perfecciona el carácter


“Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?” Génesis 3.9-11

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” 1 Juan 4:18

Como hemos visto en devocionales anteriores, los sentidos con los cuales Dios creó al hombre eran y son para relacionarnos y disfrutar de su creación y el espíritu humano, que gracias a Cristo cobra vida en el creyente, es para relacionarnos y disfrutar de la presencia y el conocimiento de Dios, pero si no somos sabios, podemos dejar que nuestros sentidos sean seducidos como los de Adán y Eva, y podemos terminar creyendo mentiras del enemigo pensando que son verdades, y si creemos una mentira por encima de la verdad de Dios estamos en problemas, pues no creerle a Dios es desobedecerle, y la desobediencia hace que el hombre se aleje o esconda de Dios como se menciona en Génesis 3:9-11, y es increíble ver la relación que se muestra entre la desobediencia y el temor, pues el temor que es producto de la incredulidad y que viene de desobedecer a Dios no nos deja ser perfeccionados, por ejemplo el miedo que puede ser producido por pensamientos equivocados, es decir, mentiras que se creen por encima de la Palabra de Dios generando depresión, ansiedad, miedo al futuro, al fracaso, al qué dirán, a la aprobación, etc., miedos infundados por la falsedad a causa de no conocer la verdad o rechazarla.

Y al ver esta relación entre la desobediencia, el pecado y el temor, debemos reconocer porqué la insistencia de Dios en decirnos NO TEMAS, es como si nos recordara NO SEAS INCRÉDULO, o nos dijera NO DESOBEDEZCAS, por eso lo que nos dice 1 Juan 4:18 es que este temor no nos lleva a la perfección, pero encontramos algo maravilloso y es que el perfecto amor, echa fuera el temor, y ese perfecto amor es Cristo, y Él en nuestras vidas nos lleva a la perfección, pues nos capacita para obedecer en el amor, quitando el temor, llevándonos de la desobediencia a la obediencia, perfeccionando así nuestro carácter.  Oración.

«Padre Dios, gracias por tu perfecto Amor, gracias por Jesucristo, quien me perfecciona en el amor, ayúdame a creerte y obedecerte, que en la comunión con tu Santo Espíritu sea transformado a la imagen de tu Hijo, amén.

jueves, 26 de septiembre de 2024

El uso de los sentidos en la obediencia a Dios

 

El uso de los sentidos en la obediencia a Dios


“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Génesis 3:6

En este pasaje del libro de Génesis se relata la caída del hombre, es decir, el momento en el que el hombre peca al desobedecer la orden que Dios les había dado; además podemos ver el modus operandi que usa satanás para hacer pecar al hombre: primero se disfraza, pues aquí lo vemos como serpiente; segundo utiliza nuestros sentidos para atraernos hacia el pecado, ya que por medio del oído la mujer lo escucha; tercero usa mentiras disfrazadas de verdades para engañar; y cuarto utiliza personas cercanas que ya han creído su mentira para atrapar a otros (Génesis 3:1-6).

En medio de toda esta trampa del enemigo, donde se aprovecha de los sentidos dados por Dios al ser humano, había algo que quería debilitar en el hombre: su voluntad, para así conducirlo a la desobediencia, así, cuando Eva lo escucha, permite que sus mentiras entren en su vida y se conviertan en pensamientos, que logran quebrantar su creencia en las Palabras de Dios; pues si vemos, hasta este punto, la voluntad del hombre se había mantenido dentro de la voluntad de Dios, ya que el hombre solo escuchaba la voz de Dios, y obedecía naturalmente, pero cuando el hombre escucha una voz diferente a la de Dios y le cree obedeciéndola, es decir rindiendo su voluntad, entonces desobedece a Dios.

Hoy en día algunas personas y ciertas publicidades, películas, canciones y tik-toks, desempeñan el rol de Eva, llevando un mensaje perverso que tiene como fin hacer desobedecer al hombre, o su finalidad es hacer que el hombre no se acerque a Dios ni le obedezca. Tristemente muchos escuchan estas farsas del enemigo, y peor aún, creyentes han caído en las mentiras de satanás por escuchar las falacias del mundo, con sus falsas filosofías. Pero Dios no quiere que caigamos en las mentiras del diablo, Dios quiere que permanezcamos en su verdad, por eso nos insta a no utilizar nuestros sentidos para someternos al diablo, al mundo o a la carne, sino más bien que por el Espíritu permitamos que ahora en Cristo, nuestros miembros, incluyendo los sentidos, sean usados para obedecer a Dios como dice Romanos 6:12-19.   Oración.

«Padre Dios, gracias por tu amor, gracias porque continuamente me ayudas por medio de tu Espíritu a permanecer en tu verdad, enseñándome que mis sentidos deben ser utilizados como instrumentos de justicia para glorificarte a ti, amén.

La obediencia hace parte del diseño de Dios


 La obediencia hace parte del diseño de Dios

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Génesis 2:15-17

En este pasaje Bíblico vemos a Dios darle un mandamiento al hombre: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás” y es donde los teólogos dicen que se ve el libre albedrío que Dios le da al ser humano.

