domingo, 15 de octubre de 2023

sábado, 14 de octubre de 2023

¿Reconocen otros que hemos estado con Jesús?

 


¿Reconocen otros que hemos estado con Jesús?

“Y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” Hechos 4:7-13

Un milagro hecho por los apóstoles Pedro y Juan desató la controversia y persecución de la iglesia; los primeros creyentes al ver a Cristo resucitado acrecentaron su fe, de tal manera que proclamaban sin temor que la sanidad del cojo se había realizado en el nombre y poder de Jesús, confirmando así su autoridad.

Tristemente los primeros impedimentos contra la misión de la iglesia eran de origen religioso interno, no de afuera. Los saduceos eran una minoría de la aristocracia rica y de gran influencia, tanto en el templo judío como en el gobierno; por eso les molestó mucho el milagro que se había dado, quizá, porque esto les restaría prestigio y poder para mantener sus relaciones amistosas con los romanos.

Eso seguirá ocurriendo cada vez que el poder de Dios se manifieste en medio de nosotros; así como en esa época, muchos hoy se levantan en contra de la resurrección de Jesús, desconocen la autoridad que tiene su nombre. La palabra resurrección sugería revolución y el establecimiento milagroso de un nuevo orden, por lo que los saduceos concluyeron que dejar avanzar este movimiento cristiano sería un caos, por lo cual pidieron el arresto de los discípulos del Señor.

Pero, por muchos opositores que haya, nadie podrá quitar nuestra fe en Jesús resucitado y reconocer su obra poderosa de transformación en nosotros, por haber creído en su nombre. Eso fue lo que le sucedió a Pedro y Juan cuando en el Sanedrín sus acusadores reconocían que ellos habían estado con Jesús, sabían que eran hombres sin letras e indoctos que ahora predicaban con denuedo el evangelio.

Eso nos debe recordar que la prueba más incontrovertible del cristianismo es la evidencia innegable del carácter cristiano en nuestra vida, el cual hemos recibido por el poder del Espíritu Santo. Nuestra vida es la Biblia que otros pueden leer, como dice 2 Corintios 3:3 “siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”. Así como los apóstoles, no podemos dejar de hablar acerca de aquellas cosas que hemos visto y oído, determinando así que somos fieles a nuestra experiencia personal.

No sé cuánto tiempo llevemos de vida cristiana, pero lo que hará que otros vean a Jesús en nosotros es cuán estrechamente nos hemos relacionado con el Hijo de Dios, cuánto hemos asimilado sus palabras, su forma de mirar a las personas, de sentir y de hablar, además de ser llenos del Espíritu Santo para ser sus testigos.

Un discípulo que ha estado con Jesús se destaca en su manera de hablar, porque lo hace con autoridad, manifiesta convicciones firmes; nadie quebranta su fe, porque sabe en quién ha creído. A la pregunta hecha en Hechos 4:7 “y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?”, ellos contestaron: “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano” (Hechos 4:10).

No olvidemos cuán poderoso es el nombre de Jesús, usémoslo entonces con sabiduría y reverencia, como dice Filipenses 2:9-10 “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra”.   Oración.

«Amado Jesús, quiero que todos te vean a través de mi vida; por eso, por amor a tu nombre, estoy dispuesto a transmitir tu mensaje de que en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Me has dado autoridad, una convicción firme y la disposición para llevar el evangelio. Gracias por venir a salvar al mundo y por transformar la vida de todos los que creen en tu nombre, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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Cuando no llega la respuesta

 

Cuando no llega la respuesta


“Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían” Nahum 1:7.

“Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”. Daniel 10:12-13

Nos hemos preguntado muchas veces ¿por qué no llega la respuesta? pensamos que hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance: oramos, ayunamos, nos apropiamos de las promesas que hay en la Palabra, sentimos que nuestra fe es suficiente para mover esa circunstancia; pero pasa el tiempo y vemos que nada sucede, es como si Dios no estuviera escuchando, nos sentimos ignorados, como si algo estuviera pasando con nosotros.

No debemos pensar así, no es que el Señor nos haya olvidado y que algo anda mal con nosotros, sino que debemos entender que el tiempo de Dios nada tiene que ver con el nuestro la mayoría de las veces; que Él siempre tiene el control de toda situación y dará la repuesta en el momento preciso. En estos tiempos con tanta tecnología nos hemos acostumbrado a la inmediatez, tenemos todo a pedir de boca, los problemas quedan solucionados rápidamente con solo presionar un clip en nuestro celular o computador y queremos que Dios actúe de la misma manera. Quisiéramos marcar el teléfono de Dios que está en Jeremías 33:3 que dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” y que su respuesta nos llegue como si estuviéramos oprimiendo un botón, pero con Dios no es así.

