jueves, 5 de octubre de 2023

El adorno de una conducta espiritual

 


El adorno de una conducta espiritual

“No defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador”. Tito 2:10

“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”. 1 Pedro 3:3-4

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Salmos 139:1-4

Hoy más que nunca las personas viven bajo estereotipos dados por el sistema de valores de este mundo y se hace énfasis en el cuidado del cuerpo de una manera exagerada, es bueno cuidarnos con una vida saludable; pero, no debemos caer en la obsesión por la belleza del cuerpo perfecto, hasta caer en la idolatría y en la superficialidad. A veces la preocupación va dirigida a nuestro aspecto externo solamente y olvidamos por completo cultivar las actitudes internas que son el verdadero ornato de una persona. La verdadera belleza comienza por dentro. La única manera de embellecer el alma es con las virtudes del Espíritu Santo de Dios, Gálatas 5:22-23.

En el libro de Tito, el Señor a través del apóstol Pablo nos pide ser fieles en todo, que nos destaquemos por nuestra fidelidad o lealtad, todo ello para que, en todo adornemos la doctrina de nuestro Salvador Jesucristo. Es el adorno de una conducta espiritual que honra a Dios. Y es la predicación callada de una vida hermoseada por la presencia de Cristo, que influencia a otros.

¿Cómo podemos adornar nuestra conducta? Con una lengua amable, que hable lo recto con sabiduría, con un rostro que refleje vida, con un carácter afable y apacible que ha sido moldeado por el Espíritu Santo, con una vida de pureza basada en el amor y reverencia ante el Señor; reconociendo que somos el templo del Dios viviente.

Las apariencias engañan, podemos ser muy pulcros y hermosos por fuera, pero nuestro corazón puede estar contaminado de cosas que a Dios no le agradan. Dios no mira la apariencia externa, Él mira el corazón. Veamos 1 Samuel 16:7 “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.

Como muchas personas hoy, Samuel no tenía otro criterio de evaluación para escoger al rey de Israel que la apariencia física, pero aquí aprendemos que sólo Dios mira el corazón, el hombre no puede más que mirar lo que está delante de sus ojos, Dios mira o ve aun nuestros pensamientos; Dios nos conoce interiormente, Salmos 139:1-4

Nuestro corazón ya está regenerado y adornado por el Espíritu Santo, embellecidos con un ornato incorruptible, que no es algo transitorio, ni manchado como todos los adornos mundanos, sino que es agradable y manso como Cristo, como dice Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Jesús era manso en el afecto y en los sentimientos, pacífico en palabras y acciones; y esto como dice el versículo de hoy es de gran estima delante de Dios,1 Pedro 3:4

Preocupémonos más por llegar a ser como Cristo, aunque tome tiempo llegar a serlo; porque vale la pena la espera; y sepamos que esa perfección se completará el día en que Cristo regrese y seremos como Él. Como dice: 1 Juan 3: 2 “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”.    Oración.

«Jesús amado, la vida cristiana es un proceso de ser cada vez más semejante a ti, ese proceso no será completado hasta que te vea cara a cara, pero saber que mi meta final es esa, me motiva a santificarme y purificarme cada día más, guardándome de este mundo, siendo libre de la corrupción del pecado. Ayúdame a permanecer hasta el final. En Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito                                                                                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario