martes, 31 de enero de 2023

Ánimo y fortaleza

 


Ánimo y fortaleza

“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón” Salmos 31:24.

“Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; más David se fortaleció en Jehová su Dios” (1 Samuel 30:6).

David pasó por una prueba muy difícil, cuando siendo rey de Israel, los amalecitas invadieron dos regiones Neguev y Siclag de Israel, y se llevaron cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí.

David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar, como dice 1 Samuel 30:4; el pueblo quedó con tanta amargura en su corazón que habló de apedrear a David, pero él se fortaleció en el Señor.

Esto nos enseña que habrá situaciones que lleven a desanimarnos pero no debemos quedarnos allí sabiendo que si nuestra confianza está en Dios hallaremos fortaleza. El mismo Dios en el que David se refugiaba y esperaba ayuda en momentos de tanta presión, es el mismo Dios que tiene el poder de levantar nuestro ánimo y de darnos la fuerza que necesitamos para seguir.

David no se quedó en el desespero, ni se dejó presionar por el pueblo, sino que consultó a Dios, espero su respuesta y fue guiado a encontrar a los que habían sido cautivos, a derrotar a sus enemigos y a obtener un gran botín, pero más que esto, obtuvo la recompensa de experimentar la confianza en Dios, esperar su respuesta y darle toda la gloria y honra, así que podemos decir y creer en tiempos de dificultad, cuando nuestro ánimo decae: “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová!” (Salmos 27:14).  Oración.

«Padre, mi alma encuentra paz en ti, espero y no me desespero, pues conforme a tu Palabra sé que me fortalecerás para enfrentar con sabiduría y nuevas fuerzas toda situación, en el nombre de tu hijo amado Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 30 de enero de 2023

¿Existe la suerte?

 

¿Existe la suerte?


“Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos un plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos”. Ester 9: 24

“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.” Ester 4: 16

La fiesta de Purín (en hebreo “suerte”) es una fiesta que celebran los judíos en conmemoración del milagro relatado en el Libro de Ester en el que el pueblo judío logra sobrevivir a un intento de exterminio bajo el mandato del rey Persa Asuero. Esto se hace gracias a la valiente intervención de una joven judía llamada Ester y de su primo Mardoqueo.

¿Quién era esta emblemática joven judía y quien era Mardoqueo? Ester cuyo nombre significa “oculta” era una huérfana que desde muy pequeña fue adoptada por su primo Mardoqueo, un fiel cortesano del rey, quien la educó bajo la dirección de la palabra de Dios. Por la descripción del libro sabemos que tenía cualidades invaluables entre las que se destacan la humildad, la prudencia, la obediencia, la determinación, la valentía, pero sobre todo la dependencia a Dios. Llegó a ser reina de todo el imperio Persa después que el Rey Asuero se enamorara perdidamente de ella eligiéndola de entre todas las mujeres más bellas de la época. Cuando Ester se enteró del malévolo plan de Amán contra ella y todo su Pueblo, oró, ayunó y planeó una estrategia para desenmascarar al malvado Amán quien tenía todo el aprecio del rey y salvar de la muerte a todos los Israelitas. Este plan implicaba poner en riesgo su vida presentándose ante el rey y una corte real que tenía la orden de matar a todo aquel que se atreviera a hacerlo. Después de tomar la decisión de obedecer a Dios un sinnúmero de oportunidades se abrieron: ella sobrevivió, Amán fue ahorcado por orden del propio rey, Mardoqueo fue enaltecido por su lealtad y todo el Pueblo de Dios pudo pelear y vencer a sus enemigos el mismo día en que debía ser exterminado.

Los que han leído el libro completo pueden decir qué suerte tuvo Ester y qué suerte tuvieron los judíos, pero en realidad no fue suerte, sino la confluencia de la fe, la preparación, la determinación y la oportunidad. La “oculta” Ester se preparó y aprovechó la oportunidad que Dios le dio de ser la heroína más famosa de todo su Pueblo.   Oración.

«Señor Jesús te pido que mi fe, me lleve a prepararme y estar atenta a las oportunidades que me das de servirte y de glorificar tu Santo Nombre. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 29 de enero de 2023

La paz nos hace ganar la guerra

 

La paz nos hace ganar la guerra


“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14: 27

Los apóstoles y demás discípulos de Cristo en tiempos de la iglesia primitiva tuvieron que atravesar diversas pruebas y circunstancias difíciles que formaron su carácter y fortalecieron su fe, fueron perseguidos, azotados, encarcelados, exiliados y asesinados por causa de Jesús y del evangelio. Pero sin importar cuan grandes eran sus dificultades sabían que contaban con el Dios que les dijo “la paz les dejo, mi paz les doy” y esto fue suficiente para llevar su fe y el evangelio de salvación hasta las últimas consecuencias gracias a lo cual hemos visto la luz de la salvación de Cristo todas las naciones de la tierra.

Hubo un hombre en la Biblia llamado Josué cuya misión fue conducir a Israel hasta la tierra prometida. Israel era un pueblo pequeño, sin ejército y sin armamento y las naciones que habitaban la tierra prometida eran grandes y fuertes, tenían ejércitos, caballos y carros de guerra. Humanamente era imposible pretender que en una guerra tan desigual Israel fuera el vencedor, pero esto no era imposible para Dios, Dios le dijo y le repitió en varias ocasiones a Josué “esfuérzate y sé valiente”. Dios no se refería a su fortaleza física o a su gallardía, se refería mantener su fe en el Dios que le prometió pelear sus batallas y la obediencia a su palabra que le garantiza la victoria total sobre sus enemigos. Josué por tanto tenía que confiar en Dios y tener paz interior para poder tomar decisiones adecuadas, no podía dejarse turbar el corazón por la angustia o el miedo, tenía que tener claridad mental para poder escuchar la voz de Dios y así lo hizo, al final Josué obtuvo la victoria y logró conquistar para Israel el vasto territorio del que se decía que fluía leche y miel.

Como creyentes en Cristo debemos ser conscientes que también afrontaremos desafíos que si bien pueden hacer tambalear nuestros sentidos, no podrán derrumbar nuestro cimiento que es la fe en Jesús, quien pelea nuestras batallas y en su palabra que nos garantiza la victoria es entonces cuando la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento llena nuestros corazones. Seamos Josues en esta tierra donde los enemigos de la fe parecen ser gigantes y preparémonos para enfrentarlos con toda la fuerza y el valor que solo la paz de Dios nos da.   Oración.

«Señor Jesús recibo tu paz, tu fuerza y tu poder, para vencer en tu nombre las batallas de mi vida. Que mi fe en ti sea el ancla de mi corazón y tu palabra sea la luz que me guíe y me de dirección. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 27 de enero de 2023

Dios quiere nuestro corazón

 

Dios quiere nuestro corazón


“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” Proverbios 4:23

La palabra corazón en general hace referencia al centro de cualquier cosa, por ejemplo, en anatomía el corazón es el centro de todo el sistema circulatorio, es el motor principal que impulsa la sangre que nutrirá todos los órganos y tejidos de nuestro organismo. Así mismo desde el punto de vista bíblico el corazón también se refiere al punto central de donde brota lo que realmente somos, el corazón es la fuente de nuestras motivaciones, nuestras esperanzas, anhelos y sueños; es el origen de lo que nos apasiona, de lo que amamos y ambicionamos. De allí la importancia de guardarlo, pues es la fuente de nuestra vida.

¿Cómo podemos guardar nuestro corazón? Con respecto a esto Proverbios 23: 26 dice: “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. La palabra dice que en nuestras propias manos nuestro corazón no puede estar seguro por lo que nos exhorta a que se lo entreguemos a Dios y esto implica que nuestros ojos miren sus caminos, a decir verdad solo hay un camino: Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14: 6). Jesús siempre está a la puerta de nuestro corazón, Él también dijo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Su invitación siempre está disponible, depende de nosotros ¿Queremos en verdad darle nuestro corazón?

Cuántas veces hemos entregado nuestro corazón a alguien y nos lo ha devuelto hecho pedazos; ¿cuántas veces alguien nos entregó su corazón y se lo volvimos pedazos?, esto demuestra que sin importar lo bueno de las intenciones, fallamos cuidando corazones, pero Dios no falla, él no solo lo cuida, sino que lo renueva para que sea una fuente de vida abundante. No dudemos en poner nuestro corazón en las manos adecuadas.  Oración.

«Señor Jesucristo te abro las puertas de mi corazón y de mi vida, haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Que mis ojos miren tus caminos y mi corazón se incline ante tu verdad. Haz que brote de mi interior vida abundante. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 25 de enero de 2023

Todos los días son buenos

 

Todos los días son buenos


“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días” Salmo 23: 6.

Muchas personas no disfrutan la vida o porque están demasiado preocupadas por el futuro, o porque no han logrado liberarse de su pasado; tienen un presente empañado por ansiedad del mañana o por la tristeza, la ira o la culpa del ayer.

No está mal planear el futuro, al contrario, las metas y los sueños son saludables, la ilusión y la esperanza son los motores más potentes para darle sentido a la existencia, ha sido un plan de Dios darnos la capacidad de llegar tan alto como queramos, el problema es la ansiedad que se genera al depender de nuestras propias fuerzas o de no tener en orden nuestras prioridades donde como creyentes lo primero debe ser Dios y su Reino. Cuando no dependemos de Dios y/o lo quitamos del primer lugar de nuestra vida, no podemos esperar menos que un presente caótico y un futuro limitado por nuestras posibilidades.

Tampoco está mal recordar el pasado siempre y cuando los recuerdos no nos roben la tranquilidad; hay heridas en nuestro corazón que vuelven a sangrar cada vez que en nuestros pensamientos revivimos hechos, palabras o incluso miradas que nos lastimaron. Perdonar nos libera, libera a los demás, sana nuestra alma y nos devuelve la capacidad de volver a amar. El perdón no es un sentimiento sino una decisión que implica el ejercicio de la voluntad y de la obediencia al Dios que nos perdonó y nos amó sin que lo mereciéramos. No solo se trata de perdonar el pasado sino, además, de recordar con regularidad las cosas buenas, las alegrías y los triunfos de antaño. Recordar lo que trajo bienestar y seguridad antes, produce beneficios en el presente.

Cuando permanecemos en casa de nuestro Dios, conociéndolo por medio de la oración y de su palabra, el bien y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida. La ansiedad por el futuro se disipará, la tristeza del pasado se sanará y la paz abrazará nuestro presente.  Oración.

«Padre Celestial, tu palabra restaura mi pasado, me da seguridad y esperanza del futuro pues me permite vivir con ilusión y tranquilidad el presente. Te ruego que tu palabra sea mi pan de cada día. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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La humildad, un arma poderosa

 

La humildad, un arma poderosa


“Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” 2 Corintios 10: 3-5

Los creyentes estamos en una constante lucha espiritual. Imaginemos que la mente es como una cancha de fútbol donde dos equipos opuestos se disputan el control del balón. Por un lado, nuestra carne y por el otro el Espíritu de Dios, el balón viene a ser nuestra voluntad. El apóstol Pablo reconoce en los versículos anteriores que nuestra condición en esta vida presente es “en la carne” (vs 3) lo cual nos conduce a fallar con frecuencia, sin embargo nuestro modo de proceder no debe ser “según la carne” y continua explicando que esta guerra constante en nuestra mente debe combatirse no con armas carnales, sino con las armas espirituales que poseen el poder divino de derribar las más grandes fortalezas también de naturaleza espiritual. Estos enemigos espirituales (el mundo, la carne y satanás) se oponen constantemente a que hagamos la voluntad de Dios.

La mente es el campo de batalla, donde el enemigo ataca constantemente, pues sabe que si puede controlar nuestros pensamientos, podrá controlar también nuestra voluntad. Hay un enemigo poderoso y que quizás es al que Pablo se refiera en este ocasión: La altivez (vs 5), el orgullo que avivado por nuestra carne, por el mundo y por satanás nos lleva a ir contra el conocimiento de Dios, a dudar sobre su palabra que es la absoluta verdad y la luz que nos salva de caer y resbalar. El mejor antídoto para este mal es la humildad, la humildad espiritual que nos lleva a depender por completo de Dios y que nos ubica en el lugar que nos corresponde: unos completos mendigos de la gracia de Dios. La humildad es el arma más poderosa porque es a través de ella que buscamos la dirección de Dios por medio de la oración y del conocimiento de Su Palabra.

