compartiendo mi devocional diario
domingo, 15 de octubre de 2023
sábado, 14 de octubre de 2023
¿Reconocen otros que hemos estado con Jesús?
¿Reconocen
otros que hemos estado con Jesús?
“Y
poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre,
habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga
acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido
sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que, en el
nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios
resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha
venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin
letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con
Jesús” Hechos 4:7-13
Un milagro
hecho por los apóstoles Pedro y Juan desató la controversia y persecución de la
iglesia; los primeros creyentes al ver a Cristo resucitado acrecentaron su fe,
de tal manera que proclamaban sin temor que la sanidad del cojo se había
realizado en el nombre y poder de Jesús, confirmando así su autoridad.
Tristemente
los primeros impedimentos contra la misión de la iglesia eran de origen
religioso interno, no de afuera. Los saduceos eran una minoría de la
aristocracia rica y de gran influencia, tanto en el templo judío como en el
gobierno; por eso les molestó mucho el milagro que se había dado, quizá, porque
esto les restaría prestigio y poder para mantener sus relaciones amistosas con
los romanos.
Eso seguirá
ocurriendo cada vez que el poder de Dios se manifieste en medio de nosotros;
así como en esa época, muchos hoy se levantan en contra de la resurrección de
Jesús, desconocen la autoridad que tiene su nombre. La palabra resurrección
sugería revolución y el establecimiento milagroso de un nuevo orden, por lo que
los saduceos concluyeron que dejar avanzar este movimiento cristiano sería un
caos, por lo cual pidieron el arresto de los discípulos del Señor.
Pero, por
muchos opositores que haya, nadie podrá quitar nuestra fe en Jesús resucitado y
reconocer su obra poderosa de transformación en nosotros, por haber creído en
su nombre. Eso fue lo que le sucedió a Pedro y Juan cuando en el Sanedrín sus
acusadores reconocían que ellos habían estado con Jesús, sabían que eran
hombres sin letras e indoctos que ahora predicaban con denuedo el evangelio.
Eso nos debe
recordar que la prueba más incontrovertible del cristianismo es la evidencia
innegable del carácter cristiano en nuestra vida, el cual hemos recibido por el
poder del Espíritu Santo. Nuestra vida es la Biblia que otros pueden leer, como
dice 2 Corintios 3:3 “siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por
nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en
tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”. Así como los apóstoles,
no podemos dejar de hablar acerca de aquellas cosas que hemos visto y oído,
determinando así que somos fieles a nuestra experiencia personal.
No sé cuánto
tiempo llevemos de vida cristiana, pero lo que hará que otros vean a Jesús en
nosotros es cuán estrechamente nos hemos relacionado con el Hijo de Dios,
cuánto hemos asimilado sus palabras, su forma de mirar a las personas, de
sentir y de hablar, además de ser llenos del Espíritu Santo para ser sus
testigos.
Un discípulo
que ha estado con Jesús se destaca en su manera de hablar, porque lo hace con
autoridad, manifiesta convicciones firmes; nadie quebranta su fe, porque sabe
en quién ha creído. A la pregunta hecha en Hechos 4:7 “y poniéndoles en medio,
les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros
esto?”, ellos contestaron: “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de
Israel, que, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros
crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está
en vuestra presencia sano” (Hechos 4:10).
No olvidemos
cuán poderoso es el nombre de Jesús, usémoslo entonces con sabiduría y
reverencia, como dice Filipenses 2:9-10 “Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la
tierra, y debajo de la tierra”. Oración.
«Amado
Jesús, quiero que todos te vean a través de mi vida; por eso, por amor a tu
nombre, estoy dispuesto a transmitir tu mensaje de que en ningún otro hay
salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos. Me has dado autoridad, una convicción firme y la
disposición para llevar el evangelio. Gracias por venir a salvar al mundo y por
transformar la vida de todos los que creen en tu nombre, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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Cuando no llega la respuesta
Cuando no llega la respuesta
“Jehová es
bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían”
Nahum 1:7.
“Entonces me
dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a
entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras;
y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se
me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales
príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”. Daniel
10:12-13
Nos hemos
preguntado muchas veces ¿por qué no llega la respuesta? pensamos que hemos
hecho todo lo que está a nuestro alcance: oramos, ayunamos, nos apropiamos de
las promesas que hay en la Palabra, sentimos que nuestra fe es suficiente para
mover esa circunstancia; pero pasa el tiempo y vemos que nada sucede, es como
si Dios no estuviera escuchando, nos sentimos ignorados, como si algo estuviera
pasando con nosotros.
No debemos
pensar así, no es que el Señor nos haya olvidado y que algo anda mal con
nosotros, sino que debemos entender que el tiempo de Dios nada tiene que ver
con el nuestro la mayoría de las veces; que Él siempre tiene el control de toda
situación y dará la repuesta en el momento preciso. En estos tiempos con tanta
tecnología nos hemos acostumbrado a la inmediatez, tenemos todo a pedir de
boca, los problemas quedan solucionados rápidamente con solo presionar un clip
en nuestro celular o computador y queremos que Dios actúe de la misma manera.
Quisiéramos marcar el teléfono de Dios que está en Jeremías 33:3 que dice:
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú
no conoces” y que su respuesta nos llegue como si estuviéramos oprimiendo un
botón, pero con Dios no es así.
No queremos
estar en angustia y desesperación y es por esto, que muchos se dejan arrastrar
por creencias de que simplemente tenemos que declarar lo positivo, diciendo:
“yo reclamo las promesas de Dios”, tratando de controlar las situaciones, como
si solo tuviéramos que decirle a Él: “está es nuestra voluntad, es lo que
queremos, hazlo” y no le preguntamos cuál es su voluntad para nosotros, 1 Juan
5:14.
Hay muchos
que se auto condenan porque no pueden producir una respuesta a una oración
desesperada. Tenemos que saber que la Palabra de Dios es verdadera, que Él es
fiel a sus promesas, que es bueno y perfecto, que sabe lo que hace y que quizás
nosotros flaqueamos en nuestra fe, cuando nos toca esperar en su tiempo; el
Señor sólo anhela que confiemos, a pesar de lo que estemos afrontando y que no
debemos olvidar lo que dice la canción: “aunque no pueda ver sé que estás
obrando”, por eso, solo confiemos y pidamos aceptar su voluntad.
Aprendamos
de Daniel que fue perseverante en la oración y que la respuesta a su petición
no llegó al momento, tuvo que esperar mientras se libraba una batalla
espiritual porque el enemigo estaba estorbando la respuesta, se estaba
oponiendo a los propósitos de Dios. Hermanos, nuestras oraciones tendrán
contestación de una manera u otra, la cuestión aquí es que no siempre coinciden
precisamente con la voluntad de Dios y no siempre nos gusta lo que Él nos contesta.
Debemos permitir que Dios cambie nuestros deseos y los alinee con su propósito
eterno, así entenderemos que el tiempo de Dios es perfecto para responder
nuestras peticiones y que siempre nos dará lo mejor. Oración.
«Gracias
Señor porque siempre me escuchas y porque oyes a todos los que confían en ti,
ayúdame a esperar el tiempo de la respuesta a mis oraciones, porque solo tú
sabes qué batallas se libran en el mundo espiritual para cumplir tu propósito
no solo en mi vida, sino en los que me rodean, enséñame a aceptar tú voluntad,
buena agradable y perfecta. En Cristo Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 13 de octubre de 2023
Sembremos en justicia y en misericordia
Sembremos en justicia y en misericordia
“Israel es
una frondosa viña, que da abundante fruto para sí mismo; conforme a la
abundancia de su fruto multiplicó también los altares, conforme a la bondad de
su tierra aumentaron sus ídolos” Oseas 10:1
“Sembrad
para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para
vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os
enseñe justicia. Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto
de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes”.
Oseas 10:12-13
Oseas
comienza este capítulo con una metáfora donde dice que Israel era una vid
exuberante que daba fruto para sí mismo, pero no para Dios, estaba vacía por
causa de la idolatría. Esta nación tenía muchas bendiciones del Señor, pero no
entendía que eran producto de la gracia de Dios y pretendían conseguirlas por
actos religiosos, por hacer altares, erigir piedras, rituales y demás; esto
llevó a Israel a dividir su corazón, Oseas 10:2 “Está dividido su corazón.