Ahora bien, si vemos detalladamente, en ese momento el hombre vivía en un estado de pureza, no conocía lo que era el mal, se podría decir que era un estado de santidad no confirmada, vemos que su relación con Dios era íntima, el hombre vivía y había sido diseñado para esa perfecta comunión, en medio de una obediencia que por decirlo de alguna manera era natural, no fingida, sin esfuerzos, pues era su estado natural, el diseño original con el que fuimos creados, y la manera como todo funcionaba bien. Así que la obediencia era parte de ese diseño original que se perdió por causa del pecado y que hoy en día es muy mal entendida y poco apreciada, precisamente por la distorsión que trae el pecado.

Si estudiamos los primeros capítulos de Génesis vemos cómo el hombre vivía en una creación maravillosa, había sido puesto por su creador en un jardín especial, podía ver la gloria de Dios y estar en ella, por lo tanto reflejaba esta gloria, pues Dios mismo lo había hecho a su imagen y semejanza como dice Génesis 1:26a y además tenía un propósito: tener hijos, llenar la tierra y señorear sobre la creación de Dios como dice Génesis 1:28.

Hermanos, gracias a Jesucristo y al poder del Espíritu Santo, hoy cada uno de nosotros los creyentes, por medio de la fe, puede vivir en un diseño mucho mejor que el original, pues ahora somos nueva creación, hechos a la imagen espiritual de Cristo y no a la almática de Adán, y la obediencia de Cristo ahora puede ser parte natural de nuestra vida para así reflejar la Gloria de Dios viviendo vidas con propósitos eternos.   Oración.

«Padre Dios, gracias por tu Hijo Jesús, gracias por su obra, pues por Él hoy puedo obedecerte, ya que diariamente tu Santo Espíritu obra en mi vida colocando en mí el querer como el hacer tu voluntad, gracias porque diariamente puedo ver tu obrar, llevándome a entender la importancia de la obediencia, que es un rasgo característico de Cristo, amén

miércoles, 25 de septiembre de 2024

La importancia de los sentidos en la creación de Dios

 


La importancia de los sentidos en la creación de Dios

“pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” Hebreos 5:14

La mayoría conocemos los cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto; en el libro de Génesis podemos ver cómo Dios creó al hombre con estos sentidos para que el hombre pudiera disfrutar de la creación de Dios y le dio un espíritu para relacionarse con él.

Génesis 2:7 “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Aquí vemos el sentido del olfato, a través del cual Dios infunde su aliento de vida, pues da al hombre una vida natural para relacionarse con sus semejantes y la creación, pero también una vida espiritual para relacionarse con el Creador.

Génesis 2:9a “Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer” Vemos cómo Dios da al hombre la vista para que se deleitara en la obra de Dios e impulsarlo a alimentarse y disfrutar de la comida por medio del gusto.

Génesis 2:15-16a “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo.” Finalmente vemos cómo Dios pone al hombre en el Edén para que lo labrara, pudiendo, con el sentido del tacto, experimentar la bendición del trabajo, pero también le da una orden, un mandato que el hombre escucha gracias al sentido del oído.

Este diseño original donde los sentidos del hombre estaban estrechamente relacionados con la manera de percibir la creación de Dios, pero lo más importante donde el espíritu humano podía tener comunión con el Espíritu de Dios, obraba a favor del hombre para que se relacionara correctamente con la creación y sobretodo con el Creador; lastimosamente este diseño original fue desviado de su propósito divino y entonces los sentidos participaron activamente pero para hacer caer al hombre en pecado dañando la comunión con Dios, no obstante gracias a Cristo hoy podemos nuevamente por medio de la fe tener comunión con el Espíritu Santo en nuestro espíritu y así poder discernir el bien y el mal y podamos volver a disfrutar de la presencia de Dios y de su creación de manera correcta.  Oración.

«Padre Dios, gracias por tu Espíritu Santo y por la fe en Cristo que me has dado, pues gracias a ellos la vista ahora me sirve para leer tu Palabra y conocerte, gracias por que también permites que el sentido del oído ahora me sirva para oírte a ti por medio de una prédica o en un testimonio, gracias por el gusto y el olfato, pues ahora con ellos puedo deleitarme con los sabores y aromas que reconozco tú has creado y gracias por el tacto pues con él puedo ahora palpar tu creación para alentar con un abrazo o una ayuda a aquellos que te necesitan, amén.

martes, 24 de septiembre de 2024

Sala de urgencias.

 


Sala de urgencias.                                         “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;  Pruébame y conoce mis pensamientos;” Salmos 139:23

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.” Salmos 51:10

¿Alguna vez hemos tenido que ir a una sala de urgencias? Seguramente sí, y cuando lo hemos hecho hemos encontrado que las personas que acuden a ese lugar lo hacen porque su dolor ya no es soportable, quizás por descuido lo han dejado avanzar, o en otras ocasiones, han pensado que simplemente pasará, sin embargo, ésto no es así y terminan yendo a urgencias porque no aguantan más. Cuando pensaba en ésto, el Señor, por medio de su Espíritu Santo me revelaba que, espiritualmente puede que nos esté pasando de manera similar, pues sólo recurrimos a Dios cuando ya estamos en urgencias, por ejemplo, cuando hemos tomado una mala decisión y las consecuencias de nuestros actos han llegado. Qué triste es pensar que sólo recurrimos a Dios cuando estamos en un estado de urgencia, lo que me hacía reflexionar: ¿Cuán diferente sería nuestra vida si nos mantuviéramos realizando chequeos permanentes? Así como quizás muchos de nosotros lo hacemos en cuestiones de salud, pues recurrimos al médico con tiempo para hacer exámenes de rutina y verificar que todo esté en orden, ¿Qué pasaría si hiciéramos esto mismo en nuestra área espiritual, si recurriéramos constantemente a Dios, en oración, para pedirle que nos examine y vea si en nosotros hay algo que está mal? Con seguridad el Señor nos daría a conocer la respuesta e inmediatamente nos impulsaría a tomar acciones correctivas para que eso que nos está afectando no avance, sino que sea sanado y quitado de nuestra vida.

Hermanos, la conclusión de este devocional es que no esperemos estar en una condición de urgencia espiritual cuando podemos, en todo momento, entrar a la Presencia de Dios para ser examinados y direccionados por el camino correcto.  Oración.

«Padre, qué privilegio es saber y entender que puedo recurrir a ti en todo tiempo. Espíritu Santo, tú que pones el querer como el hacer en mí, llévame a orar sin importar la situación que esté pasando, si mis emociones lo quieren o no, llévame a ser constante y perseverante en este principio de permanecer en comunión diaria con Dios. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

lunes, 23 de septiembre de 2024

El tiempo perfecto de Dios

 

El tiempo perfecto de Dios


“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Eclesiastés 3:1

Cuán difícil le resulta al ser humano esperar, pues el mundo actual nos ha acostumbrado a que la mayoría de las cosas las podemos tener inmediatamente.

Hoy en día buscamos: comidas rápidas, preparaciones pre cocidas o domicilios (para mayor agilidad) con tal de no invertir mucho tiempo en la cocina, esto en cuestión de comida, pero ¿qué tal al momento de necesitar una información? basta sólo con dirigirnos a internet para encontrar de manera rápida la respuesta a una inquietud que tengamos. Lastimosamente estas modalidades nos han hecho un gran mal pues pensamos que de la misma manera funciona Dios, creemos que Él debería responder a nuestras peticiones hoy mismo, que nos debería dar esa solución que necesitamos ahora (en el tiempo en el que lo pedimos), sin embargo, vemos que las cosas no siempre funcionan así pues la respuesta de Dios llega, pero en el momento en el que Él lo considere oportuno. Para nuestro gusto y personalidad controladora diríamos que, algunas veces, esa respuesta podría llegar “un poco tarde” pues quisiéramos con anticipación tener un cronograma con el día, fecha y hora en que las cosas pasarán para así estar “preparados”, sin embargo, cuando recurrimos a la Palabra de Dios nos damos cuenta de que los tiempos de Dios son perfectos y que sus caminos y pensamientos, siempre son y serán, más altos que los nuestros (Isaías 55:8-9)

Cuál es la manera correcta de reaccionar ante la espera? Como lo manifestó el Salmista, la respuesta está en: ESPERAR PACIENTEMENTE (Salmos 40:1-4a), además de confiar y descansar en Dios y Su palabra inerrante, pues como lo manifiestan las Escrituras: “todo tiene su tiempo y todo tiene su hora”, de nada sirve afanarse, angustiarse y desesperarse como dice Mateo 6:27 “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?”

Hermanos, pidamos a Dios que por medio de su Espíritu Santo podamos desarrollar esa paciencia que necesitamos en tiempos de espera.  Oración.

«Padre, tu tiempo es perfecto y aunque no lo entiendo por completo sé que todo lo que permites que pase en mi vida me ayuda para bien. Ayúdame a confiar en ti mientras llega esa respuesta que estoy esperando, amén.

domingo, 22 de septiembre de 2024

Dios guarda mi corazón y mis pensamientos. Parte 2

 


Dios guarda mi corazón y mis pensamientos. Parte 2

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7

“Orad sin cesar.” 1 Tesalonicenses 5:17

En el devocional de ayer miramos cómo la palabra de Dios nos muestra que antes de que suceda esto de que: “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús”, primero, nosotros los creyentes, debemos hacer algo en particular: Orar, pues para poder experimentar de manera real esta protección de Dios, tanto en nuestros pensamientos como en nuestro corazón, por medio de la oración, necesitamos habernos despojado de nuestras ansiedades y demás para a cambio, aferrarnos y apropiarnos de las promesas que Dios tiene para nosotros y que generan su paz.

Por medio de la oración, nosotros los creyentes le pedimos constantemente a Dios que siga guardando nuestros pensamientos y corazones, pero también debemos ser conscientes de que de nada serviría si le pidiéramos esto, y una vez Dios nos diera una instrucción de precaución, nosotros no la obedeciéramos. Veamos esto más claramente en el ejemplo que tocamos ayer de un guarda en un conjunto residencial o establecimiento comercial. Imagina, ¿qué pasaría si en estos lugares tuvieran el mejor equipo de vigilancia, pero sus habitantes no siguieran las recomendaciones del guarda? Sería muy peligroso para quienes habitan dichos lugares, pues al no ser cuidadosos con las advertencias del equipo de seguridad, se verían expuestos a que pudieran ser víctimas de robos o infiltraciones por parte de gente no deseada. Lo mismo sucede en nuestra área espiritual, si tenemos al mejor Guarda, a quien mejor nos protege y no seguimos sus recomendaciones estaremos siendo presas fáciles para que el enemigo logre su cometido: robar, matar y destruir nuestra vida (Juan 10:10)

Hermanos, la conclusión de todo esto es que si deseamos experimentar de manera real el hecho de que Dios guarde, cuide y proteja nuestros pensamientos y corazones en Cristo Jesús, necesitamos ser intencionales y constantes en la oración, pues sólo a través de ella es que podremos vivir (de manera diaria) lo que la Palabra nos revela, pues recordemos: a medida que creemos en lo que la palabra de Dios nos dice, es el Espíritu Santo quien nos lleva a experimentarlo de manera real, y para que esto suceda, necesitamos orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).     Oración.