La única manera de llevar nuestros pensamientos altivos a la obediencia a Cristo es la dependencia total a Dios y su conocimiento. Con referencia a esto Jesús en el sermón del monte se refiere a la humildad, como la primera puerta que nos lleva a heredar el reino de Dios aquí en la tierra y luego en la eternidad, dice “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” Oración

«Padre Celestial ayúdame a caminar en humildad y dependencia de ti, necesito llevar cautivo mi orgullo a la cruz de Jesús y derribar todos los pensamientos que me llevan a desobedecerte. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 24 de enero de 2023

Pasión por la vida

 


Pasión por la vida

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses 4: 4

El secreto de una vida plena y exitosa nos lo revela el apóstol en el versículo anterior. Este corto versículo es un llamado a que cambiemos de actitud ante las diversas circunstancias de la vida, sobre todo hacia aquellas que no nos gustan, que son adversas o que simplemente nos toca vivir. Dios tiene un propósito maravilloso para nuestra vida, pero no lo descubriremos si todo el tiempo nos estamos quejando o lamentando por lo que no tenemos. La invitación es que estemos agradecidos con lo que tenemos, a sentir pasión por la vida y por el propósito que Dios nos ha dado en nuestro efímero paso por la tierra.

En Colosenses 3: 23- 24 El apóstol Pablo añade a este tema: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. El único que le puede dar sentido a lo que hacemos es aquel que nos creó y nos creó con el propósito de darle la gloria. Darle gloria a Dios nos lleva a la plenitud, a la cúspide de nuestra existencia. La pasión por la vida tiene que ver con el deseo intenso, vehemente, vital y ardiente de hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial, de servirlo y amarlo con todo el corazón y con toda el alma. La pasión por la vida y por hacer la voluntad de Dios es el resultado de un profundo conocimiento del único Dios verdadero, de una relación de amor con el Creador del universo.

¿Cómo regocijarnos en todo, si no entendemos que aún los problemas nos ayudan a bien? ¿Cómo hacer las cosas de corazón para Dios si ni siquiera lo conocemos? La clave de todo está en su palabra y en la oración, entre más busquemos a Dios, más lo conoceremos y entre más lo conozcamos más le amaremos y estaremos satisfechos y felices de servirle y de darle toda la gloria a Él.  Oración.

«Señor Jesucristo, tu amor por mí no conoce límites, derramaste hasta la última gota de sangre por mí. Que tu Espíritu me lleve a conocerte y de esta forma amarte como te lo mereces: con todo el corazón y con toda el alma. Quiero aprender a regocijarme en todo tiempo y sentir pasión por esta maravillosa vida que me has dado. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 23 de enero de 2023

Espejismo o realidad

 

Espejismo o realidad


“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal.” Proverbios 3: 5-7

Según el diccionario, un espejismo es cualquier ilusión del sentido de la vista, que nos lleva a percibir la realidad erróneamente; los espejismos en el desierto son ilusiones ópticas, que aparecen como bellos paisajes, deseables a la vista y fáciles de alcanzar pero que al llegar a ellos simplemente se desvanecen porque nunca fueron verdad. En nuestra vida diaria nos encontramos muchas veces en medio de ilusiones parecidas a éstas; con respecto a ello Proverbios 16: 25 dice: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte”.

Los humanos constantemente cambiamos la verdad del Dios creador y todopoderoso por las mentiras ilusorias del sistema de valores de este mundo. Fácilmente nos dejamos llevar por nuestras emociones permitiendo que estas controlen nuestras decisiones, despreciamos deliberadamente las grandes e incomparables promesas que Dios nos regaló y nos vamos tras nuestros propios caminos siguiendo una ilusión que hoy puede estar y parecer maravillosa, pero que al igual que un espejismo del desierto, mañana desaparecerá porque nunca fue verdad. La palabra es clara y nos advierte: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” Isaías 55: 8-9.

Cuando decidimos confiar en Dios con todo nuestro corazón y buscar su voluntad entonces Él enderezará nuestro camino y nos bendecirá con fruto abundante: “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto” (Jeremías 17: 7-8). En contraste, ser sabios en nuestra propia opinión, solo garantizará que tropecemos y caigamos como ciegos que no tienen quien los guíe. Abracemos la verdad de Dios y desechemos los espejismos a los que nos lleva nuestra propia prudencia.  Oración.

«Padre celestial, guíame a toda verdad, haz en mí tu voluntad y no permitas que vaya tras caminos de mentiras y de muerte. En la sombra de tus alas siempre quiero estar. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 22 de enero de 2023

 


Cuando Dios sonríe

“Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne.” Génesis 9: 13-15

En Génesis 6 encontramos la historia del diluvio universal y de cómo Dios se arrepintió de haber hecho al hombre, y le dolió en su corazón. Cuenta la historia que la maldad era tan grande que ya nada bueno se podía encontrar en el corazón de los seres humanos, así que Dios se propuso raer de la superficie de la tierra todo lo creado por medio de un gran diluvio. Pero Noé, un hombre de fe halló gracia ante Dios y él y su familia y unos pocos animales sobrevivieron gracias a un arca gigante que Dios le ordenó construir.

Actualmente las cosas no parecen estar mejor que en los tiempos del diluvio, cada día vemos más maldad, odio, violencia, corrupción y toda clase de inmoralidad; nosotros mismo muchas veces le fallamos a Dios con nuestra ingratitud, desamor, dudas, quejas, falta de fe y con nuestra indiferencia; con todo y esto la Biblia dice que Dios jamás intentará destruirnos de nuevo, ese fue el pacto que Dios hizo con Noé y con toda la humanidad y como señal de ese pacto nos ha puesto “su arco en las nubes”. Así que cada vez que los rayos del sol atraviesan las gotas de agua que cargan las nubes, un precioso arcoíris pintado en el cielo nos recuerda que Dios nos sigue sonriendo y que por más fuerte que sea la tormenta, ésta pasará.

Así mismo, Jesucristo es la manifestación más grande del amor de Dios para con nosotros, Él es el arca que nos puede salvar de la devastación del pecado y de la muerte que este conlleva; creer a Dios y recibir a Cristo en nuestras vidas nos abre las puertas de la salvación y de la vida eterna. El pacto que un día Dios grabó en el cielo, ahora es grabado en nuestros corazones por la fe en su Hijo, así que cada vez que las tormentas de la vida arrecien, miremos dentro de nuestro corazón y encontraremos dibujada, como un arco, la sonrisa de Dios, dándonos descanso y provisión y recordándonos que todo va a estar bien.  Oración.

«Padre celestial gracias porque pese a las vicisitudes de la vida, yo sé que tú tienes el control. Puedo descansar en Jesucristo y en sus promesas, todo estará bien. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 21 de enero de 2023

¿Por qué suceden cosas malas?

