miércoles, 23 de septiembre de 2020

Señor: Examíname, pruébame y guíame

 

Señor: Examiname


, pruebame y guíame

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” Salmos 139: 23-24

En el proceso de transformación de nuestras vidas que el Señor hace a través de su Santo Espíritu, a partir del momento en que recibimos a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador personal, debemos estar dispuestos, libre y voluntariamente a ser examinados, probados y guiados por el Señor porque este proceso es el produce en nosotros el crecimiento espiritual y esa disposición se fortalece en la medida de nuestra fe por el conocimiento y entendimiento de la palabra de Dios.

Debemos disponernos para que Dios nos examine y conozca nuestro corazón “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (San Mateo 15:19) y porque “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9) y porque “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” (San Mateo 5:8)

Debemos disponernos para ser probados por Dios para que conozca nuestros pensamientos y vea si hay en nosotros camino de perversidad. “Porque el Dios Justo prueba la mente y el corazón.” (Salmos 7:9 b) “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; pero Jehová prueba los corazones.” (Proverbios 17:3) “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga.” (Gálatas 6:4)

Debemos disponernos para ser guiados por Dios en el camino eterno: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.” (Salmos 143:10) “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” (Salmos 16:11)

Conociendo y entendiendo el propósito de este proceso en nuestras vidas, ¡Oh! Señor, dispuestos estamos en espíritu y en verdad a que nos examines, nos pruebes y nos guíes a todo lo largo de esta vida, y que en tu amor y misericordia nos permitas vivir.  Oración.

«Padre Santo, Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro, sabemos por tu palabra en la que hemos creído que tú eres Señor de Señores y como tal respetas el libre albedrío que nos diste y por ello pones delante de nosotros camino de vida y camino de muerte, por tu misericordia hemos escogido el camino de vida del cual Jesucristo es el Señor y queremos allegarnos más y más a ti para que tú te allegues a nosotros y para ello te pedimos Señor que nos examines, nos pruebes y nos guíes para corregir todo aquello de nosotros que no sea agradable a ti, todo aquello que sea obstáculo para nuestra comunión contigo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 22 de septiembre de 2020

Omnipresencia y Omnisciencia de Dios

 


Omnipresencia y Omnisciencia de Dios

¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?” Jeremías 23:24

Es curioso observar en todos los vídeos de robos, asaltos y crímenes; que diariamente vemos en la televisión en las que graban a los delincuentes en los momentos en que están haciendo sus fechorías, como ellos miran a todos lados para detectar si alguien los está observando, pero nunca miran hacia arriba, nunca piensan en que siempre están bajo la mirada del único que hace verdadera justicia y que paga a cada uno conforme a sus hechos. “Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos. No hay tinieblas ni sombra de muerte donde se escondan los que hace maldad.” (Job 34: 21-22)

Quienes hemos creído en Jesucristo y permanecemos en su palabra, nos identificamos plenamente con el salmista cuando dice: “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.” (Salmos 139: 1-6)

A todo aquel que pretende buscar un escondrijo en el mundo para esconderse de Jehová, Él mismo le advierte en su poderosa palabra: “¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?! Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: ¿No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: ¿No entendió?” (Isaías 29: 15-16)

Ante la omnipresencia y la omnisciencia de Dios nada hay oculto: “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” (hebreos 4:13)      Oración.

«Padre nuestro que estás en los cielos, Creador, Dios y Señor de todo lo que existe; cuando andaba en tinieblas y hacía lo que a conciencia sabía que era malo, buscaba hacerlo en oculto, buscaba escondrijo para ocultar mi mal, ahora en tus caminos sé que de todo y de todos podré ocultarme, pero no de ti. Sé que eres omnisciente y puedes ver no solamente lo pasado, lo presente y lo porvenir sino también lo más profundo y oculto de mis pensamientos, sentimientos, hechos y deseos; esto es demasiado maravilloso para mí porque me lleva a pensar ¿qué sentido tiene tratar de ocultarte algo? Gracias Señor porque eso es parte de la gran obra que por tu Espíritu has hecho en mi vida. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Quebrantados, enlazados y presos

 


Quebrantados, enlazados y presos

“La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.” Isaías 28:13

La palabra de Dios, tiene una estructura en la biblia conducente a cumplir el propósito espiritual para el cual el Señor nos la ha dado: Mandamiento tras mandamiento, al igual que, renglón tras renglón, no indica que los mandamientos y los renglones van uno a continuación de otro, pero tienen un mismo valor espiritual. A diferencia de mandato sobre mandato y línea sobre línea, en las que hace referencia a una jerarquía, es decir donde un mandato o una línea son superiores, espiritualmente, a otro mandato u otra línea. Esto se hace evidente en la práctica cuando escudriñamos la palabra o, para realizar un estudio bíblico o preparar una prédica; al igual que en la medida de nuestro crecimiento espiritual.

Además nos dice que un poquito allí, otro poquito allá; una línea de la palabra de Dios puede conformarse con apartes de uno, varios o muchos libros de la Biblia tanto del antiguo como del nuevo testamento y este es uno de los aspectos más maravillosos de la Biblia, que siendo un conjunto de libros escritos por diferentes autores en un período de tiempo que supera los 1500 años, guarda una unidad de pensamiento porque “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17)

Caer de espaldas es la forma más indefensa en la que puede caer una persona, por eso la palabra de Dios, en la medida en que nos es revelada, poco a poco nos va llevando a ese punto de indefensión, por falta de argumentos que pudiéramos tener ante la verdad que nos es revelada; es como si cayésemos de espaldas ante tanta claridad y perfección. Asimismo, al llevarnos a la confrontación de nuestro vivir y de nuestro obrar frente a lo que la Palabra de Dios establece, nos quebranta; luego nos abraza para no apartarnos de ella y finalmente quedamos sujetos a ella, por eso nos pregunta: “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23: 29)   Oración.