No queremos estar en angustia y desesperación y es por esto, que muchos se dejan arrastrar por creencias de que simplemente tenemos que declarar lo positivo, diciendo: “yo reclamo las promesas de Dios”, tratando de controlar las situaciones, como si solo tuviéramos que decirle a Él: “está es nuestra voluntad, es lo que queremos, hazlo” y no le preguntamos cuál es su voluntad para nosotros, 1 Juan 5:14.

Hay muchos que se auto condenan porque no pueden producir una respuesta a una oración desesperada. Tenemos que saber que la Palabra de Dios es verdadera, que Él es fiel a sus promesas, que es bueno y perfecto, que sabe lo que hace y que quizás nosotros flaqueamos en nuestra fe, cuando nos toca esperar en su tiempo; el Señor sólo anhela que confiemos, a pesar de lo que estemos afrontando y que no debemos olvidar lo que dice la canción: “aunque no pueda ver sé que estás obrando”, por eso, solo confiemos y pidamos aceptar su voluntad.

Aprendamos de Daniel que fue perseverante en la oración y que la respuesta a su petición no llegó al momento, tuvo que esperar mientras se libraba una batalla espiritual porque el enemigo estaba estorbando la respuesta, se estaba oponiendo a los propósitos de Dios. Hermanos, nuestras oraciones tendrán contestación de una manera u otra, la cuestión aquí es que no siempre coinciden precisamente con la voluntad de Dios y no siempre nos gusta lo que Él nos contesta. Debemos permitir que Dios cambie nuestros deseos y los alinee con su propósito eterno, así entenderemos que el tiempo de Dios es perfecto para responder nuestras peticiones y que siempre nos dará lo mejor.   Oración.

«Gracias Señor porque siempre me escuchas y porque oyes a todos los que confían en ti, ayúdame a esperar el tiempo de la respuesta a mis oraciones, porque solo tú sabes qué batallas se libran en el mundo espiritual para cumplir tu propósito no solo en mi vida, sino en los que me rodean, enséñame a aceptar tú voluntad, buena agradable y perfecta. En Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 13 de octubre de 2023

Sembremos en justicia y en misericordia

 

Sembremos en justicia y en misericordia


“Israel es una frondosa viña, que da abundante fruto para sí mismo; conforme a la abundancia de su fruto multiplicó también los altares, conforme a la bondad de su tierra aumentaron sus ídolos” Oseas 10:1

“Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia. Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes”. Oseas 10:12-13

Oseas comienza este capítulo con una metáfora donde dice que Israel era una vid exuberante que daba fruto para sí mismo, pero no para Dios, estaba vacía por causa de la idolatría. Esta nación tenía muchas bendiciones del Señor, pero no entendía que eran producto de la gracia de Dios y pretendían conseguirlas por actos religiosos, por hacer altares, erigir piedras, rituales y demás; esto llevó a Israel a dividir su corazón, Oseas 10:2 “Está dividido su corazón. Ahora serán hallados culpables; Jehová demolerá sus altares, destruirá sus ídolos”.

Es algo que le puede pasar a muchos creyentes que tienen su corazón dividido entre el Señor y el mundo. No podemos predicar una cosa y hacer otra, Dios quiere una fe consistente. Al no definirnos totalmente por Cristo divagamos en nuestros pensamientos y terminamos siguiendo la corriente de este mundo; recordemos lo que Elías una vez le dijo al pueblo de Israel en 1 Reyes 18:21: “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra”.

Nuestras acciones muestran si realmente tenemos temor de Dios. Por eso, así como a través de Oseas el Señor le pidió a su pueblo sembrar en justicia y en misericordia, nosotros debemos hacerlo, son actos que muestran nuestro verdadero amor y lealtad al Señor y a nuestro prójimo. Si estamos obedeciendo sus mandamientos, estos actos deben abrir surcos para una relación personal con Dios y así poder recibir las ricas bendiciones de su salvación y su justicia. Quienes plantan justicia cosecharán bondad, quienes plantan con lágrimas cosecharán con gozo, Salmos 126:5.

Cuando obramos rectamente segaremos recompensa como lo dice Proverbios 11:18 “El impío hace obra falsa; Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme”.

Segad en misericordia según la medida de la misericordia divina, la cual retribuye con creces la bondad que nosotros mostramos para con otros. El Señor Jesucristo nos enseñó en Lucas 6:38 “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”.

El versículo de hoy nos dice: “arad barbecho”, es quitar todos nuestros vicios, supersticiones, idolatrías y falsedades. Renovemos nuestra mente y busquemos al Señor hasta que Él vuelva, si hacemos lo contrario y segamos iniquidad recibiremos el fruto de ella, mentira y falsedad.