 

¿Por qué suceden cosas malas?


“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Génesis 1: 27-28

“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” 1 Corintios 15: 21-22

Hemos escuchado muchas veces decir: ¿si Dios es bueno, por qué permite que pasen cosas malas? Generalmente los que se preguntan estas cosas no tienen un conocimiento claro de quién es Dios y de quiénes somos los seres humanos.

Según la Biblia, Dios es soberano, todo lo puede, todo lo sabe, todo lo entiende; Él es el creador innegable del universo, todo lo que hay en el cielo, en la tierra y aun debajo de la tierra le pertenece y nada se sale de su dominio. Después de haber creado un universo perfecto y de acuerdo a su naturaleza de amor, creó al hombre a su imagen y semejanza y le dio dominio, potestad y autoridad sobre lo creado. También le dio el privilegio de tener una relación íntima y personal con Él; sin embargo, Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, lo traicionaron, le dieron la espalda y se apartaron de su presencia, prefiriendo el pecado. Las consecuencias fueron nefastas para toda la humanidad, dejaron entrar el pecado y con el pecado la muerte espiritual y eterna que desvincula para siempre al hombre con su creador. Adán y Eva y por ende nosotros, sus descendientes, perdimos nuestra proximidad con el Todopoderoso, pero en ningún momento perdimos la responsabilidad delegada por Dios de gobernar la tierra. Somos responsables de cada uno de nuestros actos.

Gracias a Dios, quien, en su infinito amor, desde antes que el mundo fuera, decidió salvarnos del pecado y de sus consecuencias eternas. Su plan consistió en dar a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda; Jesucristo fue el precio que Dios pagó para que pudiéramos, por la fe en su nombre, recuperar nuestra relación de amor y amistad con nuestro creador. Dios nuevamente nos ha devuelto lo que perdimos en el Edén, pero no nos ha quitado la responsabilidad de gobernar la tierra. Las cosas malas que suceden son el reflejo de que la humanidad sigue separada de Dios por causa del pecado y que no ha aceptado aún su regalo de salvación, de amor y de vida abundante.  Oración.

«Padre Celestial, recibo el regalo de salvación que fue la vida de tu hijo Jesucristo, gracias porque por medio de Él puedo tener una amistad íntima contigo; guíame a vivir de tal manera que mi fe muestre lo bueno y justo que tú eres, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 20 de enero de 2023

La preocupación nos enferma

 

La preocupación nos enferma


“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. Mateo 6: 25-34.

La angustia y la preocupación prolongadas pueden terminar derrotando a los creyentes. Otros sinónimos de preocupación son: aflicción, mortificación, impaciencia, pesadumbre, anticipación, obsesión y miedo. La preocupación se manifiesta como pensamientos perturbadores que muy probablemente nunca acontecerán pero que nos atormentan constantemente. En el ámbito espiritual la preocupación evidencia falta de fe en la omnipotencia y en el amor de Dios para nuestras vidas. Los estados de preocupación permanentes alteran el equilibro interno de nuestro organismo, se liberan sustancias que de forma crónica terminan afectando nuestro sistema inmunológico haciéndonos susceptibles a enfermar, reduce nuestra capacidad de prestar atención afectando nuestra vida laboral o académica, disminuye nuestro sistema de tolerancia, volviéndonos irritables y entorpeciendo nuestras relaciones interpersonales, etc. La preocupación es una cadena de sucesos que nos agotan física y mentalmente minando nuestra fe e impidiéndonos alcanzar el buen propósito que Dios tiene con cada uno.

Por tanto, paremos de preocuparnos y humillémonos ante el Dios de lo imposible, dependiendo de Él, de sus promesas y de su provisión. Lo primero que debemos hacer es buscar su Reino y su justicia y Él se encargará de añadirnos todo lo que necesitemos.  Oración.

«Señor Jesús, ayúdame a confiar en tu buena y agradable voluntad para mi vida, toma todas mis preocupaciones, lleva todas mis cargas, que no me falte la fe para buscar tu presencia, ni la humildad para depender por completo de tu amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 18 de enero de 2023

Las promesas se cumplen mediante la fe

 

Las promesas se cumplen mediante la fe


“Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” Romanos 4: 18 – 21.

Los versículos anteriores hacen referencia a Abraham “El padre de la fe”. En su época, tener hijos y dejar descendencia era fundamental y sinónimo de la bendición de Dios. Abraham no tenía posibilidades de ser padre, era viejo y su mujer estéril; tampoco tenía una esperanza, ni sueños, ni un propósito claro en la vida. Cuando Dios llegó a la vida de Abraham lo primero que hizo fue devolverle la capacidad de soñar, Dios no solo le prometió un hijo, sino que le dio un gran propósito: Ser el padre de todos los creyentes. Finalmente, Abraham engendró un hijo al que llamó Isaac, Isaac fue padre de Israel de cuya descendencia proviene Jesucristo, el autor de nuestra salvación, por medio del cual fuimos hechos hijos de Dios. Dios cumplió la promesa que le hizo a Abraham y nosotros somos parte de esa promesa.

Seguramente al igual que ante Abraham, Dios no se presentó en nuestras vidas con las manos vacías, no solo nos ha dado la promesa de salvación mediante la fe en su Hijo Jesucristo, sino también promesas de sanidad, de descanso, de provisión, de prosperidad, de protección, etc. Dios también nos da sueños y la capacidad para lograrlos. Abraham creyó en esperanza contra esperanza y cuando lo atacaba la duda fortalecía su fe dando gloria a Dios. ¿Cómo fortalecemos nuestra fe? ¿Estamos convencidos de que Dios es Todopoderoso para hacer lo que nos ha prometido? En la palabra de Dios están plasmados los pensamientos y la voluntad de Dios para nosotros, entre más nos llenemos de ella, más confiaremos en Dios y más gloria le daremos.

Aprendamos del padre de la fe, no consideremos nuestras posibilidades, aferrémonos al Dios de lo imposible y creamos en esperanza contra esperanza. Dios es todopoderoso para hacer lo que ha prometido.  Oración.