«Padre, Señor y Dios nuestro, por tu infinito amor has tendido sobre quienes creemos en Cristo Jesús, esos lazos de amor de tu palabra revelada, que poco a poco nos va llevando, espiritualmente, a caer de espaldas y ser quebrantados enlazados y presos, porque tu palabra es la verdad que nos hace libres del mundo, del pecado y de la muerte y, al conocer a través de ella tu magnificencia, tu poder, tu amor y tu misericordia; ciertamente sentimos que caemos de espaldas y somos quebrantados, enlazados y presos. Gracias Señor por este privilegio. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Vestíos del nuevo hombre, creado según Dios

  

Vestíos del nuevo hombre, creado según Dios


“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas”, Mateo 6:31-32

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él”, Efesios 1:3-4

Se acerca el fin de año y la mayoría de la gente se aglomera en los almacenes, en los supermercados y se tensiona por los preparativos de la despedida de un año más, pero realmente es un año menos de vida y esto nos debería llevar a reflexionar cuánto hemos madurado espiritualmente, cuánto de nuestra anterior manera vana de vivir, nos hemos despojado. La Biblia dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, […] y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24)

Dice la biblia que el que está en Cristo nueva criatura es y estar en Cristo es participar de todo lo que Cristo es y todo lo que Él hizo por nosotros, pues Dios nos bendijo con toda bendición espiritual en Cristo. Nos escogió con anterioridad, para hacernos sus hijos por medio de Jesucristo, y por su gracia tenemos el perdón de pecados, fuimos comprados con alto precio, su sangre derramada en la cruz, además nos hizo sobreabundar en toda sabiduría e inteligencia. Hemos recibido herencia incorruptible según su voluntad y quienes hemos creído, fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa, para alabanza de su gloria. ¡Que abundante riqueza nos ha dado el Señor! ¿Qué más podríamos pedir?

Hermano todo lo que necesitamos para vivir una vida abundante como creyentes, es permitir que Cristo viva en nuestro corazón, solo en Cristo estamos completos, pues nuestro destino es el Cielo y una eternidad en su presencia. Oración.

Padre amado, cada día me despojo de la manera vana de vivir, de toda iniquidad de mi corazón, de toda maldad y de todo afán del mundo. Hoy me apropio de las bendiciones que tú me has dado y me visto del nuevo hombre escogido por ti, lleno de misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia, perdón y sobre todo de amor, que es el vínculo perfecto. Te amo Señor, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese 

sábado, 19 de septiembre de 2020

El todo del hombre – Parte Final

 

El todo del hombre – Parte Final


“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” Eclesiastés 12:13

Entender el temor de Dios implica recorrer un camino claramente establecido: “Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová.” (Proverbios 2: 1-5 a)

Guardar sus mandamientos es cumplirlos, es conocerlos, entenderlos y obedecerlos y en ello se manifiesta nuestro verdadero amor a Dios y recíprocamente el amor de Dios para con nosotros: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” (Juan 14:21)

“Ahora, pues, Israel (Pueblo de Dios), ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” (Deuteronomio 10: 12-13)

Querido Hermano en Cristo Jesús, termina el Señor diciéndonos en este día: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” (Miqueas 6:8)   Oración.

«Padre nuestro que estás en los cielos, que todo lo llenas con tu gloria y que eres el único dueño de la tierra y toda su plenitud, del mundo y todos los que en él habitan; por tu misericordia, nos has hecho tus hijos, tu pueblo y tus siervos y así te adoramos, te alabamos y bendecimos tu nombre; por esta gracia inmerecida con la que rescataste nuestra vida del mundo, del pecado y de la muerte y nos has puesto en los lugares celestiales. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito. 

viernes, 18 de septiembre de 2020

El todo del hombre – Primera Parte

 


El todo del hombre – Primera Parte

“El fin de todo l discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” Eclesiastés 12:13

En esta palabra concluyente del Rey Salomón a la cual llega después de hacer lo que él dice: “Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen de él. Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.” (Eclesiastés 1:13-14) Si nosotros analizamos el quehacer del hombre, toda su lucha, todo su esfuerzo y el objeto por el cual lo hace, de seguro surgirá en nosotros la pregunta que Salomón se hizo: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?” (Eclesiastés 1:3)

Lucha, se esfuerza, se afana el hombre por las riquezas, posesiones y bienes materiales; para ya tarde entender que: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá.” (Job 1:21 a) Se esfuerza, lucha y se afana el hombre por adquirir sabiduría humana, por conquistar títulos, por destacarse en la ciencia y en sus diferentes trabajos; para tarde entender la conclusión a la que llega Salomón: “Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.” (Eclesiastés 2: 15-16) Busca el hombre, lucha, se afana y se esfuerza por vivir y ejercer el señorío que Dios le dio cuando le dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28) y tarde comprende que: “Lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.” (Eclesiastés 3: 19-20) (Continuará) Oración.

«Padre Dios, amado, misericordioso y santo; en el nombre de Jesús te doy gracias porque a través de la revelación de tu palabra que nos haces por tu Santo Espíritu, nos llevas a comprender que, real y verdaderamente, una sola cosa necesitamos en esta vida y es que Cristo Jesús ocupe el trono de nuestro corazón y nuestra vida y sea nuestro Señor, nuestro Dios, nuestro rey, nuestro todo porque si lo tenemos a Él, todo lo tenemos. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito. 

jueves, 17 de septiembre de 2020

Viviendo en humildad.

 


Viviendo en humildad.

“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” Romanos 12:3

Por la gracia que le había sido dada en Cristo Jesús, el apóstol Pablo se dirige a los romanos para exhortarlos a la humildad en su relación con los demás, recordando el mandato de Jesús: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;” (Mateo 11:29 a)

El reconocimiento de Dios todopoderoso y eterno, soberano sobre todas las cosas, debe conducirnos a reconocer nuestra debilidad, temporalidad y dependencia absoluta de Él y, con ello, a humillarnos delante de su magnificencia y poder y, así, ver y servir a nuestro prójimo con amor y sin altivez, independientemente de las circunstancias de la vida. “cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.” (Romanos 15:2)

Las actitudes y comportamientos que caracterizan a quienes practican la humildad claramente los describe la Biblia: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación, constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.” (Romanos 12: 10-19)   Oración.

«Padre Santo, gracias te damos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo porque a través de su ejemplo y de su palabra nos has lavado de todo orgullo, soberbia y vanagloria; haciéndonos mansos y humildes de corazón para servirte y servir a nuestro prójimo con ese perfecto amor que tú derramas en nuestros corazones por tu Santo Espíritu. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Lo insondable de Dios.

 


Lo insondable de Dios.

“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Romanos 11:33

Cuando pensamos en Dios con nuestra mente humana, nos enfrentamos a la gran dificultad de tratar de comprender a un ser que en todo excede nuestro conocimiento y nuestra comprensión de las cosas. ¿Cómo tratar de formarnos una imagen concreta de alguien que excede todo lo alto, todo lo profundo y todo lo ancho y que además es omnisciente, omnipotente y omnipresente? ¿Alguien en quien la inmensidad de un universo que no alcanzamos ni siquiera a imaginar, y que Él creó, está inmerso en Él mismo? ¿Cómo entender que ese alguien cuya magnificencia, poder, sabiduría, ciencia y amor que sobrepasan todo conocimiento, nos haya escogido para adoptarnos como sus hijos por la gracia que nos es dada en Cristo Jesús? Y ¿Cómo entender que ante todo esto sigamos siendo necios, contumaces y rebeldes? Bien dice la Palabra: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (Oseas 4:6) Y colgado en la cruz del calvario “Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34 a)

Hermanos, a nosotros los escogidos, los llamados, los justificados y glorificados nos ha sido dada la gracia de llevar el conocimiento del evangelio a los que se hallan en la ignorancia, de llevar la luz de la palabra de Dios a aquellos que están en tinieblas porque “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14) Estamos llamados a apropiarnos de lo que el apóstol Pablo dice: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar, entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Efesios 3:8-11)

¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? (Job 11:7) O te rendirás ante Él como Saulo y le dirás: “Señor, ¿Qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6 a)   Oración.

«Padre Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro, insondables son las riquezas de tu sabiduría y de tu ciencia e inescrutables tus caminos y tus sendas, lejos están de nuestra finita mente humana porque tú Señor eres sobrenatural y tu magnificencia y tu poder son inimaginables para nosotros. Te damos gracias por nuestro Señor Jesucristo, porque a través de Él te has manifestado a nuestras vidas y solamente por la revelación de tu palabra que nos haces por tu Santo Espíritu nos permites conocer lo que en tu amor quieres que conozcamos de ti Señor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 15 de septiembre de 2020

La esperanza viva que nos sustenta.

 


La esperanza viva que nos sustenta.

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Romanos 8:18

Para quienes creemos en Cristo Jesús y vivimos en obediencia a Él, hay una firme esperanza de que nos sustenta día tras día ante las vicisitudes de la vida humana y es la esperanza de la gloria eterna “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:16-18)

Esa firme esperanza de la gloria eterna que nos está reservada debe conducirnos a recorrer el camino de la vida buscando lo que debemos buscar y mirando lo que debemos mirar, conscientes de nuestra identidad de hijos de Dios: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo, en Dios. Cuando Cristo se manifieste en vuestra vida, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.” (Colosenses 3:1-4)

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada, en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.” (1 Pedro 3-9)   Oración.

«Amado Padre, Señor y Dios de todo amor y de toda misericordia, te damos gracias porque por la gracia que nos has dado en Cristo Jesús, hoy vivimos con paciencia, las aflicciones del tiempo presente, plenamente conscientes de que no son comparables con la gloria venidera que nos tienes reservada en la libertad gloriosa de los hijos de Dios y porque, está firme esperanza, nos ayuda a vivir mirando las cosas que no se ven y no las cosas que se ven, porque las cosas que vemos son efímeras pero las que no vemos son eternas. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

lunes, 14 de septiembre de 2020

¿Obediencia para muerte o para justicia?


 

¿Obediencia para muerte o para justicia?

“¿No sabéis que, si os someteis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecemos, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” Romanos 6:16

El Señor dice al profeta Jeremías: “Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.” (Jeremías 21:8) El Señor de señores, respetando el libre albedrío que dio al hombre deja en sus manos la decisión del camino que desea recorrer en su vida y, una vez que el hombre escoge, se sujeta a obedecer al Señor de ese camino, por ello dice el Profeta Jeremías: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es Señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jeremías 10:23)

Lo anterior claramente establece que a partir del momento en que el hombre escoge el camino que desea seguir, queda sujeto al señor de ese camino y es el señor de ese camino el que en adelante ordenará sus pasos; si el hombre escoge el camino de muerte, será satanás su señor y quien ordene sus pasos a la muerte; si escoge el camino de la vida, será Jesucristo, quien guíe sus pasos a la vida y vida eterna.

Hoy el Señor a través de Pablo nos exhorta: “Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6: 19-23)   Oración.

«Padre, Señor y Dios nuestro, por tu amor y misericordia hemos sido llamados a la obediencia para justicia en Cristo Jesús. Tu Santo Espíritu que mora en nosotros nos ha convencido de pecado, justicia y juicio, por eso hoy, por la obra que has hecho en nuestras vidas, al ser lavados con la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo y con el agua limpia de tu palabra, estamos andando en tus caminos sustentados por la diestra de tu poder y por el poder de tu Santo Espíritu que guía nuestros pasos y nuestro corazón. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

domingo, 13 de septiembre de 2020

El Espíritu que hemos recibido

 

El Espíritu que hemos recibido


“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8:15

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” Romanos 8:16

Por la gracia que nos es dada en Cristo Jesús, al recibirlo por fe como nuestro Señor y Salvador personal, recibimos el espíritu de adopción como hijos de Dios, claramente lo dice la palabra: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gálatas 4:4-6). Y ese Espíritu que nos es dado, derrama en nuestros corazones el perfecto amor de Dios y al hacerlo acontece en nosotros que: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18)

El Espíritu que por adopción hemos recibido, da testimonio a nuestro espíritu de esa nueva identidad de “hijos de Dios”; la palabra de Dios lo confirma al decir: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13) “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son Hijos de Dios” (Romanos 8:14)

Hermanos amados en Cristo Jesús, la gracia de Dios por la que hemos sido adoptados como hijos del Dios omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, Señor y dueño de todo lo que existe y que proviene de su gran amor que sobrepasa todo conocimiento, debe recíprocamente conducirnos a una obediencia y a una disposición en espíritu y en verdad para amarle de todo nuestro corazón, y de toda nuestra alma, y de toda nuestra mente, y de todas nuestras fuerzas y, en ese amor, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  Ración.

«Padre, Señor y Dios, Dios nuestro; te adoramos, te alabamos, bendecimos tu nombre y te damos gracias porque al recibir a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador, nos has dado tu Espíritu y ahora mora en nosotros y es nuestro fiel compañero hasta el fin del mundo, es quien nos recuerda todo lo que nos has enseñado a través de tu palabra y, el que guía nuestros pasos y guía nuestro corazón para vivir en obediencia a ti; llénanos Señor con tu Espíritu, úngenos Señor con tu Espíritu, vivifícanos con tu Espíritu y has de nosotros instrumentos de tu Santo Espíritu para honra y gloria de tu nombre. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Vivir y Morir para el Señor

 

Vivir y Morir para el Señor


“Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí” Romanos 14:7

“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” Romanos 14:8

“Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven” Romanos 14:9

A quienes Cristo Jesús se nos ha revelado y lo hemos recibido de corazón, ya no vivimos para nosotros, ni morimos para nosotros, sino, para él, bien lo dice Pablo: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando en esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5: 14-15) “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39)

A todos los creyentes en Cristo Jesús, nuestro crecimiento espiritual debe conducirnos a ese punto en que en Espíritu y en Verdad declaremos de todo corazón: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)

Porque Cristo Jesús para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, por ello dice el Apóstol Juan: “Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (Apocalipsis 1: 17-18)

Nosotros estamos llamados a menguar para que Cristo crezca, a morir para que Cristo viva en nosotros, con nosotros, por nosotros y sobre nosotros; a este respecto dice claramente la palabra: “De cierto, de cierto os digo, que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” (Juan 12:24)   Oración.

«Padre Dios, Señor de todo lo que existe y de todos los que existimos; por tu misericordia nos has dado vida y vida en abundancia y, por tu misericordia, un día recogerás nuestro espíritu y cerraremos nuestros ojos a este mundo que solamente es vanidad de vanidades, y los abriremos a la eternidad en Cristo Jesús para adorarte y alabarte Señor, por los siglos de los siglos. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

viernes, 11 de septiembre de 2020

YO IRÉ A DONDE NO HAYA IDO

 


YO IRÉ A DONDE NO HAYA IDO

“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad”, Hechos 8:4-8

En el libro de Hechos se nos muestra que la muerte de Esteban hizo que estallara una persecución sobre la iglesia del primer siglo que obligó a los cristianos a huir en busca de cierta seguridad. Pero no dejaron de hablar de Jesús a donde iban. Eran hombres de valor, estaban decididos a enfrentar todos los peligros que los asecharan por causa de Cristo. Eran hombres buenos, tenían al Espíritu Santo en sus vidas y esto hacía que inspiraran respeto. Este capítulo narra grandes cambios en la primera iglesia de Jerusalén que repercutieron hasta hoy. Se puede decir que Dios usó la persecución para afectar el futuro de su reino.

Uno de esos hombres que se destacó especialmente fue Felipe. Había sido escogido como uno de los siete, era un discípulo común como usted y yo, pero fue Dios quién a través de la persecución lo provocó para usarlo y convertirlo en un gran evangelista. Dios respaldó su predicación con señales, milagros y prodigios en Samaria. Esto nos hace recordar que Dios trabaja junto con nosotros, no nos deja solos.

Confrontó las tinieblas con la llenura del Espíritu, invadiendo un territorio de oscuridad con la luz del evangelio. Nos dejó su ejemplo para que nosotros entendamos que con Jesús podemos hacer grandes cosas. Tan sólo basta creer y actuar en su Nombre como lo hizo Felipe, en una región que por lo que dice la historia era menospreciada, porque consideraban que los samaritanos no eran israelitas puros, entonces había una rotura y odio entre ellos. El cristianismo que Felipe mostró, trajo una alegría que los samaritanos nunca habían experimentado.

Este pasaje nos muestra que Dios comienza a usar no solo a los apóstoles, sino a hombres comunes, pero llenos de fe, cuando las circunstancias y las pruebas los movieron a hacer cosas que no estaban en sus planes. Así mismo puede suceder con nosotros, Dios nos puede sacar de nuestra zona de confort, para llevarnos a hacer cosas inimaginables donde Él muestre su poder; por eso si predicamos en la dimensión de la fe, manifestará su gloria, respaldando su Palabra, salvando, liberando vidas y sanando al que Él quiera a través de nuestras vidas.

Dios nos puede llevar a los lugares más inesperados a predicar su mensaje de salvación.   Oración.

"Señor gracias por el ejemplo que me muestras de Felipe a través de tu Palabra. Así como él quizás soy una persona común, pero creo en ti y sé que puedes usarme de una manera sobrenatural como lo hiciste con él. Ayúdame a salir de los espacios donde ando habitualmente y llévame a predicar el evangelio a toda criatura como lo has demandado. Por la voluntad tuya y la guía de tu Espíritu, dispongo mi vida para que la uses como quieras. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Soberanía del Dios nuestro

 


Soberanía del Dios nuestro

“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” Romanos 11:36

En la revelación de la palabra de Dios que nos ha sido hecha por su Santo Espíritu, podemos afirmar de todo corazón como el apóstol Pablo: “Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” (1 Corintios 8:5-6)

Todo nos conduce a Jesucristo, el Hijo de Dios, como fuente y razón de todo lo que existe, su misma palabra nos revela algo fundamental: “Porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.” (1 Corintios 11:12) Y así como se explica lo nuestro, también se explica lo del huevo y la gallina y lo del árbol y la semilla. “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;” (Colosenses 1: 16-17)

La soberanía de Dios sobre todas las cosas creadas será manifestada en los tiempos del fin como está establecido: “Y todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.” (Apocalipsis 5:13)

Por el gran amor y la gran misericordia de Dios y por la gracia que nos ha sido dada en Cristo Jesús, hijos somos de ese Dios soberano, Todopoderoso y Eterno; apropiémonos de esa identidad y vivamos conforme a ella para honra y gloria de Dios y para bendición de nuestras vidas.  Oración.

«Padre, Señor y Dios nuestro, soberano y perfecto; en el principio creaste los cielos y la tierra y tú eres el principio; de ti, por ti y para ti son todas las cosas; y en ti vivimos, nos movemos y somos; dueño eres Señor de la tierra y toda su plenitud, del mundo y todos los que en él habitan; todo lo que quieres se hace en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos; grande y maravilloso eres tú Señor; todo honor, toda honra, toda gloria, toda adoración, toda alabanza sean para el Dios único y verdadero, todopoderoso y eterno. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Predestinados, llamados, justificados y glorificados

 


Predestinados, llamados, justificados y glorificados

“Y a los que predestinó, a estos también llamó: y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.” Romanos 8:30

Por la misericordia de Dios, conforme a su palabra, hemos sido predestinados, “según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el amado, en quien tenemos redención, por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” (Efesios 1:4-7) “En Él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.” (Efesios 1:11)

 

A los predestinados también los llamó y ese llamamiento de Dios es irrevocable: “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.” (Romanos 11:29) El llamamiento lo hace por medio del evangelio para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo (2 Tesalonicenses 2:14) “Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.” (hebreos 9:15)

Y a los que llamó, a estos también justificó. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2: 1-3) “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11)

Y a los que justificó a estos también glorificó. “Pero Dios que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracias sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” (Efesios 2: 4-7)

Por tanto, en la misericordia de Dios y por la gracia en Cristo Jesús, somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz admirable. (1 Pedro 2:9)   Oración.

«Padre nuestro que estás en los cielos, honor, honra y gloria solo para ti Señor; gracias te damos amado Padre porque, en tu amor y misericordia, nos escogiste antes de la fundación del mundo para ser adoptados como hijos tuyos en Cristo Jesús, nos llamaste a tus caminos y nos justificaste y glorificaste; rescataste del hoyo nuestra vida, nos limpiaste de todas nuestras inmundicias y nos pusiste en los lugares celestiales. Te adoramos, te alabamos, bendecimos tu nombre, Señor, por tu gran misericordia para con nosotros. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 8 de septiembre de 2020

PREDICAD CON LA SABIDURÍA DE DIOS

 

 

  


PREDICAD CON LA SABIDURÍA DE DIOS

“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”, 1 Corintios 2:1-5

Pablo salió de Atenas para ir a Corinto y halló a un judío llamado Aquila, recién venido de Italia con Priscila, su mujer, y se quedó con ellos, pues trabajaban juntos haciendo tiendas. Allí permaneció por más de un año y medio, entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

Pablo era un hombre muy letrado que podía usar elevados términos filosóficos y exponer seductoramente, pero no usó ese léxico, ni la sabiduría humana para enseñar el Evangelio, tomó una posición de humildad, la que hoy hace falta a muchos predicadores, por eso dijo: “me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo”. El centro de su predicación era Jesucristo y su obra redentora, no lo que los corintios querían escuchar. Él ya sabía que los judíos pedían una señal, y los griegos buscaban sabiduría (1 Corintios 1:22), pero él predicaba con la sabiduría de Dios.

La frase: “No saber entre vosotros cosa alguna” significa colocarse al nivel de los demás, tener una mente abierta al nuevo aprendizaje. Pablo sabía que su necesidad y sus limitaciones lo hacían débil y temeroso, por lo cual no se apoyó en sus dotes intelectuales, ni en la más expresiva oratoria, sino en el poder del Espíritu Santo.

Hermano, hoy el mundo requiere de hombres como Pablo, diligentes y obreros aprobados que no tengan de qué avergonzarse y que usan bien la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Aunque la sabiduría de Dios no es reconocida en esta época, el Espíritu de Dios te usará para hacer demostraciones de su poder, por eso sólo fundamenta tu fe en el poder de Dios.   Oración.

"Señor, con humildad me rindo en tu presencia, ayúdame para que de mis labios no broten palabras de humana sabiduría, sino que cada uno de mis dichos sea como un bálsamo a los oyentes, que edifiquen, consuelen y se persuadan a seguir tu camino. Tú eres el Cristo que murió y resucitó para darnos vida eterna, y esa vida sólo está en ti. Gracias Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Despojaos del viejo hombre

 


Despojaos del viejo hombre

“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.” Efesios 4: 17-18

Recibir por fe a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador personal tiene para el creyente un significado de transformación de su vida, es el nacimiento de un nuevo hombre. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:17-18).

Un nuevo hombre, debe vivir como hombre nuevo y, una nueva criatura como criatura nueva; “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4: 22-24).

Más aun, el Señor en su palabra nos manda: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas” (Isaías 43:18) aunque el enemigo siempre estará tratando de recordarnos nuestra pasada manera de vivir para hacernos sentir culpables y robarnos la bendición que nos dice: “Yo deshice como nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.” (Isaías 44:22)

“Despojaos del viejo hombre” es un mandato a vivir en obediencia, con el temor de Dios en nuestro corazón, honrando y glorificando su nombre todos los días que Dios nos permita vivir. Recordemos siempre el propósito que Dios tiene para con nosotros al habernos escogido y llamado: “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” (Isaías 43:7) Por tanto, para gloria de Dios debemos vivir, renovados en el espíritu de nuestra mente.  Oración.

«Santísimo Señor, Dios Padre Todopoderoso y Eterno, en el nombre de Jesucristo de Nazareth, te damos gracias porque en tu amor eterno con que nos has amado, enviaste a tu hijo unigénito para que ofreciera su vida y derramara su sangre en la cruz del calvario a la cual llevó todos nuestros pecados, culpas e iniquidades; y por la gracia que nos has dado en Cristo Jesús, al recibirle por fe, fuimos juntamente crucificados con Él y con Él juntamente resucitados, de modo que nuestro viejo hombre, crucificado quedó en la cruz del calvario y ahora somos nuevas criaturas en Cristo Jesús y como nuevas criaturas, sustentados por tu Santo Espíritu, vivimos para honra y gloria de Dios. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

domingo, 6 de septiembre de 2020

La paga del pecado y la dádiva de Dios

 

La paga del pecado y la dádiva de Dios


“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:23

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracias sois salvos).” Efesios 2:4-5

Desde el principio, Dios estableció que la paga del pecado era la muerte: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17). “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12)

La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro, por ello, dice la palabra de Dios: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (Romanos 6:22) “Para que, así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.” (Romanos 5:21)

Dios, en su misericordia que es desde siempre y para siempre, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecado, nos dio vida juntamente con Cristo “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” (Efesios 1:7) “Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2: 1-3)

Redimidos de nuestros pecados, adoptados como Hijos de Dios por la gracia que es en Cristo Jesús; llamados estamos a vivir como Hijos de Dios con el temor de Dios en nuestro corazón, obedeciendo a la voz de su palabra, honrando y glorificando su nombre en todos los tiempos, momentos y circunstancias de nuestra vida; guiados y sustentados por su Santo Espíritu que mora en nosotros.  Oración.

«Amado Padre, Dios Todopoderoso y Eterno, en el nombre de Jesús Cristo de Nazareth te damos gracias porque, por tu gran amor para con nosotros, enviaste a tu Hijo unigénito a ofrecer su vida y derramar su sangre para librarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte. Gracias Padre amantísimo porque por el sacrificio, muerte y resurrección de tu Hijo amado nos has dado vida y vida en abundancia, la vida eterna. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Generosidad y Prosperidad

 


“Generosidad y Prosperidad. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado.” Proverbios 11:25

“Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de Mosto.” Proverbios 3:9-10

Entendiendo la Generosidad como la propensión del ánimo a anteponer el honor, el respeto, la honestidad, la pureza, la honra y la estimación a la utilidad y al interés personal; al igual que largueza y liberalidad ante la necesidad del prójimo; explica el porqué de este proverbio: “El alma generosa será prosperada” (Proverbios 11:25a) Porque es una virtud que practicada con amor engrandece, prospera, fortalece el alma de quien la practica.

“El que saciare, él también será saciado.” Satisfacer con amor la necesidad de quien la sufre tiene una recompensa para el que lo hace, escrito está: “Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. (Lucas 6:38)

Dios también prueba nuestra generosidad para con Él al decirnos: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de Mosto.” (Proverbios 3:9-10) Este mandato se confirma en Malaquías 3:10: “Traed los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Al respecto del cumplimiento de este mandato, que a pesar de que es un mandato con una promesa de retribución muy grande, el Señor que sabe lo que cuesta cumplirlo al creyente porque no entiende que quien lo manda, no necesita de ello y, por otra parte, que nosotros no podemos dar nada a Dios si Él no nos lo da primero. Al respecto al no cumplir con este mandato dice el Señor: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.” (Malaquías 3:8)

Como creyentes debemos tener muy claro que, nuestra responsabilidad ante el Señor llega hasta depositar nuestros diezmos en el alfolí, lo que acontezca con la administración de ellos, es responsabilidad ante Dios de quien los administra; porque muchas veces esto se toma como excusa para no hacerlo y con ello, por un lado, incumplimos ante El Señor y, por otro, nos perdemos las promesas que su cumplimiento conlleva.   Generosidad y Prosperidad

Oración.

«Amado Dios, Padre Todopoderoso y Eterno, tu misericordia es desde siempre y para siempre y alcanza y sobreabunda para todos, gracias te damos Señor por tanta generosidad con que nos has sustentado, nos sustentas y nos sustentarás todos los días de esta vida que en tu amor y en tu misericordia nos permites vivir. Aún en los momentos más terribles de nuestra vida, cuando creemos que ya no hay esperanza, tu brazo siempre estará extendido para bendecirnos, sustentarnos, socorrernos y levantarnos. Gracias amado Dios por todo lo que has hecho, por lo que haces y por todo lo que harás. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

viernes, 4 de septiembre de 2020

 


La prueba y la salida

“Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.” Jeremías 9:21

“Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.” Jeremías 9:22

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” 2 Crónicas 7:14

El mundo y todos los habitantes de la tierra estamos viviendo momentos de terrible incertidumbre acerca de lo que acontecerá durante lo que resta de esta pandemia y de lo que será la vida en el mundo después de ella. Confinamiento, muerte, depresión, angustia, desesperación, lucha, esfuerzo, pérdidas, desempleo, hambre, ira, violencia, amor, emprendimiento, renovación y tantos otros pensamientos, sentimientos y cosas que inquietan el espíritu, el alma y el cuerpo.

Como dice la Palabra, la muerte ha subido por nuestras ventanas, no ha discernido entre niños, jóvenes y viejos; ciudades y países donde los hombres muertos han caído como estiércol, como manojo tras el segador y no ha habido quién los recoja. Y respecto a la causa de esta calamidad dice el Señor: “¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿Y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase? Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;” (Jeremías 9:12-13)

Pero Dios, nuestro Dios, que es tardo para la ira y grande en misericordia, nos dice, a quienes tememos e invocamos su Santo, Santo, Santo nombre, lo que debemos hacer para que nuestra tierra sea sanada: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” (2 Crónicas 7:14) Oración.

«Padre, Señor y Dios nuestro, tú llamas a tu pueblo, sobre el cual tu nombre es invocado, para orar y buscar tu rostro, para convertirse de sus malos caminos y así tú los oigas desde los cielos, perdones sus pecados y sanes su tierra. Hoy Padre amado, escuchamos tu llamado, clamamos a ti, buscamos tu rostro y misericordia para que teniendo compasión de nosotros y de todo el mundo azotado por esta pandemia, nos tengas compasión, perdones nuestros pecados, apartes tu ira y sanes nuestra tierra. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Altivez y soberbia del hombre

 


Altivez y soberbia del hombre

“La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.” Isaías 2:11

“Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.” Proverbios 16:18

La altivez y la soberbia, dos sentimientos humanos que se caracterizan por una actitud de superioridad frente a los demás, que provoca un trato distante o despreciativo hacia nuestro prójimo y, estos sentimientos, son parte del carácter de los hombres en los postreros días. Al respecto, el apóstol Pablo escribe: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” (2 Timoteo 3: 1-5)

Pero claramente el Señor nos dice en su palabra que esa altivez del hombre será abatida, es decir, derribada o echada por tierra y que la soberbia del hombre será humillada, cuando el soberbio sea ofendido en su orgullo y honor. “Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos” (Isaías 5:15)

Cuando esos sentimientos de soberbia y altivez pretendan apoderarse de nuestra mente y de nuestro corazón por diferentes circunstancias de la vida como un ascenso en nuestro trabajo; un nombramiento en una posición destacada; un logro profesional; un éxito de negocio o financiero, debemos tener en cuenta que si lo permitimos, escrito está lo que nos acontecerá: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.” (Proverbios 16:18). Si esos sentimientos se apoderan de nosotros estamos caminando indefectiblemente al quebrantamiento y la caída. Debemos recordar que “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” (Santiago 1:17)

Por tanto, en los momentos de bendición en nuestra vida, todo el honor, la honra, la gloria, la adoración, la alabanza y el agradecimiento sean para Dios, el todopoderoso y el eterno, grande y misericordioso que, en Cristo Jesús, es quien nos lleva de victoria en victoria.  Oración.

«Padre nuestro que estás en los cielos, solo tú eres digno de toda honra, de toda gloria, de toda adoración y de toda alabanza y ante ti Señor, en el nombre de Jesús, con un corazón contrito y humillado confieso la altivez y la soberbia con la que muchas veces he obrado delante de ti y de mi prójimo. Te ruego me perdones, por eso, humillo todo mi ser y toda mi vida para que inundes de tu perfecto amor mi corazón para vivir en obediencia a ti y solo para honra y gloria de tu santo, santo, santo nombre. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

¿Para qué fuimos escogidos?

 


¿Para qué fuimos escogidos?

“Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.” Hechos 22:14

“Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” Isaías 43:7

Dios, que conforme a su Palabra, nos ama con amor eterno; en su omnisciencia, desde antes de la fundación del mundo, nos escogió para ser adoptados como hijos suyos por la gracia que nos daría en Cristo Jesús y, nos permitió nacer y vivir conforme a nuestros pensamientos y deseos hasta el momento en que, en sus tiempos y propósitos perfectos, tocó a las puertas de nuestro corazón e hizo que nosotros no fuéramos rebeldes y recibiéramos a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador personal y, a partir de ese momento, nacimos de nuevo. Cuando el Espíritu Santo comenzó a morar en nosotros, fueron abiertos nuestros ojos y nuestros oídos espirituales, dando inicio a esa obra transformadora en nuestras vidas, pasando de ser como trapos de inmundicia a estar vestidos con vestiduras blancas y relucientes.

