martes, 28 de febrero de 2023

Un homenaje al amor

 

Un homenaje al amor


“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.” , Apocalipsis 14:13

“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.”, Romanos 14:8

El Espíritu Santo actúa de muchas maneras para glorificar a Cristo, una manera muy especial en la que actúa, es a través de los mismos creyentes, por eso les dota de dones muy particulares repartiendo como Él quiere. (1 Corintios 12:11).

Uno de esos dones esenciales es el don de enseñar y por eso el Señor constituye maestros para la edificación de los creyentes (Efesios 4:11).

Dios mismo llama y también por su Espíritu dota de virtudes especiales para que su obra y su propósito se lleven a cabo.

En mi experiencia personal, tuve una maestra que me enseñó la Palabra de Dios, me guió a dar mis primeros pasos en la fe y sobre todo me dio ejemplo de templanza, humildad y persistencia, cuando me llamaba de manera diligente y constante buscando espacios para reunirse conmigo y continuar edificando en mi un hombre hecho a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efesios 4:13).

Sus enseñanzas nunca se apartaron de la Palabra de Dios, con precisión, bondad y mucha paciencia me transmitió cada principio para bendecir mi vida y con esto la de las personas que me rodean.

Esta maestra ya se fue a recibir la corona incorruptible de gloria prometida por Dios a los que le sirven (1 Pedro 5:4), y ahora tengo la percepción inequívoca de que lo que recibí de ella fue amor del más puro, un amor que transformó mi vida, el mismo amor de Cristo y ahora que ella está en los brazos del Señor me queda una misión: Por el mismo Espíritu que actuó en ella y que también está en mi corazón, vivir mi vida amando, enseñando y sirviendo como un homenaje al amor.

“En homenaje a Emperatriz Roa de Sanchez, fundadora de Conexión de Vida. 1940-2023.”  Oración.

«Gracias Señor por la obra que has hecho en mí cuando tu Espíritu actúa por medio de otros hermanos y maestros que tú has levantado en la iglesia, que nuestra vida sea un homenaje al amor de Cristo que nos transmitieron. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 26 de febrero de 2023

Vivamos el mensaje del Evangelio

Vivamos el mensaje del Evangelio

«La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alm


a; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal» Salmo 19:7-10.

«Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.» Santiago 1:22-25.

Estos pasajes nos deben llevar a reflexionar si estamos viviendo el mensaje del evangelio o somos simples oidores, engañándonos a nosotros mismos, ya que debemos actuar de forma consecuente cuando escuchamos la palabra de Dios. No somos cristianos solo por oír, sino cuando lo que oímos se transforma en acciones.

Cuando nos exponemos a la verdad de la palabra, esta revela lo que somos y cómo deberíamos de ser; pero si solo escuchamos y no actuamos, de nada sirve. La palabra es como un espejo que nos muestra la corrupción de nuestra naturaleza y el estado de nuestro corazón, nos habla claramente de cada aspecto de nuestra vida, nos muestra nuestro pecado, nos lleva al arrepentimiento, convierte nuestra alma y nos hace sabios para obrar, porque lo que produce bendición no es el oír la palabra, sino el obedecerla.

El simple conocimiento no basta, porque quien piensa que conocer la Biblia convierte a alguien en piadoso, se engaña a sí mismo; es creyente quien la conoce para recibir la revelación de nuestro Salvador Jesucristo, creer en Él y obedecerle.

Los verdaderos creyentes se identifican por una vida renovada por la palabra. Para esto, tenemos que abrir nuestros oídos espirituales y permitirle al Espíritu Santo que nos dé sabiduría para aplicarla a nuestra vida. La salvación no viene de utilizar métodos humanos, sino de ser humildes y mansos, aceptando la palabra implantada que Dios ha hecho que se arraigue en nuestro corazón al recibir a Jesucristo.  Oración.

«Señor gracias por tu palabra, la cual es la verdad que transformó mi corazón y convirtió mi alma cuando creí, por medio de ella, en mi Salvador y Señor Jesucristo. Ayúdame a escucharla, aplicarla, vivirla con sabiduría, para poder obedecerla en cada aspecto de mi vida, solo así seré bienaventurado en todo lo que haga. En el nombre de Jesús, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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¡Basta ya!

 


¡Basta ya!

“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.” 1 Pedro 4:1-5

Basta ya de vivir en la carne y también basta ya de acusar y condenar a los hermanos, sino mejor edifiquémonos en amor, corrijámonos con sabiduría y verdad, enseñémonos con el ejemplo, perdonémonos siempre, teniendo en cuenta lo siguiente: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).

Pero basta ya del tiempo pasado, donde vivíamos haciendo lo que no agradaba a Dios, en nuestros deseos, embriagados por el vino de nuestros deseos y lascivias. El Espíritu puesto en nosotros es la clave para hacer morir las obras de la carne (Romanos 8:13). Ya no andemos en la obra de la carne: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21).

Ya no podemos practicar tales cosas, estamos llamados a, por amor, marcar diferencia en medio de una generación perversa; nosotros por la fe venceremos para andar como hijos de luz y esta victoria se trata de aceptar lo que Jesús ya hizo, ya ejecutó y nos lo dio a todo el que cree. Para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Cristo, el inocente murió por los culpables. Pero ahora, liberados de tal condena por su gracia, andemos como es digno del llamado que nos hizo Dios en Cristo. Basta ya también de aplazar la responsabilidad y la misión de predicar este mensaje a otros, basta de excusas, aplazamientos, de colocar otras cosas por encima, pues allí donde estemos, en este momento, podemos evitar que muchos continúen sus vidas hacia el abismo. ¿A quién le creerán, a alguien que habla bonito y parece piadoso o a alguien que demuestra con sus acciones que Cristo vive en él?  Oración.

«Padre, no quiero andar más en el pecado, hoy quiero responder un ¡no! rotundo a todo aquello que en mi vida no te de la gloria, pero no quiero quedarme en buenas intenciones, sino, con la ayuda de tu Espíritu, ser transformado radicalmente y demostrar tu reino en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 25 de febrero de 2023

Busca la voluntad de Dios

 Busca la voluntad de Dios


“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2

La voluntad de Dios es buena, no es para nuestro mal, sino que Dios en todo tiene planes de bendición y no de maldición, a fin de darnos un futuro y una esperanza; el Señor siempre desea nuestro bien, de ninguna manera nuestro mal (Jeremías 29:11).

La voluntad de Dios es agradable, porque produce gozo en nosotros, no tristeza; y es perfecta porque es el mejor camino que podemos tomar, el que más nos conviene.

La voluntad de Dios, se trata de escuchar las palabras de Jesús, o sea el evangelio mismo, creerlo y obedecerlo, es decir, obedecer a la fe, colocando en práctica los principios que conllevan. El mismo Señor Jesús, dijo: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, ¿y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). Es decir, no solo se trata de escuchar la voluntad de Dios escrita en su palabra, sino llevarla a cabo, cumplirla.

Si la voluntad de Dios busca nuestro bien, nuestra bendición y es lo que más nos conviene ¿por qué razón buscamos hacer nuestra voluntad y por qué queremos que los demás hagan lo que nosotros queremos y no lo que Dios anhela hacer en su vida?

Por tanto, estemos dispuestos a buscar la voluntad de Dios, primero, escuchando su palabra, orando para recibir sabiduría de Dios y pidiendo fortaleza para ponerla por obra.   Oración.

«Padre, quiero hacer lo que te agrada, lo que solo tú sabes que es bueno para mí, esperando en tu favor y en tu tiempo. Así como Jesús, que mi alimento sea hacer tu voluntad y obedecer a tu Palabra. Amén.   

jueves, 23 de febrero de 2023

Náufragos

 


Náufragos

“Porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso,

Que encrespa sus ondas.

Suben a los cielos, descienden a los abismos;

Sus almas se derriten con el mal.

Tiemblan y titubean como ebrios,

Y toda su ciencia es inútil.

Entonces claman a Jehová en su angustia,

Y los libras de sus aflicciones.

Cambia la tempestad en sosiego,

Y se apaciguan sus ondas.

Luego se alegran, porque se apaciguaron;

Y así los guía al puerto que deseaban” Salmos 107:25-30

“Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;” 2 Corintios 11:25

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3. Reflexiona

Andábamos como náufragos, sedientos, hambrientos y el mar de la vida nos llevaba de aquí para allá, a ningún lugar. Tormentas y olas feroces arrastraban nuestra alma y nos llevaban a aguas de amargura, temor, soledad, odio, derrota. Había días soleados, pero luego caía una tempestad, todo se destruía y el ambiente se tornaba gris.

Lo peor del naufragio es la condenación, pues el pecado, como una piedra, hunde cada día más el barco y pensamos que no hay salvación. Todo esfuerzo de salir de este embravecido mar es inútil y de soltar esa terrible carga es imposible; entonces, cuando ya no tenemos esperanza en nosotros mismos, clamamos a Dios en nuestra angustia y ¡Cristo viene a nuestro rescate!

Así era nuestra vida sin Cristo y ahora, que Él vino a nuestro rescate, ¿se acabaron las dificultades?, no; pero ahora Él está en nosotros ayudándonos, dándonos fuerza, renovando nuestro gozo, alumbrando con su luz en la oscuridad y, si es preciso, calmando la tormenta, trayendo paz y consuelo a nuestro corazón. Ha colocado en nosotros su Espíritu para que clame por nosotros, para que podamos tomar su fruto de dominio propio, de templanza y no dejarnos vencer por el enemigo. Nos guiará a puerto tranquilo, al puerto de su amor, de la victoria de la fe; entonces, no nos angustiemos, Él lo dijo y así lo cumplirá “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20b).    Oración.

«Padre, cuando estaba perdido y mi vida no tenía rumbo fijo tú me diste un norte, alumbrando, como un faro radiante en la oscuridad, la luz de Cristo; me salvaste, me llevaste a puerto seguro, a tu casa, ahora mi casa, a tu iglesia, en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 22 de febrero de 2023

Idolatría pura. Parte 1

 


Idolatría pura. Parte 1

“Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que, al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Romanos 1:22-25

No necesitamos postrarnos, rendir culto ni veneración a una imagen ni ídolo, porque tenemos un Dios vivo con el cual hablamos cara a cara; gracias a que el Señor Jesucristo rompió el velo que nos separaba del lugar santísimo, ahora, por su sangre, podemos entrar a la presencia de Dios (Hebreos 9:3, Mateo 27:51).

Este ídolo puede ser una representación de algún santo, de la madre de nuestro Señor, del mismo Jesucristo o de Dios; aun así, no debemos colocar nuestra confianza en estas representaciones ni dirigir nuestras oraciones a sus imágenes, como si estas figuras tuvieran atributos que solo el Dios vivo y verdadero tiene: omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia.

De la misma manera, no debemos rendirles culto a estas estatuas de madera o yeso, imágenes, escapularios o cualquier objeto, porque solo Dios puede escuchar nuestras oraciones, solo Él está en todo lugar, lo sabe todo, lo puede todo.

Dios designó un solo mediador, un solo intermediario y está escrito, es únicamente Jesucristo (1 Timoteo 2:5). Lo correcto es dirigir nuestras oraciones a Dios por medio de Cristo, en la comunión de su Espíritu (Judas 1:20-21, 2 Corintios 13:14, Juan 14:13-14, Mateo 3:16-17) y orar como nos enseñó nuestro Señor Jesús, en intimidad con nuestro Padre (Mateo 6:6).

Reflexionemos en qué cosas estamos colocando nuestra confianza si solo hay un Dios verdadero y vivo, a quien podemos ir por medio de Cristo.   Oración.

«Padre, me postro ante tu presencia verdadera, real y personal con toda libertad, sabiendo que Cristo me abrió un camino al trono de tu gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Gracias Padre, en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 21 de febrero de 2023

Aquel día, en aquella hora

 


Aquel día, en aquella hora

“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (…) Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.” Mateo 27:45-46,50

“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.” 1 Corintios 15:3-8

En aquel día, en aquella hora, todo cambió.

En aquel día, en aquella hora fui liberado de la esclavitud del pecado y Satanás, pues morí juntamente con Cristo; y si creo verdaderamente que morí con Él, he sido justificado del pecado.

Cuando Él entregó su espíritu, cuando dijo “consumado es”, que significa “pagado es”, se saldó mi deuda y ya no iré a condenación, sino que he heredado la vida eterna, porque así como Cristo murió también resucitó y la muerte no se enseñorea más de Él, “Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Romanos 6:10-11).

Así es hermanos, cada uno está llamado a tomar de manera personal este mensaje de salvación anunciado en el evangelio e identificarse con él, afirmando y creyendo con toda certeza que: así como Cristo murió yo morí y de la misma manera que Él resucitó yo también resucité para nueva vida.

La escritura es profunda pero llena de detalles que no debemos dejar pasar; cuando afirma que “Así también vosotros consideraos (…)”, quiere decir que de la misma manera que sucedió con Cristo sucede con nosotros cuando creemos. Lo que pasó ese día en aquella hora se hace cierto en nosotros por medio de la fe en Cristo.

Entonces, no fue un día cualquiera, ni menos una hora al azar, fue el tiempo determinado por Dios, en su amor, para salvarnos, ofreciendo a su propio Hijo. Y este hecho y esta verdad están aún hoy disponibles para que todo aquel que crea no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3:16).  Oración.

«Padre, si en ese día y en esa hora bendita tú entregaste a Jesús, yo quiero hacer realidad este hecho experimentando esta verdad en mi corazón, para que desde ahora en adelante mi vida sea distinta, para servirte, agradarte y anunciar a otros tu salvación, en el nombre de Jesús, amén   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 20 de febrero de 2023

Nuevas fuerzas

 

Nuevas fuerzas


“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”, Isaías 40:29-31

Son muchas cosas que pueden disminuir nuestras fuerzas: una semana de trabajo intensa, tareas y trabajos en la escuela, colegio o universidad, labores en el hogar, el cuidado de los hijos, entre muchas otras. Al finalizar la semana queremos descansar cambiando de actividad, tal vez viajar, ver alguna serie o película, salir al centro comercial o a comer y eso está bien, sin embargo, no debemos olvidar quien nos da verdadero descanso, quien renueva nuestras fuerzas.

No hay actividad que nos llene y recargue con más intensidad que estar en su presencia; dirigir nuestro pensamiento a Cristo y su Palabra, dará lucidez a nuestra mente, hablar con Él en la intimidad de nuestro cuarto renovará nuestro espíritu y como consecuencia fortalecerá nuestro cuerpo cansado.

Podemos confiar en su Espíritu cuando sentimos que no podemos más, Él nos da esa fuerza extra que necesitamos, nos sostiene y nos abraza, ¡si, su abrazo nos da descanso!. ¿Has experimentado un abrazo reconfortante del Señor?, solo pidamos ese abrazo en medio de nuestra oración.

La unción de su Espíritu está ahora disponible para nosotros por la gracia de Cristo, entonces, coloquemos nuestro nombre en el siguiente salmo para pedir el ser fortalecidos en el poder de su Espíritu: “Hallé a David mi siervo; Lo ungí con mi santa unción. Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá” (Salmos 89:20-21).  Oración.

«Cuando siento que no puedo más, puedo postrarme a tus pies y recibir nuevas fuerzas, renovar mi entendimiento y hallar la lucidez que necesita mi pensamiento, la fortaleza que necesita mi cuerpo, la paz que necesita mi alma, pero sobre todo hallar la comunión que conecta mi espíritu con tu Santo Espíritu. En el nombre de Jesús, gracias Padre Dios. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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Sublime gracia

 

Sublime gracia


“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,” Tito 2:11-13

La gracia no es permiso para pecar, como muchos piensan equivocadamente, incluso Pablo por el Espíritu aclara en Romanos capítulo sexto el mismo interrogante: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” y es contundente en responder la pregunta: “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2).

Debemos saber, por tanto, que nuestro viejo hombre ha sido crucificado juntamente con Cristo, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado (Romanos 6:6).

Es un hecho radical que nuestro viejo hombre ya fue crucificado, pero seguimos en este cuerpo mientras viene nuestro Señor Jesús a darnos un nuevo cuerpo celestial (1 corintios 15:52); el Señor nos proveyó de su Espíritu para que, por Él, hagamos morir las obras de la carne y no andemos guiados por nuestra tendencia a hacer el mal, sino por el amor que ha sido puesto en nosotros (Romanos 8:13).

Esta es la gracia sublime de Cristo, que no solo por medio de la fe en su nombre nos rescató, sino que nos sostiene y nos enseña a vivir de manera piadosa, afirmando acerca del pecado: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” (Romanos 6:12).

¡Qué hermosa revelación de la gracia!, es como nuestra maestra que nos sostiene y nos enseña a vivir en santidad mientras se revela nuestro Señor Jesús en su segunda venida; pero leamos o escuchemos nuevamente de su palabra esta verdad y pidamos que sea revelada en lo más profundo de nuestro ser, para que tengamos esperanza: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,” (Tito 2:11-13).   Oración.

«Señor, quiero vivir en el estado natural de todo creyente: tu gracia sublime; sostenido en tu verdad, pero viviendo en santidad, mostrando en amor que Cristo mora en mí y que el pecado no tiene poder en mi vida. En el nombre de Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 19 de febrero de 2023

Una llamada de amor.

 

Una llamada de amor.


“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:5-8

Muchos están esperando una llamada, sea de consuelo, de ánimo o una llamada que pueda incluso salvar su vida, pero pocos están dispuestos a hacerla hoy, sobre todo con el auge de los servicios de chat; pensamos que enviar una carita feliz o un “hola” es suficiente para expresar el cariño. De razón el Señor predijo que el amor de muchos se enfriará por haberse multiplicado la maldad; esta maldad también impulsa la indiferencia y el egoísmo (Mateo 24:12).

Jesús, en cambio, tomó la iniciativa de amarnos, tomando forma de siervo, se hizo semejante a nosotros y se dio a sí mismo en la cruz en pago por nuestro rescate; ahora se acerca a la puerta de nuestro corazón y llama por medio del evangelio, si alguien escucha su voz llamando al arrepentimiento, a confiar verdaderamente en Él, y abre la puerta entonces entrará por medio de su Espíritu y hará morada en nosotros, dándonos una nueva vida; nos llenará de su amor, para que ahora nosotros vayamos y hagamos una llamada de amor a otros que lo necesitan con urgencia. (Apocalipsis 3:20, Romanos 5:5).    Oración.

«Padre, gracias porque me has amado por medio de Cristo y me llenaste de tu Espíritu, de tu amor en mi corazón, que ahora estoy llamado a compartir con todos para que el que crea entre a la salvación y sea lleno de tu plenitud. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 17 de febrero de 2023

El ruido de la mente

 

El ruido de la mente


“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”, Filipenses 4:7.

Escuchamos tanto ruido que no escuchamos lo importante. Debemos hallar ese silencio donde podemos escuchar la voz del Espíritu.

El ruido de nuestros pensamientos que tratan de solucionar un tema inconcluso del día, tal vez una dificultad que grita fuerte y nos genera preocupación; cerramos nuestros ojos pero seguimos escuchando lo que nos angustia, pero por mucho que demos vueltas a una situación, esta no se soluciona por la intensidad de nuestro pensamiento sino por la confianza que tengamos en Dios.

También no nos dejan escuchar al Padre, el ruido de las ciudades, cada día mayor, el ruido del televisor, de los mensajes del celular o de las redes sociales que intentan mantenernos conectados a ellas pero desconectados de lo esencial, de la fuente de paz y verdad, del Espíritu de Cristo, de un Dios vivo que se comunica en el silencio, que se manifiesta en lo secreto.

Así que, busquemos cada día ese espacio en el lugar secreto, como nos lo enseñó Jesús: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:6).

En ese lugar secreto hallaremos la paz que sobrepasa todo entendimiento, que dará a nuestro corazón y pensamiento la calma y la seguridad que necesitan, entonces escucharemos atentamente la dulce voz de su Espíritu que anhela tener un encuentro para hablarnos y llenarnos del amor de Cristo.   Oración.

«Señor, trae paz a mi pensamiento, da calma a mi angustia, quiero escuchar tu voz en el silencio de tu presencia, saber que estás conmigo y que podemos tener un encuentro especial donde me llenas de tu paz. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 16 de febrero de 2023

El misterio de la iglesia

 


El misterio de la iglesia

“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”, Efesios 3:8-10.

La iglesia es uno de los grandes misterios revelados en el nuevo testamento, que comenzó el día de pentecostés cuando fue derramado el Espíritu Santo sobre los creyentes (Hechos 2:1-4). La cabeza de la iglesia es Cristo mismo como lo explica la Escritura: “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia”, (Colosenses 1: 18a).

Otro misterio que estuvo oculto desde antes, pero que ahora es revelado: “Cristo en vosotros” y que fue anticipado por nuestro Señor al declarar que “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”, (Colosenses 1:27, Juan 14:20).

Es decir, por la fe en Cristo Jesús cada uno de nosotros se convierte en templo del Espíritu Santo y todos juntos hacemos parte de la iglesia universal de Cristo unidos en un solo cuerpo (1 Corintios 3:16, Efesios 3:6).

Y el propósito de la iglesia es mostrar el amor de Cristo a todo el mundo; tenemos la misión de dar a conocer la multiforme sabiduría de Dios en todo lugar a toda criatura, por esto, la gran necesidad de congregarnos, prepararnos en una iglesia y estar en comunión unos con otros, pues es un propósito y una misión comunitaria que determina nuestra vida personal y nuestra identidad individual, puesto que: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”, (Efesios 2:19-20).

En conclusión, hacemos parte de la familia de Dios por la gracia de Cristo, entonces no estamos solos ni debemos vivir como seres aislados y sin rumbo, pues teniendo la misión más importante de todas nos necesitamos unos a otros para cumplirla a cabalidad. Oración.

«Padre, gracias por mi familia de la fe, porque en comunión con ellos voy preparándome y creciendo en el conocimiento y amor de Aquel que nos amó primero y dio la vida para que nosotros fuésemos uno solo. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 15 de febrero de 2023

Una vida por una vida

 

Una vida por una vida


“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osará morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:6-8.

“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” 1 Juan 3:16.