«Padre Dios, ayúdame por medio de tu Santo Espíritu a orar sin cesar, sabiendo que en todo momento necesito contar contigo, despojándome de mis angustias y siguiendo tus instrucciones, creyendo lo que tú me dices, para que tu paz guarde mis pensamientos y mi corazón en Cristo Jesus, amén.

viernes, 20 de septiembre de 2024

Dios guarda mi corazón y mis pensamientos.

 


Dios guarda mi corazón y mis pensamientos.

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7

¿Alguna vez te has preguntado a qué se dedica un guarda? Quizás no, hasta hoy que leíste este pasaje principal y que por supuesto escuchas o lees que se te hace esta pregunta. Un guarda es aquel que se encarga de proteger al personal que vive o trabaja en un determinado lugar, y te preguntarás: ¿de qué los guarda? De peligros y/o ladrones que puedan perturbar la tranquilidad de sus habitantes, o en otros casos, robarles lo que les pertenece.

¿Qué relación tiene esto con el versículo principal? Si vuelves a leer detenidamente el pasaje, te darás cuenta que la Biblia manifiesta que Dios es quien GUARDA nuestros pensamientos y corazones en Cristo Jesús, es decir, que si le ponemos atención a su significado, podemos afirmar que Dios es quien cuida de cada uno de nosotros, y ¿De qué nos cuida? de que alguien o algo venga a robarnos la paz, o de que en nuestra mente se filtren pensamientos que perturben nuestra tranquilidad. Cuando lo analizamos de esta manera concluimos: ¡Qué hermoso es saber que Dios nos guarda! Pero, ¿será que ésto sucede de la nada, mágicamente, sin hacer nada? O ¿Qué me dice la Palabra? Pues bien, la Palabra nos dice que para que esto suceda necesitamos orar: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6), cuando oramos lo que sucede es que descargamos todas esas ansiedades, afanes, tristezas y angustias, delante de Dios, y una vez nos despojamos de todo esto, a cambio nos podemos apropiar de lo que nos entrega Dios: Su perfecta paz y su verdad, como dice el pasaje de hoy.

Oración.

«Padre, guarda mis pensamientos y mi corazón, pues muchas veces dejo entrar ideas, recuerdos, mentiras, que me llenan de confusión, tristeza y angustia. Gracias porque sé que por medio de la oración puedo acercarme confiadamente a ti. Enséñame la manera en la que esa perfecta paz, que tú prometes en tu palabra, sea la que gobierne mi vida, amén.

¿Qué hacer en medio de la aflicción?

 

¿Qué hacer en medio de la aflicción?


“Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración.” Santiago 5:13a

Todos en algún momento de la vida hemos tenido que pasar por aflicciones, incluso podríamos decir que las hemos sobrellevado, alguna vez, de manera similar: Sumergiéndonos en nuestros propios pensamientos de temor, ansiedad y tragedia, queriendo estar solos para poder meditar en ellos, como en alguna ocasión también le pasó a Elías (1 Reyes 19:4-9), quizás como él nos metemos en cuevas (no físicas) sino mentales para así “llevar mejor el tiempo de la aflicción”, o dejando de comer, lo que hace que nuestro semblante decaiga y se empiecen a manifestar dolores en nuestro cuerpo debido a esta falta de alimento. Incluso hay situaciones que nos sumergen tanto en la tristeza que podríamos decir lo que Jesús: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte;” (Mateo 26:38b)

No importa cuál haya sido nuestra manera de reaccionar ante estas aflicciones, lo que el Señor Jesús nos quiere enseñar a través de este devocional y con Su ejemplo, es lo que de ahora en adelante, debemos hacer cuando estemos en ellas: ¡Orar!

La oración fue la solución a esa aflicción que Jesús manifestó tener en el Getsemaní (Mateo 26:36-39), dicha situación fue el momento perfecto para no solamente desahogarse delante del Padre, exponiendo sus deseos y su dolor, sino que también fue el momento oportuno para recibir lo más importante: la fortaleza de Dios. Por eso es que la Biblia nos invita, en el pasaje de hoy, a que en vez de acostarnos a dormir, o encerrarnos en nuestros propios pensamientos o dejar de comer, más bien lo que hagamos sea orar, pues con la oración viene la fortaleza del Señor.

Es tanto el poder que tiene la oración, que vemos a Jesús saliendo del Getsemaní totalmente fortalecido por su Padre para ir y enfrentar esa difícil situación, la muerte de cruz; de la misma manera debemos hacer nosotros en el momento que tengamos situaciones de aflicción, enfrentarlas (no solos) sino en oración, sabiendo que Dios es quien tiene todo bajo control y que es Él quien pelea nuestras batallas.

Hermanos, si hoy estamos afligidos la palabra de Dios nos recuerda que lo que necesitamos hacer es orar (hablar con Dios) para que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guarde nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:7)    Oración.

«Padre amado, gracias por guiarme y direccionarme a la manera correcta en la que debo enfrentar las dificultades de esta vida. Por medio de tu palabra me recuerdas que no estoy solo y que solo descansando en ti hallaré la fortaleza para mi vida, amén.

jueves, 19 de septiembre de 2024

¿Qué es el hombre?

 


¿Qué es el hombre?

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” Salmos 8:3-4

por la grandeza de Dios manifestada en la creación): ¿Qué es el hombre para que Dios tenga de nosotros memoria y para que nos visite?

Qué bello es saber que Dios siendo Todopoderoso, teniendo todo y no necesitando nada haya querido no solo crearnos sino también demostrarnos su amor y misericordia por medio de Jesucristo (Jeremías 31:3) ¡Cuán honrado me sentí hoy cuando desperté y pensé en todo esto!

¿Por qué razón medito sobre esto? Porque puede que al igual que yo estés pasando por un tiempo de espera, en donde le has encomendado una situación difícil a Dios y estás esperando Su respuesta y mientras eso llega quizás te has visto en angustia, incluso si eres ansioso (y te gustan como a mí las respuestas rápidas) sueñas con esas situaciones todo el tiempo; pero cuando Dios me recordaba su palabra me remitía también al libro de Job en donde me enseñaba que si Él lo tenía todo bajo control y era el que había creado todo el universo sin necesidad de que nadie le instruyera, ¿por qué razón yo no descansaba y confiaba en Él sabiendo esto? (Job 38:4-41)

Es evidente que descansar en su Palabra inerrante trae reposo y alivio a nuestras almas, así que hermanos, recordemos en este día quién es nuestro Dios, descansemos y confiemos en Él pues fiel es el que nos ha prometido que siempre estará con nosotros en toda situación y será nuestro socorro.    Oración.

«Padre Dios, gracias porque sé que en cualquier situación puedo confiar en ti, gracias por tu Hijo quien nos dio tu Santo Espíritu para fortalecernos y ayudarnos a tener descanso y paz.

martes, 17 de septiembre de 2024

¡Cuán grande es Dios!

 

¡Cuán grande es Dios!


“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.” 1 Samuel 17:45

¿Cuántos de nosotros quisiéramos responder así a todas aquellas situaciones adversas que se ven como aquel gigante Goliat? Me atrevería a decir que muchos de nosotros quisiéramos tener la seguridad de responder como David en momentos así, pero ¿Por qué será que no lo hacemos?

Cuando meditaba en esto el Señor me remitía a la importancia de la fe, pues su Palabra dice que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6) pero también añade que por falta de ella es que a veces no solemos enfrentar las situaciones de manera correcta (Hebreos 4:2) ¿Eso quiere decir que mi fe es muy pequeña y necesito una mayor? ¡No! Pues miremos lo que dice Mateo 17:20b “si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” El problema no está en qué tan grande o pequeña sea nuestra fe, pues como dice el pasaje podríamos tener una fe tan pequeña como ese granito de mostaza y sería más que suficiente para ver cosas extraordinarias como la que nos revela el pasaje.

El problema está en que no tenemos fe en esos momentos cuando estamos frente a esas situaciones difíciles que parecen gigantes, pues nuestra mirada ya no la ponemos en Cristo sino en la situación, tal como le pasó a Pedro quien mientras mantenía su mirada puesta en Jesús, el autor y consumador de la fe, podía caminar sobre aguas profundas, pero una vez se fijó en lo grande de la tormenta comenzó a hundirse (Mateo 14:22-33).

La conclusión de todo este devocional la resume una frase muy conocida: “No le digas a Dios cuán grandes son tus problemas, más bien dile a tus problemas ¡Cuán grande es Dios!”, por lo cual hermanos, sea cual sea nuestra situación, tomemos las promesas que Dios nos ha dado y aferrémonos a ellas, poniendo nuestra fe en Cristo nuestro Salvador.  Oración.

«Padre Dios, gracias porque sé que siempre puedo contar contigo, gracias por tus promesas que traen fe a mi corazón, gracias porque contigo siempre soy más que vencedor en Cristo Jesús, gracias por tu grandeza pues no hay problema que sea más grande que Tú, gracias Dios por tu Palabra, amén.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Dios cuida de sus hijos

 


Dios cuida de sus hijos

“Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” Lucas 2:4-7

“Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” Lucas 2:13-14

Cuando leo los acontecimientos del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Salvador, me sorprendo al ver las condiciones en las que nació, pues por las circunstancias del momento, es decir, por el censo que se había promulgado, José y María tuvieron que trasladarse de Galilea a Belén, pensemos en lo difícil del viaje para María que estando a punto de dar a luz, quien fue sacada de su lugar de confort y tuvo que ir a otra ciudad, y más aún pensemos que en el momento de su parto tuvo que estar en un lugar que, para la mayoría de nosotros, no sería el mejor para una mujer en estado de embarazo.

Reflexionando en esto me preguntaba porque el Padre permitió estas circunstancias en la vida de su Hijo, más cuando al conocerlo a través de su Palabra nos podemos dar cuenta de cuán pendiente y amoroso es Él, y pensaba en cómo cuando creó al hombre y lo puso en el jardín del Edén, hizo todo lo necesario para que el hombre estuviera en las mejores condiciones, toda una creación y un hermoso jardín donde pudiera el hombre vivir.