Fuimos escogidos por el amor de Dios que sobrepasa todo conocimiento y por la misericordia de Dios que llega hasta los cielos, pero ¿para qué fuimos escogidos? En Hechos 22:14 nos responde: “te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.” Escogidos para conocer su voluntad y, ¿cuál es su voluntad? Que seamos instrumentos escogidos para ir y hacer discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que Jesús nos ha enseñado; con la confianza de que Él estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. (Hechos 9:15; Mateo 28:19-20). También nos escogió, para que veamos al justo y, para eso debemos hacer lo que Dios le dice a Pablo en Hechos 26:16: “Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquellas en que me apareceré a ti,” la fe nos lleva a vivir nuestra vida y a obrar “como viendo al invisible” (Hebreos 11:27). Asimismo, nos escogió para que oigamos la voz de su boca y el oír su voz es parte del Primero y Principal Mandamiento que nos dio Jesús: veamos Marcos 12:29 “Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel;” y esto obedece a una razón fundamental en nuestra relación con Dios la cual encontramos en Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Y porque sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que es galardonador de los que le buscan (hebreos 11:6).

Otra razón por la que nos ha escogido, está en Isaías 43:7b “Para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” Escogidos para glorificar su santo nombre, oyendo su voz, haciendo su voluntad y andando como viendo al invisible. Cada quien en su corazón puede evaluar con humildad y sinceridad si ante el Señor está viviendo conforme a lo que Él espera de sus escogidos y, si no, es el momento de enderezar los caminos y las sendas. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.  Oración.

«Padre nuestro que estás en los cielos, honor, honra y gloria para ti, gracias te damos en el nombre de Jesús por ese don inmerecido de ser escogidos desde antes de la fundación del mundo para ser adoptados como hijos tuyos, por la gracia que nos ha sido dada en Cristo Jesús. Padre amado, esa gracia de ser escogidos, llamados y adoptados como hijos del omnipotente, omnipresente y omnisciente Dios, nos compromete a vivir como sus hijos, en obediencia a Él a ser santos, porque Él es santo y, sabemos que en nuestras propias fuerzas no podemos lograrlo, por ello te pedimos que nos llenes con tu Santo Espíritu y guíes nuestros pasos y guíes nuestro corazón para vivir en obediencia a ti con el temor de Dios en nuestro corazón, para honra y gloria de tu Santo Nombre. Amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 1 de septiembre de 2020

Yo me rindo

 


Yo me rindo

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Génesis 1:1

“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Apocalipsis 22:13

“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;” Hechos 17:28

“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”, Romanos 11:36

Todo lo que Dios quiere que el ser humano conozca de Él, nos lo revela por su Santo Espíritu a través de las sagradas escrituras, de tal modo, que entre más oigamos y escudriñemos las sagradas escrituras, más revelación recibiremos acerca de quién es Él, por eso en Isaías 28:13 nos dice: “La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.” El conocimiento y entendimiento de la Palabra de Dios, al ser revelada a nosotros por su Santo Espíritu nos lleva a un nivel espiritual en el que caemos de espaldas, somos quebrantados, enlazados y presos; abrumados por el conocimiento de ese Dios omnipotente, omnipresente y omnisciente del que sólo de oídas habíamos oído y que ahora se nos revela en la verdadera dimensión de su magnificencia y poder.

La primera revelación que nos hace acerca de sí mismo la encontramos en Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” la cual se complementa con Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Observemos que en Génesis nos dice que “En el principio” creó Dios los cielos y la tierra y en Apocalipsis nos dice que “Yo soy el alfa y la omega, “el Principio” y el fin…”, por tanto, con ello nos revela que Dios creó los cielos y la tierra en sí mismo, es decir, los cielos y la tierra están contenidos en la inmensidad de Dios.

En Hechos 17: 28a nos dice: “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;” esto es solo una consecuencia natural de lo anterior porque si los cielos y la tierra fueron creados y están contenidos en la inmensidad de Dios; nosotros, criaturas terrenales, en él vivimos, nos movemos y somos; estamos bajo su absoluto control; nuestro vivir, nuestro quehacer y nuestro ser están bajo su soberanía.

En Romanos 11:36 nos dice “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas.” Si toda la creación en Él existe y si en Él vivimos, y nos movemos y somos, es apenas lógico que todo lo que existe y todo lo que acontezca con ello es de Él, por Él, y para Él. Por ello el Salmista dice en Salmos 135:6: “Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.”

Ante tanta grandeza, magnificencia, poder y dominio de nuestro Dios soberano y perfecto ¿qué nos queda por hacer a nosotros humildes criaturas de Dios, que somos, como sombra que pasa, como la neblina, como el humo? ¡RENDIRNOS! Ante ese Dios tan grande y tan maravilloso que, siendo quien es, en su amor y en su misericordia nos ama con un amor que sobrepasa todo conocimiento.

¡YO ME RINDO! ¿Y USTED?    Oración.

«Padre, Señor y Dios nuestro, te doy gracias por haberme hecho nacer de nuevo en Cristo Jesús y por abrir mis ojos y oídos espirituales para conocer y entender tu amor que sobrepasa todo conocimiento, tu magnificencia y poder, que se revelan en toda la creación, y en tu palabra que nos es revelada por tu Santo Espíritu que mora en nosotros. Es tan grande y tan maravillosa la revelación de lo que tú eres, mi señor y mi Dios, que lo más sabio que puedo hacer en mi vida es rendirme a ti Señor, por eso en espíritu y en verdad rindo a ti todo mi ser, toda mi vida. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.