«Padre celestial fortalece mi fe, eres el Dios de lo imposible. Dame fuerzas para caminar por fe, glorificar tu nombre y ver tus promesas cumplidas en mi vida y la vida de mis seres amados. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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Seguridad de Dios para su pueblo

 

Seguridad de Dios para su pueblo

“¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis?


dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: ¿Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40: 25-31

He aquí que Dios es grande y nosotros no lo conocemos, he aquí que nuestro Dios es Todopoderoso y sin embargo a veces tenemos miedo; tal es la grandeza de su fuerza y el poder de su dominio que ni una hoja de un árbol se cae sin que sea su voluntad, pues aún conoce el número de la arena del mar y es capaz de llamar por su nombre a cada estrella que está en el cielo.

¿Por qué decimos: Dios se ha olvidado de nosotros y ya no escucha nuestras peticiones? Esto no puede ser, Dios nos creó, nos salvó y terminará la obra que empezó en nuestra vida. Nuestro Dios incomparable nos dará fuerzas cuando estemos cansados sin importar cuán débiles estemos. Si esperamos en el Señor, levantaremos nuestras alas como águilas, correremos y no nos cansaremos.

El Dios omnipotente ha dicho “Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca… para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó” (Isaías 41: 17-18 y 20). Nuestro socorro viene del creador del universo, Él nos guardará del mal, Él guardará nuestra alma desde ahora y para siempre.

Esta es la seguridad para los que hemos creído en Jesucristo como nuestro Salvador, Él nos hizo sus hijos, ahora somos su pueblo escogido.   Oración.

«Padre celestial tú eres mi seguridad, no temeré, tú harás en mi toda tu voluntad y bajo la sombra de tus alas siempre estaré. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 17 de enero de 2023

El Espíritu de Dios mora en ti

 

El Espíritu de Dios mora en ti


“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” 1 Corintios 3: 16

La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es representado con algunos símbolos que muestran características de su función en la vida de los creyentes. En el bautismo de Jesús descendió en forma de paloma confirmando la presencia de las tres personas de la Trinidad en ese momento, Jesús refiriéndose a Él dijo que de nuestro interior correrían ríos de agua viva, Él en Pentecostés se manifestó como viento y fuego al derramar la unción sobre la iglesia naciente; y también es fuerza que fortalece y sustenta, todas estas manifestaciones de naturaleza divina nos hablan de su poder; ¿pero sabemos realmente quién es el Espíritu Santo?

La Biblia es contundente en mostrarnos que el Espíritu Santo más allá de un concepto, un símbolo o una fuerza es Dios mismo. Él es por completo Dios, revelado en la tercera persona de la trinidad y aunque el concepto de la Trinidad es tan profundo que nuestra mente finita no lo puede alcanzar a comprender totalmente, podemos tener algunos destellos de su significado. Pensemos en nosotros mismos: nosotros somos hijos de nuestros padres, pero también nietos de nuestros abuelos y a la vez sobrinos de nuestros tíos o padres de nuestros hijos, tenemos denominaciones distintas porque desempeñamos funciones diferentes en nuestras relaciones familiares, pero seguimos siendo nosotros mismos. Así mismo podemos decir a groso modo que Dios es Padre, es Hijo (Jesucristo) y es Espíritu Santo, donde cada uno cumple un papel diferente pero los tres siguen siendo un solo Dios verdadero. Dios Padre planeó nuestra salvación antes de la fundación del mundo, Jesucristo fue quien la llevó a cabo y el Espíritu Santo es quien la hace realidad en la vida de los creyentes.

Antes de subir al cielo Jesucristo prometió que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo y nos dejó la promesa del Espíritu Santo. Jesús dijo acerca de esto: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16: 13a) y esta palabra se cumple en las vidas de todos aquellos que hemos creído y aceptado a Cristo como nuestro salvador. Tenemos al Espíritu Santo actuando con poder a través de nuestras vidas para glorificar el nombre de Dios. El Espíritu de Dios nos libera del pecado, levanta nuestra cabeza cuando tropezamos y nos hace caminar en santidad. No apaguemos el Espíritu, no menospreciemos la promesa, avivemos su fuego conociéndolo cada día íntima y personalmente.   Oración.

«Señor Jesús me salvaste sin merecerlo y me has dejado el regalo más grande: Tu Santo Espíritu. Espíritu Santo lléname de ti hasta embriagarme con tu amor y tu poder para glorificar a Dios cada día. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 15 de enero de 2023

Enriquecidos en Él.

 


Enriquecidos en Él.

“porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia” 1 Corintios 1:5

Nadie llega a pobreza por convertirse al Señor; por el contrario, hemos sido enriquecidos en todas las cosas, no sólo materialmente sino espiritualmente. El mundo entiende el término riqueza como abundancia de bienes materiales, pero espiritualmente es la abundancia de bienes espirituales, que generalmente no son valorados ni reconocidos por los hombres naturales que están sin Cristo, ya que no tienen los sentidos ejercitados espiritualmente para entenderlo.

Hay innumerables riquezas en Cristo: en Efesios 1:7 “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Nuestra primera posesión o riqueza, es la redención. Y se refiere a lo que hizo Jesús al derramar su sangre y al resultado de ello. Nos liberó del pecado que nos condenaba, nos rescató de manos del enemigo pagando el precio de la deuda para liberarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte.

Efesios 1:18 “Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. Hemos sido enriquecidos con entendimiento, esa facultad interior que, por la iluminación espiritual del Espíritu Santo, aclara nuestro conocimiento de Dios, equilibra nuestros afectos, pensamientos y voluntad. Por haber sido redimidos debemos tener esperanza de todas las cosas que se esperan. Esta riqueza de la herencia gloriosa en el cielo, sólo se puede percibir cuando nuestro entendimiento es iluminado por el evangelio.

Colosenses 2:2-3 “Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. El amor cristiano nos madura para encontrar grandes tesoros espirituales de entendimiento pleno, conocimiento y sabiduría que están escondidos en Cristo. Hemos sido enriquecidos con toda Palabra y conocimiento para la evangelización, la predicación y la enseñanza.

Hebreos 11:26 “Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”. La fe de Moisés no le permitió vacilar sobre lo que Dios quería. Prefirió sufrir con el pueblo hebreo que gozar de los deleites terrenales de Egipto. Su meta era la eternidad. Cristo tuvo que padecer por nosotros en su condición terrenal pero ahora goza de gloria y majestad, sentado a la diestra de Dios Padre en los cielos. Quitemos la mirada de los bienes de este mundo y pongámosla en las riquezas de su gracia.