Ahora serán hallados culpables; Jehová demolerá sus altares, destruirá sus
ídolos”.
Es algo que
le puede pasar a muchos creyentes que tienen su corazón dividido entre el Señor
y el mundo. No podemos predicar una cosa y hacer otra, Dios quiere una fe
consistente. Al no definirnos totalmente por Cristo divagamos en nuestros
pensamientos y terminamos siguiendo la corriente de este mundo; recordemos lo
que Elías una vez le dijo al pueblo de Israel en 1 Reyes 18:21: “Y acercándose
Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el
pueblo no respondió palabra”.
Nuestras
acciones muestran si realmente tenemos temor de Dios. Por eso, así como a
través de Oseas el Señor le pidió a su pueblo sembrar en justicia y en
misericordia, nosotros debemos hacerlo, son actos que muestran nuestro
verdadero amor y lealtad al Señor y a nuestro prójimo. Si estamos obedeciendo
sus mandamientos, estos actos deben abrir surcos para una relación personal con
Dios y así poder recibir las ricas bendiciones de su salvación y su justicia.
Quienes plantan justicia cosecharán bondad, quienes plantan con lágrimas
cosecharán con gozo, Salmos 126:5.
Cuando
obramos rectamente segaremos recompensa como lo dice Proverbios 11:18 “El impío
hace obra falsa; Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme”.
Segad en
misericordia según la medida de la misericordia divina, la cual retribuye con
creces la bondad que nosotros mostramos para con otros. El Señor Jesucristo nos
enseñó en Lucas 6:38 “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y
rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os
volverán a medir”.
El versículo
de hoy nos dice: “arad barbecho”, es quitar todos nuestros vicios, supersticiones,
idolatrías y falsedades. Renovemos nuestra mente y busquemos al Señor hasta que
Él vuelva, si hacemos lo contrario y segamos iniquidad recibiremos el fruto de
ella, mentira y falsedad.
Por eso
sigamos el consejo que Pablo nos da en Gálatas 6:7-8 “No os engañéis; Dios no
puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que
siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. Recibiremos lo que
damos, pensemos si estamos sembrando para cosechar lo que anhelamos: quieres
amor, siembra amor, quieres perdón siembra perdón, quieres paz siembra paz,
dejemos que el Espíritu Santo siembre su fruto en nosotros entonces segaremos
su plenitud. Oración.
«Amado Dios,
gracias por tu palabra, por entender que la vida futura da crecimiento a la
semilla sembrada aquí, solo segamos la vida eterna los que sembramos para el
Espíritu, los que obedecemos tus mandamientos y amamos la justicia y la
misericordia, gracias por las recompensas que recibimos aquí cuando hacemos el
bien, pero también gracias por la recompensa que tienes preparada para nosotros
en la eternidad. En el nombre de Jesús, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 12 de octubre de 2023
El evangelio, el más sublime mensaje
El
evangelio, el más sublime mensaje
“Secase la
hierba, marchitase la flor; más la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre. Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente
tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de
Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder,
y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante
de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los
corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién
paridas”. Isaías 40:9-11
En esta
porción de Isaías 40, el profeta pregona un mensaje de consolación para la
humanidad, por eso con gran vehemencia hace un llamado a la evangelización
mundial, el profeta proclama un recordatorio eterno de que la Palabra de Dios
permanece para siempre, y nos exhorta a que la divulguemos sin temor: “Súbete
sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz,
anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved
aquí al Dios vuestro!”
Por eso
levantemos fuertemente la voz, para acallar tantas voces que se oyen de
desánimo, de inconformidad, de confusión, con ideologías y pensamientos que
están llevando al mundo al desamor, al desconsuelo, a la injusticia, a la
violencia, a la depravación y a apartarse de su amoroso Creador. El único
mensaje vivificante y que puede traer esperanza es el de Jesucristo.
El mundo
necesita un fundamento sólido para edificar la vida, y urgentemente la
salvación de Dios que lo puede redimir; solo la iglesia, el pueblo de Dios,
tiene la Palabra y el privilegio de proclamar las buenas nuevas de Jesucristo.
Desechemos todo temor porque Dios se manifestará a sí mismo, como dice quién
proclama: ¡Ved aquí al Dios vuestro!
El gran amor
de Dios por nosotros, se manifiesta en esta palabra; como un Pastor que cuida
su rebaño, recoge los corderos en sus brazos, los lleva junto a su pecho, y
guía con cuidado a la recién paridas, Isaías 40:11. Nuestro magnifico y
poderoso Dios, es también un Dios tierno y delicado, es el Dios que nos ama
personalmente y nos lleva cerca de su corazón, es el Dios que permanece junto a
todos los que hemos creído en su mensaje de salvación; alimentar, apacentar y
pastorear, es la gran responsabilidad de nuestro Mesías, Miqueas 5:4 dice: “Y
él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová
su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de
la tierra”.
La tarea de
la predicación no solo hace énfasis en la consolación, Isaías 40:1, sino que
debe mostrar el acto de redención y liberación más grande que ha habido sobre
esta tierra, el sacrificio de Jesucristo en la cruz que trajo perdón de
pecados, liberación y vida eterna, Isaías 40:2. El evangelio es el más sublime
mensaje que debe salir de nuestros labios para traer consuelo y redención a
todos los que nos rodean. Oración.
«Amado
Señor, gracias por llamarme de las tinieblas a tu luz admirable para anunciar
las buenas nuevas de salvación, hazme valiente y osado para que nada impida
abrir mi boca y proclamar que tú eres el camino, la verdad y la vida; y que
solo en ti Jesús hay salvación y vida eterna. Ahora que está cerca tu regreso,
que pueda decirle a otros sin temor: ¡ved aquí a vuestro Dios!, en el nombre de
Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
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miércoles, 11 de octubre de 2023
Llevando una vida santa
Llevando una vida santa
En aquellos
días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y
le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo:
Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad
y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus
ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Isaías 38:1-3
“He aquí,
amargura grande me sobrevino en la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo
de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”. Isaías
38:17
Qué gran
confesión la del rey Ezequías cuando reconoce que el amor de Dios lo guardó en
momentos difíciles, cuando enfermó de muerte y lo libró del rey de Asiria.
Expresó que el Señor le dio la espalda a sus pecados.
Cuando
Ezequías oró, Dios escuchó su oración, vio sus lágrimas y añadió quince años a
su vida y quitó la mano del rey de Asiria que estaba sobre él, como lo dice
Isaías 38:5-6: “Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He
oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince
años. Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta
ciudad ampararé”.
Igualmente,
Dios ha escuchado nuestro clamor y visto nuestras lágrimas en cada situación de
nuestra vida, nos ha perdonado y nos ha dado una nueva oportunidad, nos ha
librado por medio del Señor Jesucristo de la muerte y la condenación eterna;
debemos entonces reflexionar cómo estamos llevando nuestra vida, buscar las
cosas de arriba como dice Colosenses 3:1, para que todas nuestras acciones,
palabras y pensamientos estén enfocados en la eternidad, por eso:
1.Reconozcamos
que la vida es frágil. Isaías 38:10,12 “Yo dije: A la mitad de mis días iré a
las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años […] Mi morada ha sido
movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida;
me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche”.
2.Reconozcamos
que hay que vivir cada día hasta lo máximo, glorificando al Dios viviente.
Isaías 38:19 “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el
padre hará notoria tu verdad a los hijos”.
3.Reconozcamos
que debemos regocijarnos con la vida, el Señor quiere nuestra alabanza y no una
queja continua. Isaías 38:20 “Jehová me salvará; por tanto, cantaremos nuestros
cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida”.
4.Reconozcamos
que durante la vida hay que prepararnos para la eternidad. Isaías 38:11,17-18
“Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más
hombre con los moradores del mundo […] He aquí, amargura grande me sobrevino en
la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste
tras tus espaldas todos mis pecados. Porque el Seol no te exaltará, ni te
alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad”.
Si nuestro
enfoque es eterno entonces debemos prepararnos para nuestro encuentro con el Señor,
1 Tesalonicenses 5:23. Hoy más que nunca el Señor nos recuerda cómo debemos
vivir, en Efesios 5:15-18 se nos dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo
andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque
los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea
la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu”. El cristiano debe ser muy cuidadoso y
sensato en cuanto a su comportamiento. La vida santa requiere inteligencia,
responsabilidad, prudencia y sensibilidad, pidamos al Señor ser llenos del
Espíritu Santo para poder lograrlo. Oración.