Entonces me daba cuenta que hoy en día y desde que el hombre pecó, hay muchas personas que no tienen privilegios y pasan por momentos difíciles en diferentes ámbitos de su vida, pero ahí, es donde esta porción de la Palabra de Dios debe alentarnos y avivar nuestra fe, pues a pesar de que el nacimiento de Jesús no fue con privilegios, sino más bien en circunstancias difíciles, podemos ver cómo Dios estuvo con José, María y el niño Jesús, y vemos que estaba tan pendiente que aun los ángeles del cielo celebraron el nacimiento del Salvador. De igual forma estemos seguros que como hijos de Dios sea cual sea la circunstancia, Dios el Padre cuida de nosotros.   Oración.

«Padre Dios, gracias por cuidar siempre de mí, gracias porque aunque pasen circunstancias difíciles en mi vida, tú siempre estás ahí cuidando de mí. Amén.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Todas nuestras necesidades están suplidas en Cristo

 


Todas nuestras necesidades están suplidas en Cristo

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Filipenses 4:19

Mientras meditaba en lo que el Señor quería escribir para este devocional, venía a mi mente una canción en donde se habla de que en Jesús encontramos todo lo que necesitamos, y pensando en ésto reflexioné, ¿Qué es lo que necesitamos? De repente vinieron a mi mente todas estas necesidades, que sí quizá alguno de nosotros está afrontando en este momento, el Señor por medio de su palabra nos recuerda que todas ya han sido suplidas en Cristo Jesús:

Para el que tiene hambre y sed, el Señor dice: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” (Juan 6:35)

Para el que está cansado, el Señor dice que Él es la fuerza (Isaías 40:29-31) “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”

Para el que está en temor, el Señor dice que Él es un alto refugio (Salmos 18:2) “Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.”

Para el que está en tristeza, Él Señor dice que Sus palabras son el consuelo que nos llenan de alegría (Salmos 94:19) “En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma.”, y ésto sucede porque sólo en Su presencia hay plenitud de gozo (Salmos 16:11b)

Para el que siente que está en soledad, el Señor dice que Él es la dulce compañía que nunca abandona (Deuteronomio 31:6) “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.”, adicionalmente nos recuerda que no nos ha abandonado ni dejado huérfanos pues nos ha enviado a su Espíritu Santo (Juan 14:16-18)

Para el que necesita dirección, el Señor dice que Él es el buen Pastor que guía (Isaías 58:11) “Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.”

Como podemos observar el Señor nos da la certeza de que en Él podemos confiar (sea cual sea nuestra necesidad) pues como nuestro buen Pastor que es, en Él, nada nos faltará (Salmos 23:1)    Oración.

«Gracias Padre por darme a conocer que todas mis necesidades están suplidas en Cristo Jesús, cuando recuerdo esta palabra fiel y verdadera, mi alma se llena de alegría y mi corazón echa fuera toda angustia.

sábado, 14 de septiembre de 2024

Una vida con propósito

 


Una vida con propósito

“Jehová cumplirá su propósito en mí;” Salmos 138:8a

Muchas personas llegan al mundo y se van de él sin haber conocido y cumplido con su propósito, de hecho vemos que una de las preocupaciones más grandes del ser humano es en cuanto a no encontrar su propósito en la tierra. Cuántos de nosotros hemos escuchado a actores, cantantes, artistas que han muerto, y antes de partir, manifiestan que aunque alcanzaron todo cuanto quisieron en este mundo, eso no les hizo alcanzar su propósito. Entonces nos preguntaremos, ¿dónde encontraremos ese propósito de vida, quien nos lo revelará? Muchos piensan que se encuentra en la formación de una familia, otros en el área laboral o intelectual, pero es claro que el único que puede revelarnos: ¿cuál es nuestro propósito? es aquel que nos creó, Dios. ¿Y qué dice Él? En Isaías 43:7 nos manifiesta: “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.”, entonces encontramos aquí la respuesta a tan grande misterio, nuestro propósito es glorificar a Dios. La pregunta es: ¿Cómo lo glorifico? Jesús nos revela en Juan 15:8 que glorificamos a Dios cuando llevamos mucho fruto, así como Él lo hizo: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” Juan 17:4. Con su ejemplo Jesús nos enseña y nos muestra lo que significa glorificar al Padre, pues Él sí que supo llevar al mundo mucho fruto, ese fruto del Espíritu Santo que nos describe en Gálatas 5:22-23, por ende es que si nosotros los creyentes queremos cumplir con nuestro propósito debemos aprender de Jesús, imitarlo, pues sólo así podremos estar satisfechos de que en este mundo habremos cumplido nuestro propósito: glorificar al Padre en todo lo que hagamos (Colosenses 3:23)   Oración.

«Padre, gracias por darme a conocer, por medio de las Escrituras, cuál es mi propósito en esta tierra. Señor si no fuera por ti estaría teniendo una vida vana, nada me satisfaría ni me llenaría, pero desde que te conocí mi vida cambió y ahora puedo decir, gracias a la revelación de tu Espíritu, que mi vida es una vida con propósito.

viernes, 13 de septiembre de 2024

El carácter del Padre en el Hijo

 


El carácter del Padre en el Hijo

“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.” Juan 12:49-50

¡Cuán bello es ver reflejado en Jesús el carácter del Padre! En el versículo de hoy vemos uno de los atributos de ese carácter de Dios, la veracidad. Por eso Jesús expresa con toda seguridad que las palabras que Él habla son verdaderas pues toda la instrucción y enseñanza que proviene del Padre, que es la que Él transmite a los demás, sólo son llenas de verdad como lo expresa Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” y como también lo afirma Apocalipsis 22:6a “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas”, y éstas palabras de Dios al ser verdaderas nos conducen a vida eterna.