Seamos agradecidos. Hemos sido dotados de muchos dones espirituales según sus riquezas en gloria. Nada en este mundo saciará nuestra vida más que Cristo. Su presencia es nuestra mayor riqueza.  Oración inicial

Señor dame un corazón agradecido por todo lo que me has dado, contigo no me falta nada, me has enriquecido con toda bendición espiritual y dotado del poder de tu Espíritu, por tu gracia y amor. Me has equipado completamente con tus innumerables riquezas. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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Nada hay que añadir

 

Nada hay que añadir


“He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres” Eclesiastés 3:14

Entre todas las maravillas de la creación, estamos los seres humanos. Cada uno de nosotros fue creado de forma perfecta por Dios y para Dios, sin nada que añadir, ni nada que quitar.

A veces pensamos de forma errónea, que no tenemos ni somos lo que necesitamos, para cumplir nuestro propósito en la tierra, nos paralizamos y pensamos que sí quizás tuviéramos esto o aquello, o que si fuéramos de una o de otra manera, entonces podríamos empezar a hacer lo que hemos sido llamados a hacer. El profeta Jeremías antes de ser llamado por Dios para una gran misión tenía un pobre concepto de sí mismo, pero un día Dios le dijo: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5). Jeremías sólo necesitaba recordar que su valor y su fuerza venían del Dios que lo hizo y lo formó y no de sus circunstancias o de lo que pensaran los demás.

De igual manera, nosotros tenemos que recordar que nuestro valor como hombres y mujeres, no nos lo da el tener riquezas, belleza, fama o una buena profesión. Nuestro valor fue el gran precio que nuestro Padre Dios tuvo que pagar por amor a nosotros, valemos nada más ni nada menos que la sangre de su propio Hijo. Sin importar quienes seamos, qué tengamos o qué hayamos alcanzado en la vida, somos una creación maravillosa y única de Dios “sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá”. Dios nos creó de manera particular, para que cumpliéramos un propósito particular y Él nos proveerá de lo necesario para alcanzar todo aquello para lo que fuimos alcanzados por Él.

Dios también le dijo a Jeremías: “Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte» (Jeremías 1:18). Dios también está con cada uno de nosotros, llevemos su nombre muy alto y hagamos lo que Él nos mande.  Oración inicial

«Padre celestial, gracias por que mi valor está en Cristo y en todo lo que Él hizo por mí. Tengo todo lo que necesito para cumplir mi propósito en la tierra: tu presencia y tus promesas. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 14 de enero de 2023

Jesús bendice a los niños

 

Jesús bendice a los niños


“Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía”. Marcos 10: 13-16.

De esta porción de la palabra podemos sacar dos grandes enseñanzas:

1. Todos los niños, sin importar la edad, se benefician de la bendición de Dios: Como padres creyentes, tenemos la responsabilidad de enseñarle a nuestros hijos el camino de la fe y del amor de Cristo. Llevarlos cada día a su presencia en oración, es una buena forma de dejar que los niños se acerquen a Él, sin embargo, hay algo que nunca puede fallar y es el ejemplo. La mayor parte del aprendizaje en los primeros años de vida se da por imitación. ¿Qué tan cerca estamos los padres o tutores de Dios? ¿Le buscamos para que nos bendiga? Los niños del mundo, ahora más que nunca, necesitan la bendición de Cristo, solo Él los puede librar del sistema de valores de este mundo que se levanta cada vez con más fuerza contra la niñez, su esencia y su inocencia.

2. Todos nosotros, sin importar la edad, debemos recibir la bendición de Dios como si fuéramos niños: La característica más importante de ser niño es precisamente la dependencia total a sus padres o cuidadores primarios. Un niño no se puede valer por sí mismo, así que debe permanecer sujeto a las directrices de sus cuidadores para poder sobrevivir. ¿Dependemos de Dios como si fuéramos niños? ¿Estamos sujetos por completo a su voluntad? Cuando un niño logra tener un apego seguro con su cuidador, ese niño tiene todas las posibilidades de triunfar en la vida, está preparado para enfrentar al mundo sin temor y puede alcanzar lo que se proponga. Es igual en nuestra relación con Dios cuando dependemos de Él por completo, todas las cosas nos ayudarán para bien, enfrentaremos el futuro con esperanza y estaremos listo a hacer lo que Él nos muestre.

Que el Señor tome en sus manos a nuestros niños, los bendiga y los guarde del mal para que no los dañe. Que nosotros podamos ser ejemplo para ellos, que la dependencia sea total al único Dios verdadero.   Oración.

«Señor Jesus por favor bendice a nuestros niños, que crezcan en estatura y gracia hacia Dios y sus semejantes. Que en nosotros puedan encontrar el mayor ejemplo de entrega y amor a tu nombre. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 13 de enero de 2023

La fe que mueve montañas

 

La fe que mueve montañas

“Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque d


e cierto os digo, que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” Mateo 17: 20

Todos nosotros hemos sido dotados por Dios con una semilla de fe en nuestro interior; Jesús compara esa semilla con un grano de mostaza, una semilla muy pequeña, pero con el potencial de crecer hasta transformarse en un gran árbol. Cuando Jesús dice: si tuvieras fe como un grano de mostaza, no quiere decir que si tu fe fuera del tamaño de un grano de mostaza, sino que si tu fe creciera de la manera que lo hace esta pequeña semilla, entonces podríamos decirle a los montes pásate de aquí para allá y los montes se pasarían y nada sería imposible.

¿Cómo puede crecer nuestra fe? El apóstol Pablo dice al respecto que: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10: 17). La Biblia, que es la palabra de Dios, es el medio que Él ha escogido para revelarse a nuestra vida; su palabra nos permite conocerlo de forma profunda y verdadera. No es difícil ni está lejos de nosotros, no está en el cielo ni al otro lado del mar, su palabra es revelada a nuestro mismo corazón por el Espíritu Santo de Dios que mora en cada creyente. Jesucristo también nos da una pista de cómo hacer crecer la fe: “Pero este género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:21). Orar es hablar con Dios, comunicarle con respeto y con confianza, como a un amigo, lo que tenemos dentro: nuestros temores, nuestros sueños, nuestras expectativas, es presentarse ante Él tal y como somos.

El crecimiento de nuestra fe depende, entonces, de nuestra relación con el Dios de lo imposible, de escuchar lo que Él quiere revelarnos de sí mismo por medio de su palabra y también de mi entrega en oración y de mi comunión con su Espíritu; entre más lo conozcamos más confiaremos en Él y en sus promesas. La semilla sembrada en nuestro corazón, como toda semilla, necesita de tierra fértil para desarrollarse: la palabra de Dios; y de agua para crecer y hacerse fuerte: la oración; el resultado de esto serán unas raíces fuertes: nuestra relación con Dios; y un fruto abundante: una fe que mueve montañas.  Oración.