Por eso sigamos el consejo que Pablo nos da en Gálatas 6:7-8 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. Recibiremos lo que damos, pensemos si estamos sembrando para cosechar lo que anhelamos: quieres amor, siembra amor, quieres perdón siembra perdón, quieres paz siembra paz, dejemos que el Espíritu Santo siembre su fruto en nosotros entonces segaremos su plenitud.   Oración.

«Amado Dios, gracias por tu palabra, por entender que la vida futura da crecimiento a la semilla sembrada aquí, solo segamos la vida eterna los que sembramos para el Espíritu, los que obedecemos tus mandamientos y amamos la justicia y la misericordia, gracias por las recompensas que recibimos aquí cuando hacemos el bien, pero también gracias por la recompensa que tienes preparada para nosotros en la eternidad. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 12 de octubre de 2023

El evangelio, el más sublime mensaje

 


El evangelio, el más sublime mensaje

“Secase la hierba, marchitase la flor; más la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”. Isaías 40:9-11

En esta porción de Isaías 40, el profeta pregona un mensaje de consolación para la humanidad, por eso con gran vehemencia hace un llamado a la evangelización mundial, el profeta proclama un recordatorio eterno de que la Palabra de Dios permanece para siempre, y nos exhorta a que la divulguemos sin temor: “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!”

Por eso levantemos fuertemente la voz, para acallar tantas voces que se oyen de desánimo, de inconformidad, de confusión, con ideologías y pensamientos que están llevando al mundo al desamor, al desconsuelo, a la injusticia, a la violencia, a la depravación y a apartarse de su amoroso Creador. El único mensaje vivificante y que puede traer esperanza es el de Jesucristo.

El mundo necesita un fundamento sólido para edificar la vida, y urgentemente la salvación de Dios que lo puede redimir; solo la iglesia, el pueblo de Dios, tiene la Palabra y el privilegio de proclamar las buenas nuevas de Jesucristo. Desechemos todo temor porque Dios se manifestará a sí mismo, como dice quién proclama: ¡Ved aquí al Dios vuestro!

 

El gran amor de Dios por nosotros, se manifiesta en esta palabra; como un Pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos, los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a la recién paridas, Isaías 40:11. Nuestro magnifico y poderoso Dios, es también un Dios tierno y delicado, es el Dios que nos ama personalmente y nos lleva cerca de su corazón, es el Dios que permanece junto a todos los que hemos creído en su mensaje de salvación; alimentar, apacentar y pastorear, es la gran responsabilidad de nuestro Mesías, Miqueas 5:4 dice: “Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra”.

La tarea de la predicación no solo hace énfasis en la consolación, Isaías 40:1, sino que debe mostrar el acto de redención y liberación más grande que ha habido sobre esta tierra, el sacrificio de Jesucristo en la cruz que trajo perdón de pecados, liberación y vida eterna, Isaías 40:2. El evangelio es el más sublime mensaje que debe salir de nuestros labios para traer consuelo y redención a todos los que nos rodean.  Oración.

«Amado Señor, gracias por llamarme de las tinieblas a tu luz admirable para anunciar las buenas nuevas de salvación, hazme valiente y osado para que nada impida abrir mi boca y proclamar que tú eres el camino, la verdad y la vida; y que solo en ti Jesús hay salvación y vida eterna. Ahora que está cerca tu regreso, que pueda decirle a otros sin temor: ¡ved aquí a vuestro Dios!, en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 11 de octubre de 2023

Llevando una vida santa

 

Llevando una vida santa


En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Isaías 38:1-3

“He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”. Isaías 38:17

Qué gran confesión la del rey Ezequías cuando reconoce que el amor de Dios lo guardó en momentos difíciles, cuando enfermó de muerte y lo libró del rey de Asiria. Expresó que el Señor le dio la espalda a sus pecados.

Cuando Ezequías oró, Dios escuchó su oración, vio sus lágrimas y añadió quince años a su vida y quitó la mano del rey de Asiria que estaba sobre él, como lo dice Isaías 38:5-6: “Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé”.

Igualmente, Dios ha escuchado nuestro clamor y visto nuestras lágrimas en cada situación de nuestra vida, nos ha perdonado y nos ha dado una nueva oportunidad, nos ha librado por medio del Señor Jesucristo de la muerte y la condenación eterna; debemos entonces reflexionar cómo estamos llevando nuestra vida, buscar las cosas de arriba como dice Colosenses 3:1, para que todas nuestras acciones, palabras y pensamientos estén enfocados en la eternidad, por eso:

1.Reconozcamos que la vida es frágil. Isaías 38:10,12 “Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años […] Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche”.