Al meditar en este pasaje entendía que así como el carácter del Padre se veía reflejado en el Hijo, de la misma manera debería suceder en la vida de nosotros los creyentes, y la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Estoy reflejando el carácter del Padre en mi vida, ese carácter veraz? La respuesta la conocemos cada uno de nosotros, y a lo que nos quiere enfocar el Señor a través de este devocional es a que así como las palabras de Jesús reflejaban lo que había en su corazón (la palabra verdadera de Dios), de la misma manera debería suceder en nosotros, reflejar aún con nuestras palabras la veracidad de Dios. Para poder hacerlo, primero, debemos ser intencionales a la hora de estudiar la palabra pues ¿cómo hablaremos conforme a Su voluntad si no le conocemos? En el caso de Jesús vemos que Él hablaba solo lo que el Padre le decía que dijera y lo mismo debemos aprender nosotros. Segundo, para poder reflejar ese carácter veraz necesitamos la ayuda del Espíritu Santo de Dios pues Mateo 10:20 nos dice: “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.”, el Espíritu Santo es el encargado de dirigirnos y encaminar nuestra vida para que hablemos conforme a lo que hemos aprendido de Dios.

En conclusión, para que el carácter de Dios se vea reflejado en nosotros sus hijos necesitamos estar en comunión con Él, permitiéndole vivir a través de nosotros.   Oración.

«Padre, yo quiero reflejar tu carácter, ese carácter perfecto, pero lo quiero hacer no para vanagloriarme sino para poder decirle a otros que tan solo lo que ven reflejado en mi vida es lo que ha hecho tu Hijo Jesús por medio de tu Espíritu.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Jesús siempre cuenta con su Padre

 


Jesús siempre cuenta con su Padre

“Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes;” Juan 11:41b-42a

En lo personal no he sido de los que les guste mucho contar con la opinión de sus padres a la hora de tomar decisiones, por circunstancias de la vida tuve que aprender (desde temprana edad) a ser una persona “independiente”; en el mundo, cosas como éstas, se aplauden, pero ¿cuántos problemas trajo esta independencia, en particular, en mi relación con Dios? ¡Muchos! pues debo decir que sí que me costó obedecerle y dejarme direccionar por Él. ¿Por qué traigo esto a colación? Porque cuando veo la vida de Jesús, a través de la Palabra, no veo a alguien independiente al Padre ¡todo lo contrario! veo a un Jesús totalmente dependiente de Dios, pero la dependencia que veo en Él no es la que se refleja en algunas familias de hoy en día en donde el hijo no puede hacer nada por sí mismo, pues todo (tanto su padre como su madre) se lo realizan, ¡No!, en Jesús veo una dependencia correcta y equilibrada, dicha dependencia nos muestra a un Jesús contando siempre con la dirección de Su Padre, pues ese era su anhelo, y dispuesto a obedecer (por encima de su propia voluntad) la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios, como lo manifiesta Juan 6:38 “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.”, y Lucas 22:42 “diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”

Qué hermoso ver a Jesús con toda humildad diciéndole al Padre en oración, incluso antes de ir a la cruz, que aunque quisiera pasar esa copa, su mayor anhelo era seguir dependiendo de Él, obedeciendo (hasta la muerte) Su voluntad y esto debe hacernos reflexionar: ¿será que en nuestra vida diaria estamos siendo como Jesús y recurrimos en todo momento al Padre para pedir dirección, y con toda humildad, después de que hemos hallado la respuesta, salimos a cumplir Su voluntad? o ¿será que estamos siendo “independientes” a la hora de tomar decisiones y estamos cumpliendo nuestra propia voluntad?

Hermanos, el Señor hoy nos exhorta a que sigamos su ejemplo y a que aprendamos a disfrutar de lo que significa contar siempre con el Padre.  Oración.

«Señor, tú eres mi mayor referente, me has dado ejemplo para que yo pueda imitarte y has puesto en mi corazón a tu Espíritu Santo para que en este caminar yo no esté solo, pues como dice tu palabra: “Separado de ti nada puedo hacer

El Padre permite las pruebas

 


El Padre permite las pruebas

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:2-4

¿Cuántos de nosotros quisiéramos aprender sobre: el amor, perdón, misericordia, paciencia, entre otras lecciones, sin necesidad de pasar por las pruebas que las generan? en nuestro pensamiento sería lo ideal, pero en el pensamiento de Dios vemos que todas estas pruebas tienen un propósito mayor en nosotros, el perfeccionarnos.

Si le preguntáramos a Pablo sobre si su deseo sería el de mantenerse en las cárceles, seguramente nos respondería que no, ¿pues quién desearía estar privado de su libertad por un delito que no cometió? Probablemente alguien como Pablo al ver lo que experimentó en ellas nos diría que, aún cuando su anhelo no fue ese de pasar por pruebas, ¡valió la pena! pues en medio de ellas pudo conocer aún más a Jesucristo: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,” Filipenses 3:8

Si Pablo es un referente en pasar pruebas, Jesús es uno mayor, pues Él tuvo que ser probado en todo, para que de igual forma, fuera perfeccionado como lo dice Hebreos 5:8-9 “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;” con esto de “perfeccionado” no quiere decir que le faltara algo en su carácter, de ninguna manera, a lo que hace referencia el pasaje es a que esas pruebas que el Señor experimentó sólo hicieron que reconfirmara su carácter de obediencia ante el Padre. El conocer esto nos permite entender que las pruebas no son malas, sino que son la oportunidad de reconfirmar la obra que Jesús ha hecho en nuestras vidas y tan solo son necesarias para ayudarnos a perfeccionar ese carácter de Cristo en nosotros.    Oración.