«Padre celestial, quiero conocerte, crecer en la fe, hacer tu voluntad y ver con mis propios ojos todas tus maravillas y el fruto de estar en tu presencia, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 11 de enero de 2023

Paz, reposo y seguridad

 

Paz, reposo y seguridad


“El efecto de la justicia será la paz y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en recreos de reposo.” Isaías 32:17

El término justicia significa la virtud de dar a cada uno lo que le corresponde; en el campo espiritual, su significado es un poco más profundo: se dice que un hombre se puede considerar justo cuando sus actos concuerdan con los actos de Dios, que es justo y perfecto. Realmente ningún ser humano en la tierra puede satisfacer la justicia de Dios, la Biblia nos dice al respecto: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios” (Romanos 3: 10b-11). Todos nosotros, sin excepción, hemos pecado, no importa cuán grande o cuán pequeña haya sido la falta, ni tampoco si otros lo notaron o no; el pecado no tiene tamaño ni tampoco nivel de gravedad, siempre está mal y tiene consecuencias.

Si tenemos en cuenta que la justicia es dar a cada uno lo que le corresponde, no tendríamos derecho a la vida, nos correspondería morir eternamente. Debido a nuestra incapacidad de ser justos y buenos, nuestro Padre Dios, quien nos amó desde antes de nacer, nos proveyó un Salvador, su hijo Jesucristo quien es la encarnación de la justicia de Dios; vivió cada uno de sus días en la tierra en obediencia y perfección, pagó el precio por nuestros pecados, muriendo en una cruz, y resucitó poderosamente de entre los muertos, satisfaciendo por completo la justicia de Dios y poniéndola a disposición de todo aquel que decida creer de corazón en Él.

Dios pasó por alto nuestros pecados, nos dio vida juntamente con Jesús y nos cubrió con su justicia para siempre. Jesucristo es la justicia de Dios y si lo hemos dejado entrar realmente a nuestra vida, su efecto será paz y su labor será darnos reposo y seguridad; reposo de nuestras angustias y seguridad de que tenemos un futuro lleno de esperanza.  Oración.

«Padre celestial, yo no soy digno de ti, pero recibo tu regalo de amor y de justicia, a Jesucristo tu precioso Hijo, quien murió para que yo tuviera vida. Que tu palabra me de reposo y paz en los momentos de adversidad y tus promesas me provean seguridad, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 9 de enero de 2023

Venciendo al sistema

 

Venciendo al sistema


“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. 1 Pedro 5: 6.

El sistema de valores de este mundo nos ha hecho pensar que la humildad es una cualidad despreciable, a los humildes se les ve como seres pequeños, insignificantes, pobres, sin pretensiones, aquellos a quienes se les puede pisotear, menospreciar o simplemente ignorar. Sin embargo, La Biblia, que es el manual de vida de los creyentes, nos describe algo completamente diferente y profundo acerca de la humildad y nos enseña que la humildad es la esencia misma del carácter de Cristo y el fruto de estar en comunión con el Espíritu Santo. Esta cualidad, al contrario de lo que se nos ha hecho creer, nos exalta a los primeros lugares en esta tierra y también en la eternidad.

El apóstol Pablo nos invita a que tengamos la misma actitud que tuvo Jesús: “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2: 6-8.

La humildad tiene que ver con el amor, el amor a nuestro Padre Dios y el amor a los demás. Amamos a Dios cuando le obedecemos, cuando decidimos hacer su voluntad por encima de la nuestra humillándonos ante Él, reconociendo que nada somos ni podemos hacer, sin su dirección. Amamos a nuestros semejantes y somos humildes cuando decidimos poner al servicio de ellos, las virtudes, talentos y éxitos que Dios nos da, cuando evitamos el conflicto y decidimos pasar por alto la ofensa, cuando perdonamos, cuando tratamos a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Dios engrandeció a Jesús por su humildad: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”, Filipenses 2:9, y también nos exaltará a nosotros.

Venzamos al sistema con nuestra humildad y demostremos que la humildad, lejos de hacernos menos, nos hace más grandes.  Oración.

«Señor Jesús, ayúdame a vencer el sistema de valores de este mundo, permíteme experimentar los beneficios y el poder de la humildad, del perdón, del amor. Quiero asombrar al mundo con mi obediencia a la cruz. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 8 de enero de 2023

Héroes de fe

 


Héroes de fe

“¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.” Hebreos 11: 32 – 34.

En hebreos 11 encontramos un resumen de las historias de vida de algunos hombres de fe que cambiaron el mundo a su alrededor ¿quiénes eran? Realmente estos hombres antes de tener un encuentro con Dios eran personas comunes y corrientes como muchos de nosotros; hombres y mujeres de carne y hueso con necesidades, con sueños, con desesperanzas y sobre todo, llenos de defectos. Sin embargo, hubo algo que cambió sus vidas de forma radical, cada uno experimentó un encuentro cercano con el Dios de lo imposible y desde ese momento sus vidas no volvieron a ser las mismas. La Biblia anota que estas personas lograron hacer cosas imposibles, impactaron a su generación y las generaciones venideras de tal manera que sus nombres son recordados hasta el día de hoy en muchos lugares de la tierra. ¿Qué tenían en común? ¿Qué podemos aprender de ellos?

Lo primero, es que todos ellos tenían fe en el Dios verdadero, lo conocían personalmente y por ello le obedecían sin temor a ser defraudados. Recordemos que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1); ellos estaban completamente seguros que Dios siempre cumple sus promesas. Lo segundo es que eran apasionados y diligentes en cumplir el propósito para el cual Dios los había llamado, así que amaron lo eterno hasta el punto de menospreciar su propia vida y sus posesiones terrenales, con tal de alcanzar lo que Dios les había prometido. Ellos fueron testigos de Dios y del poder transformador de Cristo en sus vidas, pasaron de ser seres viles y corrientes a ser los héroes más grandes de la historia y Dios no se avergonzó de llamarse Su Dios.

Por lo tanto, sigamos su ejemplo, despojémonos del pecado y de todo lo que no nos deje conocer a Dios, pongamos los ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, el cual soportó el desprecio, el dolor, la adversidad y el sufrimiento, por el gozo de darnos la salvación que tanto necesitamos. Seamos testigos de Cristo y nuestros nombres nunca serán borrados de la historia eterna.  Oración.

