viernes, 22 de septiembre de 2023

Mi alma tiene sed

 


Mi alma tiene sed

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?» Salmos 42:1-2

La sed espiritual es un estado de tantas secuelas en nuestra vida, que definitivamente, como cristianos, no deberíamos arriesgarnos a experimentarlo, claro que al decir “arriesgarnos” no significa que lo vayamos a hacer de manera voluntaria y consciente, sino que muchas veces poco a poco, sin darnos cuenta y por circunstancias de la vida, perdemos nuestra comunión e intimidad con Dios, y al hacerlo perdemos acceso a la fuente de agua viva. Y cuando esto sucede, es como si estuviéramos caminando por varios días en un desierto y sin hidratación, es decir, puede llegar a ser mortal.

En el ámbito espiritual, sabemos que nuestro enemigo no viene sino para hurtar y matar y destruir, y son justo esos momentos cuando más nos quiere devorar, pues sabe que estamos débiles, expuestos y fatigados, porque como sabemos, eso es lo que sucede cuando tratamos de vivir a nuestra manera y en nuestras fuerzas.

Cuando Jesús estaba en la cruz entregándose por amor a nosotros, dijo “tengo sed”, experimentando la sed espiritual que ninguno de los que en Él creen, tiene que experimentar, pues Él la sufrió para que nosotros hoy en día permanezcamos saciados y que de nuestro interior corran ríos de agua viva (Juan 7:37-39).

Hermanos, no permitamos que ninguna situación o circunstancia nos aleje de Dios, no permitamos que nuestra alma sufra sed, no nos arriesguemos a deshidratarnos y debilitarnos, dejando así que el enemigo tome ventaja sobre nosotros; ciertamente Dios está cerca, está en nosotros por medio de su Espíritu Santo, su misericordia es nueva cada mañana y día y noche nos está esperando, Él siempre está dispuesto a saciarnos. “Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida.” (Salmos 42:8).  Oración.

«Padre bueno, tu amor es eterno y prolongada es tu misericordia. Gracias Señor porque definitivamente no merecía tanto, eres bueno y bondadoso. Gracias porque nunca te cansas y siempre me estás esperando. Gracias también por esos momentos en que experimenté sed espiritual, pues fueron tan dolorosos que ahora ya no quiero dejar pasar ni un día en el que no beba de tu fuente de agua viva, gracias Señor Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito

No hay comentarios:

Publicar un comentario