«Padre, llévame a ver las pruebas de manera correcta, no quiero desesperarme cuando esté en ellas, todo lo contrario, quiero confiar y descansar en ti pues sé que las has permitido tan solo para que mi vida sea perfeccionada por medio de ellas, amén.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Jesús nos da a conocer al Padre

 

Jesús nos da a conocer al Padre


“Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” Lucas 11:2

Éstas palabras las manifiesta Jesús cuando uno de sus discípulos, al verlo orar constantemente, le pide que también les enseñe a ellos a hacerlo correctamente. Cuando leía éste pasaje, lo que llamaba mi atención es que el Señor en medio de su oración, nos presenta a Dios como Padre, pues vemos que aclara que no sólo Él puede llamarle de esta manera sino también todos nosotros los que hemos creído en Jesucristo, pues recordemos que la palabra de Dios nos dice que por medio de Cristo es que todos nosotros hemos sido adoptados como hijos de Dios (Juan 1:12 y Efesios 1:5;). Con estas palabras: “Padre nuestro” el Señor Jesús nos acerca más al Padre pues ¿quién no se siente en confianza al entrar en la presencia de Dios sabiendo ésto?

El conocer a Dios como Padre debe generar en nosotros confianza, mucha más de la que quizás llegaremos a experimentar con nuestros padres terrenales, pues si bien es cierto que el conocer el carácter de nuestros padres biológicos nos hace saber qué tanta confianza podríamos llegar a depositar en ellos, el conocer el carácter del Padre nos hace estar seguros de que en Él se puede (sin duda alguna) confiar, pues su carácter es inmutable. Por ello el libro de Mateo 7:11 nos menciona que si nuestros padres siendo malos, saben darnos buenas dádivas, ¿cuánto más nuestro Padre que está en los cielos nos dará buenas cosas a los que se las pidamos?

Qué hermoso es saber que nuestro Padre Celestial, así como estaba atento al clamor de Jesús, está atento al nuestro, cuán bello es entender que así como siempre escuchaba a Jesús (Juan 11:42a) nos escucha a nosotros (2 Crónicas 7:15).

Hoy a través de este devocional el Padre nos recuerda que, así como tenía una cita con Jesús todos los días ahora la tiene con nosotros, tan solo está esperando a que sigamos el ejemplo de nuestro Señor y acudamos siempre a Su llamado.   Oración.

«Padre, qué hermoso es saber que puedo llamarte de esta manera, y esto lo puedo hacer no porque lo merezca sino por la obra preciosa de tu Hijo Jesucristo en la cual he creído ¡Qué privilegiado me siento al conocer que soy tu hijo!

domingo, 8 de septiembre de 2024

Los regalos de Dios

 


Los regalos de Dios

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.”; “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.” Mateo 2:1-2,11

Al leer sobre los sabios de oriente, quienes evidentemente fueron movidos por la voluntad Divina para ir en busca del Salvador de la humanidad, meditaba del porqué habían sido enviados y porqué llevaban aquellos presentes: oro, incienso y mirra. Entonces Dios me llevaba a darme cuenta que al igual que José y María, quienes fueron tomados por sorpresa con aquella visita que era enviada por Él, nosotros los creyentes, también somos muchas veces sorprendidos con enviados de Dios que están siendo guiados por la voluntad Divina para entregarnos grandes tesoros como a hijos de Dios.

Por ejemplo, pensemos cuán afortunados hemos sido al haber tenido a alguien que nos entregara ese tesoro que es la Palabra de Dios, alguien que guiado por Dios nos enseñara esas verdades contenidas en la Biblia, que son las que generan fe, que como dice 1 Pedro 1:7 es mucho más preciosa que el oro; también podemos traer a memoria a aquellas personas que con su ejemplo nos enseñan a orar apoyándonos en el Espíritu Santo para que Él transforme nuestra oración y la lleve al Padre como olor fragante, como incienso agradable a Dios como dice el Salmo 141:1-2 y Romanos 8:26; o recordemos a aquellos predicadores que al compartirnos acerca de la obra de Cristo nos llevan al evangelio para que el Espíritu Santo nos revele el valor y la trascendencia de la muerte y resurrección de Cristo para que podamos entender que como aquel regalo de la mirra a nosotros se nos da el regalo de tener la revelación de que Jesucristo es Dios, el Salvador, como dice Romanos 1:16 y 1 Corintios 2:10.

Hermanos estemos agradecidos con Dios, pues con nosotros los creyentes, sus hijos, hace lo mismo que hizo con su Hijo Jesús, envía personas que traen a nuestras vidas esos tesoros para ayudarnos a crecer en nuestra formación espiritual.    Oración.

«Padre Dios, gracias por aquellas personas que has enviado a mi vida con esos grandes tesoros que hoy me permiten ser más como tú, gracias por tu Palabra que produce fe en mí, gracias por la oración que me permite tener comunión en el Espíritu contigo y gracias por la predicación por medio de la cual me has revelado la obra de tu Hijo en la cruz, te pido, bendice a cada persona que lleva estos regalos de parte tuya y permíteme ser uno de ellos. Amén.