«Señor Jesús, tus promesas me proveen de fuerzas para hacer lo que me pidas, dame la fe para hacer cosas imposibles por amor a tu nombre. Amén.  Todo corazón

“Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel”. Hechos 13: 21-23.

La biblia nos habla de la vida de tres hombres muy importantes en la historia de Israel: Saul, David y Salomón, cada uno de ellos fue rey sobre Israel durante cuarenta años, cada uno de ellos fue elegido por Dios, cada uno de ellos eligió su propio destino según la abundancia de su corazón:

· Saúl: El rey sin corazón: Un hombre alto, apuesto y fornido, lamentablemente también desobediente, orgulloso y soberbio, que antepuso su voluntad por encima de la de Dios. Después de muchos fracasos y guerras perdidas terminó con su vida tirándose sobre su propia espada. Su reino fue entregado a David.

· David: El rey todo corazón: el más pequeño entre sus hermanos, pero también el más valiente, fiel y responsable; cuidó por muchos años las ovejas de su padre Isaí, buscó a Dios de todo su corazón y con toda su alma y Dios lo puso como rey sobre Israel. Se equivocó y pecó muchas veces, pero siempre volvió arrepentido y humillado ante Dios, por ello recibió bendición, victoria sobre todos sus enemigos, una vejez fructífera y por por si fuera poco la promesa de un reino inconmovible pues de su descendencia saldría el Mesías, el salvador del mundo.

· Salomón: El rey medio corazón, su nombre significa amado de Jehová, su padre fue David y mientras buscó a Dios y obedeció su palabra, fue el rey más sabio, y más próspero sobre toda la tierra, sin embargo, su vida empezó a declinar cuando decidió apartarse de Dios e ir tras sus deseos carnales. Dios no le quitó su reino en vida, pero si lo hizo después que murió y se lo entregó a sus enemigos.

Tres poderosos reyes, tres hombres con un mismo llamado, pero con un destino diferente. Elige, ¿Qué corazón quieres tener?  Oración.

«Padre amado despierta mi corazón para que sea conforme al tuyo, quiero buscarte con todo mi ser, despiértame hoy. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 7 de enero de 2023

Todo corazón

 


Todo corazón

“Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel”. Hechos 13: 21-23.

La biblia nos habla de la vida de tres hombres muy importantes en la historia de Israel: Saul, David y Salomón, cada uno de ellos fue rey sobre Israel durante cuarenta años, cada uno de ellos fue elegido por Dios, cada uno de ellos eligió su propio destino según la abundancia de su corazón:

· Saúl: El rey sin corazón: Un hombre alto, apuesto y fornido, lamentablemente también desobediente, orgulloso y soberbio, que antepuso su voluntad por encima de la de Dios. Después de muchos fracasos y guerras perdidas terminó con su vida tirándose sobre su propia espada. Su reino fue entregado a David.

· David: El rey todo corazón: el más pequeño entre sus hermanos, pero también el más valiente, fiel y responsable; cuidó por muchos años las ovejas de su padre Isaí, buscó a Dios de todo su corazón y con toda su alma y Dios lo puso como rey sobre Israel. Se equivocó y pecó muchas veces, pero siempre volvió arrepentido y humillado ante Dios, por ello recibió bendición, victoria sobre todos sus enemigos, una vejez fructífera y por por si fuera poco la promesa de un reino inconmovible pues de su descendencia saldría el Mesías, el salvador del mundo.

· Salomón: El rey medio corazón, su nombre significa amado de Jehová, su padre fue David y mientras buscó a Dios y obedeció su palabra, fue el rey más sabio, y más próspero sobre toda la tierra, sin embargo, su vida empezó a declinar cuando decidió apartarse de Dios e ir tras sus deseos carnales. Dios no le quitó su reino en vida, pero si lo hizo después que murió y se lo entregó a sus enemigos.

Tres poderosos reyes, tres hombres con un mismo llamado, pero con un destino diferente. Elige, ¿Qué corazón quieres tener?  Oración.

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jueves, 5 de enero de 2023

Mas ahora mis ojos te ven

 

 Mas ahora mis ojos te ven


“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Hebreos 12: 14.

Podemos pensar que si la santidad es un requisito para ver a Dios, entonces jamás lo llegaremos a ver; pensamos que ser santos tiene que ver con duros sacrificios, vidas abnegadas, altruismo, templos, abstinencia sexual, etc; nos han pintado tan imposible y abrumadora la santidad, que nadie la desea ni la tiene como una meta, lo cierto es que este concepto es erróneo, la palabra santidad, bíblicamente, se refiere a que Dios en su infinita misericordia decidió apartarnos para Él para que fuésemos sus hijos y Él nuestro Padre, a pesar de no merecerlo. Este plan de salvación (de apartarnos para Él, de adoptarnos como a hijos, de perdonar nuestros pecados) lo ejecutó Jesucristo con su obra en la cruz y el Espíritu Santo lo lleva a cabo en la vida de cada creyente. Hacernos Santos fue la decisión de Dios, elegirnos para que pudiéramos conocerle personalmente.

Cuando creemos por fe en Jesucristo, somos revestidos con el Espíritu Santo, quien nos conduce a tener una relación íntima con nuestro Creador, una relación de amor mutuo, de sinceridad, de verdad y de esperanza, donde no hay apariencias y somos aceptos tal y como somos, donde al confesar nuestras faltas no somos juzgados, sino perdonados y amados para siempre. Una relación donde actuamos por amor a un Dios bueno y misericordioso y no por culpa, ni miedo o compulsión a su castigo.

La Biblia cuenta que existió un hombre muy rico llamado Job, temeroso de Dios y apartado del mal, Job tenía todo lo quería excepto una relación íntima con Dios y perdió muchos años siguiendo una religión, un día Dios en su infinito amor le abrió los ojos para que lo conociera de verdad, Job dijo: “oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré y tú me responderás, de oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven”. Job 42:4. Job entendió que más que sacrificios, Dios quería una relación con Él.

No te conformes con oír solamente de Dios, Él te ha santificado para que ahora puedas tener una relación íntima, real y personal de amor con él.  Oración.

«Padre amado, por mucho tiempo me he conformado con saber de ti solo lo que logro escuchar de los demás, abre mis ojos para que te pueda conocer de forma personal y verdadera. Quiero experimentar por mí mismo que eres mi Padre y yo tu hijo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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