2.Reconozcamos que hay que vivir cada día hasta lo máximo, glorificando al Dios viviente. Isaías 38:19 “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos”.

3.Reconozcamos que debemos regocijarnos con la vida, el Señor quiere nuestra alabanza y no una queja continua. Isaías 38:20 “Jehová me salvará; por tanto, cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida”.

4.Reconozcamos que durante la vida hay que prepararnos para la eternidad. Isaías 38:11,17-18 “Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo […] He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad”.

Si nuestro enfoque es eterno entonces debemos prepararnos para nuestro encuentro con el Señor, 1 Tesalonicenses 5:23. Hoy más que nunca el Señor nos recuerda cómo debemos vivir, en Efesios 5:15-18 se nos dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. El cristiano debe ser muy cuidadoso y sensato en cuanto a su comportamiento. La vida santa requiere inteligencia, responsabilidad, prudencia y sensibilidad, pidamos al Señor ser llenos del Espíritu Santo para poder lograrlo.   Oración.

«Amado Señor, enséñame a vivir como un verdadero hijo de Dios, entendiendo que la vida es corta, y los días malos, hay suficiente evidencia que la corrupción, la inmoralidad y la criminalidad abundan en este mundo. Ayúdame a vivir sabiamente de una manera sana y santa, haciendo el bien, glorificando tu nombre, obrando lo justo y recto delante de tus ojos. En el nombre de Jesús, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 10 de octubre de 2023

Predica en este tiempo de oscuridad

 

Predica en este tiempo de oscuridad


“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. 2 Timoteo 2:15

“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. 2 Timoteo 4:2

Pablo escribió esta epístola alrededor del año 67 d.C. Había sido arrestado anteriormente en Jerusalén, había sido llevado a Roma y pasó tres años en la cárcel, yendo a juicios con diferentes gobernadores romanos. Más adelante fue liberado de la prisión entre los años 64 al 67 d.C. Fue durante ese tiempo que escribió la primera epístola a su discípulo Timoteo y a Tito desde Macedonia. En el año 67 Pablo fue detenido nuevamente. Fue decapitado en Roma en el año 68 d.C. y antes de su muerte escribió la segunda epístola a Timoteo.

Los dos versículos que resumen el tema y establecen el tono de esta segunda carta son los que vemos en la lectura de hoy y enfatizan la lealtad a Dios y a su Palabra, lealtad en medio del sufrimiento, lealtad en el servicio, lealtad en medio de la apostasía, reconociendo que Dios es fiel siempre, con aquellos que no lo abandonan y son fieles a Él. Pablo lo expresó de esta manera en 2 Timoteo 4:17-18 “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”.

Las palabras que una persona pronuncia antes de su muerte son de vital importancia, esto es lo que le otorga gran significado a esta epístola, porque es el mensaje final del apóstol Pablo y aunque se nota un deje de tristeza también expresa su triunfo en 2 Timoteo 4:7 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”, este es su epitafio, pues fue la última carta que escribió.

En esta epístola Pablo presagiaba un tiempo oscuro, la apostasía que vendría sobre el mundo y la iglesia. Y es lo que estamos viendo en este momento, un abandono total de los principios de Dios. Hoy más que nunca reina la herejía y lo más triste aun, muchos que conocieron las verdades del evangelio ahora lo repudian, esta época en que estamos viviendo casi hará desaparecer la fe en la tierra, como lo expresó Jesús en Lucas 18:8b “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” lamentablemente no.

Nos encontramos ahora en medio de la apostasía, que encaja detalladamente con las palabras del apóstol en esta carta. Por eso ahora más que nunca la iglesia debe ser más visible de lo que es y seguir el consejo que Pablo le dio a su discípulo Timoteo, usar bien la palabra de verdad y predicar a tiempo y fuera de tiempo, para que muchos lleguen a Cristo. Sabemos que no habrá una conversión total de la humanidad, que su iglesia será arrebatada, 1 Tesalonicenses 4:15-17 y habrá un total abandono de la fe de los que queden en la tierra, 2 Timoteo 3:13.

Por eso, con más ahínco hoy debemos predicar el evangelio de la gracia de Dios. La gracia de Dios por medio de Jesucristo, es el camino para transformar y salvar a la humanidad.    Oración.

«Padre celestial, me acerco a ti con humildad y gratitud por tu fidelidad y porque siempre estás conmigo, en estos tiempos donde la fe en ti está casi desapareciendo, ayúdame a permanecer firme, a presentarme con diligencia como un obrero de Dios que no tiene de qué avergonzarse y que usa bien tu palabra de verdad. Ayúdame a predicar a tiempo y fuera de tiempo, en medio de la oscuridad de este mundo, deseando lo que tu deseas, que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de tu verdad, 1 Timoteo 2:4. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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