Probablemente alguien podría dar la vida por algún familiar o ser querido; una madre es un ejemplo de alguien que daría la vida por sus hijos; pero, ¿hemos pensado en la muerte espiritual? La muerte espiritual es la separación eterna con Dios por causa del pecado; todos nacemos en esta condición (Romanos 3:23) y la palabra de Dios explica qué fue lo que sucedió: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12). Heredamos el pecado de Adán y como consecuencia la muerte, no solo la física, la del cuerpo, sino también la muerte espiritual.

Entonces “éramos por naturaleza hijos de ira” (Efesios 2:3) y aquí es donde interviene nuestro Señor y salvador Jesucristo, Él se hace hombre para venir en nuestra misma condición, pero sin pecado, y da su vida por una vida, es decir, su vida por nuestra vida, cargando sobre sí en el madero nuestros pecados. Él mismo lo anticipó así: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28) y así lo cumplió; pero Dios lo resucitó de los muertos para que el pecado fuese condenado en su carne y, habiendo hecho justicia, Dios pudiera darnos la justicia de Cristo a nosotros. El justo por los injustos como dice 1 Pedro 3:18; un intercambio o sustitución favorable para nosotros. Esta justicia es confirmada con la resurrección como dice Romanos: “el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4:25), ahora somos la justicia de Dios en Cristo (2 Corintios 5:21).

Esto se hace realidad en nuestra vida si hemos recibido a Cristo en nuestro corazón por medio de la fe: “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.” (Romanos 8:10). Hemos pasado de muerte a vida, vida eterna en Cristo Jesús, ¡ya no pasamos a condenación, a estar separados de Dios!

Hermano, si Él dio su vida por tu vida, en agradecimiento puedes disponer esta vida abundante que recibiste, compartiendo con toda diligencia a otros este mensaje de salvación. Puedes iniciar, por ejemplo, compartiendo este devocional.   Oración.

«Gracias Padre porque cuando estaba muerto en mis delitos y pecados me diste vida juntamente con Cristo y por gracia soy salvo mediante la fe; qué hermoso y maravilloso don que ahora anhelo compartir con otros. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 14 de febrero de 2023

La carrera de la fe

 

La carrera de la fe


“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, Filipenses 3:13-14.

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”, 1 Corintios 9:24-27.

La vida cristiana se debe vivir como una carrera, colocando toda diligencia para obtener el premio. Aunque no debemos dudar que hemos obtenido por gracia toda bendición y la salvación por medio de la fe en Cristo; estamos llamados a correr con decisión, preparándonos y usando todos los recursos que Dios ha dispuesto, para vencer y hacer su voluntad.

Un cristiano debe tener la actitud de correr para ganar el premio, colocando todo esmero tanto en su preparación como también para llegar de primero a la meta.

Un ejemplo que nos permite entender la profundidad de esta meditación, es observar a aquellos hermanos que llevan años leyendo la Palabra de Dios, pero que no han querido madurar en la fe y asumir la responsabilidad de anunciar la buena noticia de salvación, preparándose con empeño para dar razón de su fe y prioridad a Cristo en sus vidas, dicen: “cuando me quede tiempo” o “si me queda tiempo”; estas son las excusas perfectas de aquel que ha pedido bendiciones a Dios y vive todo el tiempo en función de administrar la bendición y no de cultivar la relación con el que la proveyó.

La preparación inicia por ejemplo cuando oramos por el vecino, cuando tomamos decisiones pequeñas pero contundentes de permitir que Dios moldee cada aspecto de nuestro carácter, cuando compartimos un pan con alguien necesitado, pero sin falta le hablamos del amor de Cristo y de la justicia que Dios efectuó en él para darnos la salvación a nosotros. La preparación para la carrera de la fe, continúa y madura cuando nos anclamos a nuestra iglesia y colaboramos efectivamente en todos los asuntos, identificándonos con los planes y necesidades de una iglesia simple. Simple no porque sea poca o pequeña sino porque esencialmente y simplemente se dedica a amar, enseñar y servir.

Reflexionemos cada uno de nosotros, de qué manera estamos corriendo la carrera de la fe, unos ni siquiera han iniciado, otros están a mitad de camino, detenidos como si tuvieran un desgarro espiritual y otros estamos corriendo como si de eso dependiera nuestra vida misma.  Oración.

«Señor Jesús, renueva mi fuerza cada día, ayúdame por tu Santo Espíritu a despojarme de todo peso y del pecado que asedia, corriendo con paciencia la carrera de la fe que tengo por delante, para glorificar tu nombre, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 13 de febrero de 2023

La nueva Babilonia

 

La nueva Babilonia


“Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.” Apocalipsis 18:1-5

Reflexionamos, en los devocionales anteriores, sobre la nueva Babilonia como un sistema de antivalores presente en el mundo actual, que tiene una estrategia dirigida por el maligno para apoderarse del corazón y la mente de las personas mediante mentiras y engaños, con el objetivo de esclavizarlos; pero también vimos cómo el amor de Cristo puede llenarlo todo, quitar todo vacío, toda dependencia de las cosas que ofrece Babilonia. Esto lo confirma Efesios cuando dice: “seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efesios 3:18-19). Si conocemos y experimentamos el amor de Cristo, estamos llenos de toda la plenitud de Dios.

La nueva Babilonia caerá finalmente, recibirá el castigo por las consecuencias del pecado que ofrece, como lo predice el texto bíblico de hoy, pero mientras cae podemos no ser partícipes de sus pecados, aplicando el amor de Cristo que destruye las 3 estrategias, teniendo en cuenta lo siguiente:

Cuando hablamos de la estrategia de cambiar el lenguaje o de la manera que hablamos: El amor de Cristo es verdadero, no miente, nos dice siempre la verdad y lo que nos dice es para nuestro bien.

