miércoles, 11 de octubre de 2023

Llevando una vida santa

 

Llevando una vida santa


En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Isaías 38:1-3

“He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”. Isaías 38:17

Qué gran confesión la del rey Ezequías cuando reconoce que el amor de Dios lo guardó en momentos difíciles, cuando enfermó de muerte y lo libró del rey de Asiria. Expresó que el Señor le dio la espalda a sus pecados.

Cuando Ezequías oró, Dios escuchó su oración, vio sus lágrimas y añadió quince años a su vida y quitó la mano del rey de Asiria que estaba sobre él, como lo dice Isaías 38:5-6: “Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé”.

Igualmente, Dios ha escuchado nuestro clamor y visto nuestras lágrimas en cada situación de nuestra vida, nos ha perdonado y nos ha dado una nueva oportunidad, nos ha librado por medio del Señor Jesucristo de la muerte y la condenación eterna; debemos entonces reflexionar cómo estamos llevando nuestra vida, buscar las cosas de arriba como dice Colosenses 3:1, para que todas nuestras acciones, palabras y pensamientos estén enfocados en la eternidad, por eso:

1.Reconozcamos que la vida es frágil. Isaías 38:10,12 “Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años […] Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche”.

2.Reconozcamos que hay que vivir cada día hasta lo máximo, glorificando al Dios viviente. Isaías 38:19 “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos”.

3.Reconozcamos que debemos regocijarnos con la vida, el Señor quiere nuestra alabanza y no una queja continua. Isaías 38:20 “Jehová me salvará; por tanto, cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida”.

4.Reconozcamos que durante la vida hay que prepararnos para la eternidad. Isaías 38:11,17-18 “Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo […] He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad”.

Si nuestro enfoque es eterno entonces debemos prepararnos para nuestro encuentro con el Señor, 1 Tesalonicenses 5:23. Hoy más que nunca el Señor nos recuerda cómo debemos vivir, en Efesios 5:15-18 se nos dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. El cristiano debe ser muy cuidadoso y sensato en cuanto a su comportamiento. La vida santa requiere inteligencia, responsabilidad, prudencia y sensibilidad, pidamos al Señor ser llenos del Espíritu Santo para poder lograrlo.   Oración.

«Amado Señor, enséñame a vivir como un verdadero hijo de Dios, entendiendo que la vida es corta, y los días malos, hay suficiente evidencia que la corrupción, la inmoralidad y la criminalidad abundan en este mundo. Ayúdame a vivir sabiamente de una manera sana y santa, haciendo el bien, glorificando tu nombre, obrando lo justo y recto delante de tus ojos. En el nombre de Jesús, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito                     

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