«Amado
Señor, enséñame a vivir como un verdadero hijo de Dios, entendiendo que la vida
es corta, y los días malos, hay suficiente evidencia que la corrupción, la
inmoralidad y la criminalidad abundan en este mundo. Ayúdame a vivir sabiamente
de una manera sana y santa, haciendo el bien, glorificando tu nombre, obrando
lo justo y recto delante de tus ojos. En el nombre de Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 10 de octubre de 2023
Predica en este tiempo de oscuridad
Predica en este tiempo de oscuridad
“Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. 2 Timoteo 2:15
“Que
prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,
reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. 2 Timoteo 4:2
Pablo
escribió esta epístola alrededor del año 67 d.C. Había sido arrestado
anteriormente en Jerusalén, había sido llevado a Roma y pasó tres años en la
cárcel, yendo a juicios con diferentes gobernadores romanos. Más adelante fue
liberado de la prisión entre los años 64 al 67 d.C. Fue durante ese tiempo que
escribió la primera epístola a su discípulo Timoteo y a Tito desde Macedonia.
En el año 67 Pablo fue detenido nuevamente. Fue decapitado en Roma en el año 68
d.C. y antes de su muerte escribió la segunda epístola a Timoteo.
Los dos
versículos que resumen el tema y establecen el tono de esta segunda carta son
los que vemos en la lectura de hoy y enfatizan la lealtad a Dios y a su
Palabra, lealtad en medio del sufrimiento, lealtad en el servicio, lealtad en
medio de la apostasía, reconociendo que Dios es fiel siempre, con aquellos que
no lo abandonan y son fieles a Él. Pablo lo expresó de esta manera en 2 Timoteo
4:17-18 “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí
fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado
de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará
para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”.
Las palabras
que una persona pronuncia antes de su muerte son de vital importancia, esto es
lo que le otorga gran significado a esta epístola, porque es el mensaje final
del apóstol Pablo y aunque se nota un deje de tristeza también expresa su
triunfo en 2 Timoteo 4:7 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera,
he guardado la fe”, este es su epitafio, pues fue la última carta que escribió.
En esta
epístola Pablo presagiaba un tiempo oscuro, la apostasía que vendría sobre el
mundo y la iglesia. Y es lo que estamos viendo en este momento, un abandono
total de los principios de Dios. Hoy más que nunca reina la herejía y lo más
triste aun, muchos que conocieron las verdades del evangelio ahora lo repudian,
esta época en que estamos viviendo casi hará desaparecer la fe en la tierra,
como lo expresó Jesús en Lucas 18:8b “Pero cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?” lamentablemente no.
Nos
encontramos ahora en medio de la apostasía, que encaja detalladamente con las
palabras del apóstol en esta carta. Por eso ahora más que nunca la iglesia debe
ser más visible de lo que es y seguir el consejo que Pablo le dio a su
discípulo Timoteo, usar bien la palabra de verdad y predicar a tiempo y fuera
de tiempo, para que muchos lleguen a Cristo. Sabemos que no habrá una
conversión total de la humanidad, que su iglesia será arrebatada, 1
Tesalonicenses 4:15-17 y habrá un total abandono de la fe de los que queden en
la tierra, 2 Timoteo 3:13.
Por eso, con
más ahínco hoy debemos predicar el evangelio de la gracia de Dios. La gracia de
Dios por medio de Jesucristo, es el camino para transformar y salvar a la
humanidad. Oración.
«Padre
celestial, me acerco a ti con humildad y gratitud por tu fidelidad y porque
siempre estás conmigo, en estos tiempos donde la fe en ti está casi
desapareciendo, ayúdame a permanecer firme, a presentarme con diligencia como
un obrero de Dios que no tiene de qué avergonzarse y que usa bien tu palabra de
verdad. Ayúdame a predicar a tiempo y fuera de tiempo, en medio de la oscuridad
de este mundo, deseando lo que tu deseas, que todos los hombres sean salvos y
lleguen al conocimiento de tu verdad, 1 Timoteo 2:4. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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