Acerca de la estrategia de cambiar la dieta o de lo que nos alimentamos, incluido nuestras emociones: El amor de Cristo nos da una satisfacción y llenura permanente, aun en medio de la dificultad, en contraste con la satisfacción temporal que el mundo actual ofrece, ya que su palabra nos ofrece verdadero alimento que nos nutre y nos hace crecer (Salmos 119:28, 116).

Relacionado a la estrategia de cambiar nuestra identidad: El amor de Cristo nos da una verdadera identidad, pues cuando experimentamos su amor encontramos nuestro valor y quiénes somos realmente “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” (Colosenses 3:3).

Finalmente, Cristo nos ha puesto en una iglesia para que aprendamos de otros hermanos (Efesios 5:19) y nos identifiquemos con ellos al imitar su fe; esto nos llevará a entender que también nosotros podemos experimentar, de manera personal, el amor de Cristo que lo llena todo. (1 Corintios 11:1, Efesios 3:18-19).   Oración.

«Padre, tu amor lo llena todo, la gracia de Cristo me sustenta y me capacita, guíame mi Señor a experimentar toda la plenitud de esta inmensa bendición y poderla compartir con mi prójimo. En el nombre de tu hijo amado, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 11 de febrero de 2023

Babilonia. Parte 3

 


Babilonia. Parte 3

“Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.

(…)

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.” Daniel 1:5,8

En el libro de Levítico, capítulo 11, se le enseñaba a Israel a no comer ciertos alimentos que eran impuros; muy probablemente Dios los cuidaba para que tuvieran una dieta saludable y así se distinguieran de otras naciones y aprendieran a tener dependencia total de Dios, aun en el aspecto alimenticio. También, en una gran probabilidad, la comida del rey era previamente ofrecida a dioses paganos, por lo cual, Daniel propuso “no contaminarse”, refiriéndose a un aspecto espiritual de no querer ofender al Dios verdadero y mantenerse en sus estatutos y mandamientos. En esencia, seguir estos mandamientos alimenticios era mantenerse apartado para Dios; en contraste, recibir los manjares del rey era unirse a las costumbres e identidad cultural de una nación pagana, pero también significaba dejar de cumplir el principio de que no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Deuteronomio 8:3, Mateo 4:4). En el nuevo testamento se aclara que no estamos llamados a distinguir entre alimentos puros e impuros ni a tener en cuenta este mandamiento acerca de la comida, pues era solo para Israel y en Hechos 15 se determinó y aclaró este tema, en cuanto a los seguidores de Jesús. (Levítico 11:2, 1 Timoteo 4:1,3-5). Sin embargo, el principio que estamos llamados a obedecer es revelado por el Espíritu: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31).

Daniel no comió de los alimentos del rey para la gloria de Dios, con el propósito de mostrar en su propia vida cómo Dios sustenta y provee; a su vez, para mostrar los planes majestuosos de Dios al salvarlos y colocarlos más sanos y más radiantes que otros jóvenes que no temían al Señor, todo para su gloria.

Pero hoy, el mundo actual nos ofrece alimentos ultra procesados y ofrecidos por medio de publicidad engañosa; alimentos donde lo importante es el consumismo y no la salud o el bienestar de las personas; la codicia del dinero, de la máxima ganancia y la mínima calidad, “sabe a fruta” pero no es fruta; en esencia, no le dan la gloria a Dios, porque se sustentan en la mentira.

Reflexionemos hermanos en lo siguiente: ¿lo que comemos o dejamos de comer lo hacemos para dar gloria al Dios, quien nos provee los alimentos y todo lo que tenemos?   Oración.

«Padre, mi verdadera comida, como nos enseña Jesús, debe ser hacer tu voluntad; por eso, quiero que todo lo que haga sea para tu gloria. Guíame por tu Espíritu a honrarte, aun en el alimento que me provees, cuidando mi cuerpo que es templo de tu Espíritu Santo, amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 10 de febrero de 2023

Babilonia. Parte 2

 

Babilonia. Parte 2


“muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.” Daniel 1:4

Parte de la preparación de Daniel y sus amigos para servir en la corte del rey de Babilonia, era aprender las letras y la lengua de los caldeos. Esto les permitiría comprender y comunicarse efectivamente con los demás funcionarios del palacio y servir al rey de manera eficiente. Sin embargo, aprender un idioma implica aprender la manera en que relacionamos los conceptos e ideas con la realidad diaria; es decir, lo que hablamos encierra una idea, un pensamiento, que al final, al hacerlo propio, determina lo que hacemos.

Proverbios 18:21 dice «La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos», nuestras palabras y acciones están estrechamente relacionadas, y lo que decimos tiene un impacto directo en lo que hacemos.

Al cambiarles su idioma y manera de hablar, Babilonia conseguía que se adaptaran a sus costumbres, prácticas y que “normalizaran” su vida en un país extraño, donde su costumbre principal y todo lo que hacían giraba en torno a la adoración o culto a dioses paganos.

Esto se evidencia en el libro de Daniel en varios edictos, donde se obliga a adorar a dioses paganos o a la estatua del rey (Daniel 3).

Hoy en día, la Babilonia actual o el mundo de antivalores, quiere introducir una nueva manera de hablar; no se trata del idioma en sí, sino de llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno (Isaías 5:20). Por ejemplo, al aborto o asesinato de niños en el vientre de su madre en estado gestacional o feto, le llaman “interrupción voluntaria del embarazo” o “aborto seguro”, de tal manera que se “normalice” esta práctica y se adopte de manera natural en la vida de las personas. Estas costumbres, que la palabra de Dios llama pecado, estaban presentes en culturas antiguas paganas, que los llevaron a su autodestrucción y hoy en día la Babilonia actual pretende vender la idea de “modernidad” y llama anticuados a quienes no estamos de acuerdo con estas prácticas. Nuevamente el efecto de esto será matar, robar y destruir la vida; así mismo, hay muchas ideas destructivas que Babilonia las viste de luz y bondad, pero son engañosas y debemos estar alerta para enseñar la verdad y oponernos a las tinieblas.  Oración.

Padre, que lo que hable salga de mi corazón lleno de tu palabra y tu amor, mostrando con paciencia la verdad de Cristo, para que lleguen muchos a ser libres del maligno, del pecado y del mundo. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 9 de febrero de 2023

Babilonia. Parte 1

 

Babilonia. Parte 1

“Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eu


nucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. Entre estos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A estos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.” Daniel 1:3-7

Jerusalén fue sitiada por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Muchos del pueblo fueron llevados cautivos al exilio, fuera de la región de sus padres. Pero el rey de Babilonia pidió para su servicio jóvenes de Israel; y para que estuvieran preparados para servirle fielmente, la estrategia requería tres cosas:

1. Cambiarles su idioma y manera de hablar (Daniel 1:4)

2. Cambiar su dieta (Daniel 1:5)

3. Cambiar su identidad (Daniel 1:7)

Con estas 3 cosas, el rey de Babilonia pretendía adueñarse de la mente y el corazón de estos jóvenes y de esta manera esclavizarlos, para poder ponerlos fielmente al servicio de una nación que no conocía ni respetaba a Dios y que además practicaba hechicería y costumbres destructivas.

Babilonia, al día de hoy, está más viva que nunca, pues representa el sistema actual de creencias e ideologías del mundo, con la cual el enemigo, el diablo, quiere atrapar a nuestra generación, ponerla a su servicio, para al final matarlos, destruirlos y robarles su vida.

Esta estrategia se repite hoy en día, se disfraza de bondad, engañando a muchos; por lo que necesitamos revelar, por medio de la Escritura y del Espíritu de Dios, la verdad, para que nuestros jóvenes y aún muchos adultos sean salvados de esta perversa generación (Hechos 2:40, Juan 14:6). En los siguientes devocionales reflexionaremos acerca de cada una de estas estrategias, para estar atentos a no caer en ellas y enseñar a otros la verdad.   Oración.

«Padre, quiero marcar diferencia en este mundo lleno de maldad, quiero ser luz en medio de la oscuridad y llevar tu verdad con amor, no participando en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendiéndolas. En el nombre de Cristo Jesús, amén   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 8 de febrero de 2023

Falsos profetas

 


Falsos profetas

“No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, más ellos profetizaban. Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.” Jeremías 23:21-22

El contexto del versículo de hoy habla de un tiempo en el que el Señor le había advertido al pueblo que su desobediencia traería consecuencias y serían llevados a cautiverio por una nación muy poderosa. Sin embargo, en ese tiempo, se levantaron muchos falsos profetas que solo hablaban palabras bonitas y decían lo que le convenía al rey para mantener su poder y para traer una aparente calma. No querían que el pueblo supiera la verdad, querían seguir como si nada pasara y mantener su modo de vida, lleno de pecado y derroche.

Al final, el castigo llegó y estos profetas, por no estar en la presencia de Dios, en intimidad con Él, no pudieron comunicar el mensaje que hubiera podido llevar al pueblo a recapacitar y arrepentirse de su mal camino, para evitar ser llevados al cautiverio.

Cuando, como siervos de Dios, no estamos en su presencia, dejamos de ser sensibles a la voz de su Espíritu y estamos arriesgando ser dirigidos por nuestra carne, entonces empezamos a adoptar las prácticas de los falsos profetas: hablar aquello que endulza el oído del oyente, que no lo confronta ni le dice la verdad; cumpliéndose así lo que advierte la escritura para estos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,” (2 Timoteo 4:3).

Así que, estamos llamados a ser verdaderos profetas de Dios, no anunciando lo que venga a nuestra imaginación, sino lo que dice la palabra de Dios en el contexto correcto y con la guía del Espíritu Santo.   Oración.

«Padre, quiero permanecer en ti, gozarme cada día viviendo una vida devocional, encontrándome contigo en la intimidad para tener entendimiento de tu palabra y poderla obedecer. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 7 de febrero de 2023

Quebranta la piedra

 


Quebranta la piedra

“¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” Jeremías 23:29 RVR1960

El versículo de hoy nos invita a reflexionar mediante una comparación o símil. La palabra de Dios es como fuego, pues al escucharla enciende en nuestro interior una llama que es capaz de consumir todo dolor, toda ansiedad, pero también de confrontar en nuestro corazón todo pecado, todo mal pensamiento y de iluminar con su fuego ferviente toda oscuridad que quiera gobernar nuestro interior. Así como el fuego limpia e ilumina, la palabra de Cristo nos revela la verdad y nos muestra el camino que debemos seguir.

Solo su palabra creadora y eterna tiene este efecto, de unir nuestro espíritu con su Santo Espíritu, cuando la combinamos con la oración. Oración + Palabra de Dios = Revelación, fe, esperanza, sabiduría…

El alma y el espíritu del hombre son guiados, confrontados, corregidos e instruidos en justicia, pues es quebrantada toda coraza con el cincel de amor de su palabra viva (2 Timoteo 3:16).

La próxima vez que tomes la Biblia en tus manos, sé consciente de que lo que tienes en tu mano puede transformar tu pensamiento, dar esperanza a tu vida, renovar tus fuerzas, pero sobre todo puede quebrantar todo orgullo que no te permite disfrutar de las bendiciones que Cristo ganó para ti.

Por último, ¿has sido duro como piedra en alguna área de tu vida? Oración.

«Señor, quebranta la piedra de mi corazón, hazme sensible a tu voz, haz que tu palabra llegue hasta el último rincón de mi corazón, quitando toda coraza de amargura y vivificando todo mi ser, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 6 de febrero de 2023

 


Toda gracia. Parte 2

“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra “2 Corintios 9:8

Otro principio que aprendemos de esta porción de la Palabra de Dios, es que para hacer buenas obras necesitamos de la abundante gracia de Dios.

Las buenas obras, que son la puesta en acción del amor de Dios por medio de los creyentes, son dirigidas por el Espíritu Santo en nosotros. No son obra de la voluntad del hombre sino que han sido preparadas de antemano por Dios y necesitamos de su gracia para andar en ellas, “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10), este versículo está en el contexto de la revelación de que somos salvos por gracia por medio de la fe, no por obras para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9), pero estas obras que hacemos han sido dispuestas por Dios para todos los que hemos nacido de nuevo al escuchar el mensaje del evangelio y habiendo creído en Él, hemos sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13).

Ahora, hay un principio para activar esta abundante gracia de Dios, y ocurre cuando compartimos las buenas nuevas de Jesucristo, pues la escritura nos relata este hecho: “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos” (Hechos 4:33). Cuando predicamos a Cristo, cuando damos testimonio de su resurrección, su gracia abundante es dada por Dios para que podamos hacerlo de una manera poderosa y extraordinaria.

Necesitamos de toda gracia de principio a fin. Así que, ¿a quién o a quiénes le vas a compartir el evangelio el día de hoy?   Oración.

«Señor, lléname de tu gracia para anunciar a Cristo con el poder de tu Santo Espíritu, su amor, su obra por mí en la cruz y por todo aquel que escuche y crea en tu evangelio. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 4 de febrero de 2023

Toda gracia. Parte 1

 


Toda gracia. Parte 1

“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra “, 2 Corintios 9:8.

Necesitamos “toda gracia” para vivir la vida cristiana en victoria, no hay otra forma de vivirla, pues la gracia es el estado natural de todo cristiano, es la posición actual de todo aquel que ha recibido a Jesús por medio de la fe. Esto lo podemos estudiar en contexto en el capítulo 6 de Romanos, donde concluye luego de una detallada revelación: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14).

Esto es un asunto clave, el pecado es lo que nos mantiene en oscuridad, pues no permite que disfrutemos de todas las bendiciones y detiene el propósito de Dios en nuestra vida, si la gracia de Dios nos lleva a que el pecado no nos mantenga en esclavitud, debemos mantenernos en ella.

Necesitamos toda gracia hacia nuestros hijos, nuestro cónyuge, en nuestro trabajo, con nuestros compañeros. Toda gracia es necesaria para tener siempre, en todas las cosas, todo lo suficiente y así poder compartir esa abundancia con todos. Estar preparados para toda buena obra, dando abundantemente de lo que recibimos de Dios, es la manera de dar gloria a un Padre generoso que está dispuesto a dotarnos con todo lo necesario para mostrar su amor, provisión, sanidad y vida abundante en medio de la oscuridad del mundo actual (2 Corintios 4:15).

¿En qué áreas de tu vida observas dificultad o deficiencia? Necesitas entonces pedir a Dios ‘toda gracia’.   Oración.

«Padre, ya tengo toda bendición en Cristo Jesús, permíteme experimentar por su Espíritu toda gracia, para llenar toda deficiencia en mi vida y poder hacer las buenas obras que tú has preparado para mí de antemano. En Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 3 de febrero de 2023

Ve y Salva a tu casa. Parte 2

 


Ve y Salva a tu casa. Parte 2

“Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios”, Hechos 16:32-34.

Este carcelero, probablemente había escuchado acerca de la salvación, cuando Pablo y Silas fueron llevados a la cárcel, pero no había recibido este regalo inmerecido y grandioso. Ante las circunstancias ocurridas, experimentó el poder de Dios pero también su gran amor a través de Pablo que no permitió que se hiciera daño. Entonces fue llevado, por este amor, a hacer la pregunta más importante que existe: ¿qué debo hacer para ser salvo?

¿Acaso al nosotros aceptar a Cristo, nuestra familia es automáticamente también salvada? Lastimosamente no, quisiéramos que fuera así de fácil, pero Dios nos da una promesa, la cual podemos tomar por medio de la fe para hacer lo que hizo Pablo: “Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa” (Hechos 16:32). Dios que es generoso, no solo anuncia la salvación de este hombre sino también la de su familia.

Sí, fueron salvos los familiares del carcelero cuando Pablo y Silas hablaron la Palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa, probablemente también algunos servidores; ocurrió entonces conforme dice la escritura, “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13).

Y también nuestra familia es salvada si les predicamos el evangelio de salvación, si les anunciamos la buena noticia del perdón de pecados en Cristo Jesús, y si ellos al oír, creen en Cristo para luego ser sellados con el Espíritu Santo, como una vez nos pasó a nosotros.

 

Podemos encontrar un detalle, el carcelero no fue en ese momento quien anunció el evangelio, pero llevó a su casa a Pablo y Silas para que hablaran el mensaje a todos.

Muchas veces no somos nosotros directamente, pero podemos llevar a nuestra casa a un hermano en la fe que cuente a nuestra familia acerca de la salvación, sin embargo, siempre será nuestra responsabilidad, pues simplemente será contar a nuestra familia lo que Cristo hizo en nuestro corazón, y mostrar por su Espíritu, con acciones, el amor que ahora está derramado en nosotros.  Oración.

«Padre, dame toda gracia con mi familia para anunciarles la verdad del evangelio con todo amor, demostrando primeramente el cambio que has hecho en mí por medio de la fe en Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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